Emerenciano
Novato de mierda
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- 13 Nov 2006
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A todos nos ha pasado el típico mal rato en el que ves venir a un pedigüeño y no sabes cómo quitártelo de encima, o cómo decir que no. Incluso a mí me ha llegado a pasar que el corazón me pide dar alguna monedilla al pobre hombre de turno pero no hacerlo por no quedar como un pringao ante el resto de los transeúntes que pueblan el vagón de metro o la calle.
Así pues propongo que entre todos enumeremos técnicas para quitarnos de enmedio a los pedigüeños, y empiezo yo mismo por unas pocas.
- Caso "negrata vendiendo la farola": Estos son casi los más fáciles de evadir. Creo que tienen como norma no intimidar a los transeúntes y con pasar por delante mirando para otro lado es suficiente. Si la calle está muy transitada puedes incluso conseguir que alguien pase entre él y tú, quedando totalmente al margen del asunto.
- Caso "pedigüeño en vagón de metro": De estos hay dos tipos, por un lado los que cuentan su vida y sus penas, que si tienen esta enfermedad, no tienen trabajo, etc. y por otro los que tocan música, incluso algunos con material bastante sofisticado. En cualquier caso son también bastante fáciles de evadir. Con mirar para abajo, más que suficiente.
- Caso "pedigüeño sentado en la calle con cartelito": Estos son incluso más fáciles que los de La Farola, puesto que ni siquiera están a tu altura. Como yo camino mirando para delante, nunca los veo... o hago como que no los veo, vaya.
- Caso "el que abre la puerta del supermercado": Puedes escaparte también ignorándole, pero aquí la proximidad física es un factor que juega en nuestra contra. No tenemos más remedio que pasar a medio metro de él como mucho, y eso es un mal rollo si tomas la decisión de no pagar el peaje.
- Caso "pedigüeño cansino que se dirige a ti": Aquí la cosa ya se pone más peluda, puesto que este ya no ejerce un acto pasivo ni está en un sitio fijo, sino que se dirige a ti y te las tienes que ingeniar para decirle que no. Por lo general uno acelera el paso al tiempo que como buenamente puede dice que no, pero la cosa se pone más complicada si te encuentras en un sitio en el que no te puedes mover, como bien puede ser la terraza de un bar o la mesa de un Burger. Las maneras de decir que no en estos casos son de lo más variopintas. Desde ignorar y hacer como si no pasa nada hasta cualquier excusa imaginable. Si se está uno tomando algo o va por la calle con bolsas de la compra, la excusa del "no tengo" o "no llevo suelto" no resulta nada creíble. Pese a ello la utilizamos de igual manera.
- Caso "pedigüeño en el semáforo": Aquí tenemos que distinguir entre los gitanos rumanos que limpian los cristales y otros tipos de pedigüeños. De los rumanos poco voy a decir que no se sepa, por mucho que se les diga que no, te van a embadurnar el cristal de igual manera, así que los recursos de emergencia son saltarse el semáforo o parar a 20 metros del coche de delante si se les ha visto a tiempo. Pelearse con ellos no es recomendable según en qué casos. Si el pedigüeño en cuestión ejerce otro tipo de actividad como vender klinex o pedir sin más, es más que suficiente con cerrar la ventana y mirar para otro lado.
- Caso "aparcacoches": Soy capaz de dar 40 vueltas antes de aparcar en su zona. En caso de no tener más remedio, esto es una especie de impuesto revolucionario: o pagas o reza lo que sepas para que no te encuentres el coche con ruedas pinchadas y espejos rotos. Si no me queda más remedio, opto por pagar. Eso sí, lo justo.
Es vuestro turno, hamijos.
Así pues propongo que entre todos enumeremos técnicas para quitarnos de enmedio a los pedigüeños, y empiezo yo mismo por unas pocas.
- Caso "negrata vendiendo la farola": Estos son casi los más fáciles de evadir. Creo que tienen como norma no intimidar a los transeúntes y con pasar por delante mirando para otro lado es suficiente. Si la calle está muy transitada puedes incluso conseguir que alguien pase entre él y tú, quedando totalmente al margen del asunto.
- Caso "pedigüeño en vagón de metro": De estos hay dos tipos, por un lado los que cuentan su vida y sus penas, que si tienen esta enfermedad, no tienen trabajo, etc. y por otro los que tocan música, incluso algunos con material bastante sofisticado. En cualquier caso son también bastante fáciles de evadir. Con mirar para abajo, más que suficiente.
- Caso "pedigüeño sentado en la calle con cartelito": Estos son incluso más fáciles que los de La Farola, puesto que ni siquiera están a tu altura. Como yo camino mirando para delante, nunca los veo... o hago como que no los veo, vaya.
- Caso "el que abre la puerta del supermercado": Puedes escaparte también ignorándole, pero aquí la proximidad física es un factor que juega en nuestra contra. No tenemos más remedio que pasar a medio metro de él como mucho, y eso es un mal rollo si tomas la decisión de no pagar el peaje.
- Caso "pedigüeño cansino que se dirige a ti": Aquí la cosa ya se pone más peluda, puesto que este ya no ejerce un acto pasivo ni está en un sitio fijo, sino que se dirige a ti y te las tienes que ingeniar para decirle que no. Por lo general uno acelera el paso al tiempo que como buenamente puede dice que no, pero la cosa se pone más complicada si te encuentras en un sitio en el que no te puedes mover, como bien puede ser la terraza de un bar o la mesa de un Burger. Las maneras de decir que no en estos casos son de lo más variopintas. Desde ignorar y hacer como si no pasa nada hasta cualquier excusa imaginable. Si se está uno tomando algo o va por la calle con bolsas de la compra, la excusa del "no tengo" o "no llevo suelto" no resulta nada creíble. Pese a ello la utilizamos de igual manera.
- Caso "pedigüeño en el semáforo": Aquí tenemos que distinguir entre los gitanos rumanos que limpian los cristales y otros tipos de pedigüeños. De los rumanos poco voy a decir que no se sepa, por mucho que se les diga que no, te van a embadurnar el cristal de igual manera, así que los recursos de emergencia son saltarse el semáforo o parar a 20 metros del coche de delante si se les ha visto a tiempo. Pelearse con ellos no es recomendable según en qué casos. Si el pedigüeño en cuestión ejerce otro tipo de actividad como vender klinex o pedir sin más, es más que suficiente con cerrar la ventana y mirar para otro lado.
- Caso "aparcacoches": Soy capaz de dar 40 vueltas antes de aparcar en su zona. En caso de no tener más remedio, esto es una especie de impuesto revolucionario: o pagas o reza lo que sepas para que no te encuentres el coche con ruedas pinchadas y espejos rotos. Si no me queda más remedio, opto por pagar. Eso sí, lo justo.
Es vuestro turno, hamijos.