¿Recordáis aquella cautivadora escena de Ghost, cuando Demi Moore le dice al fantasma de Patrick Swayze aquello de "te quiero" y él le contesta "sí sí, pero cuando estaba vivo no querías comerme la polla, hija de puta"? Probablemente no, porque me la acabo de inventar.
La gente respeta demasiado a los muertos. Hay mucho hijo de puta suelto por el mundo que lo sabe, y se aprovecha de los beneficios de una muerte trágica. Main Man había tocado fondo, era motivo de escarnio público, había perdido el touch, él lo sabía y la única manera de pasar limpio a la historia era mediante una muerte espectacular que nadie se esperara. Los niños de Somalia lloriquean incansablemente con la excusa de que se han quedado huérfanos, la gente ríe las subnormalidades de Maruja Torres desde que comunicó oficialmente que había pillado el sidra haciendo la zorra por el Líbano. Pues ya es hora que digamos no. Si el foro es un campo de batalla, la destitución, la renuncia es la vergüenza. No os dejéis engañar por la moral del esclavo, todo el mundo sabe que cuando alguien sale de la habitación ha llegado la hora de los rencores, del resentimiento, del odio sufocado. Ha llegado la hora de rajar.
En la cultura occidental nos cuidamos bien de convertir la muerte en un tabú. Prueba de ello son la arquitectura antiséptica de los tanatorios y toda la solemnidad de la liturgia del traspaso. En cambio, en Méjico pintan las calaveras con colores, reparten caramelos en forma de esqueletos y se emborrachan en los entierros. Consecuencia: es un país gobernado por los narcotraficantes, la gran esperanza blanca de la especie humana, el último vestigio de una cultura basada en la fuerza, la personalidad y el poder. Sed coherentes y dadle los botones a Cáncer, el Cabezas o alguno de esos.