¿Tenemos los hombres miedo al compromiso?

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Dejando a un lado orwellianas teorías conspiranoicas tales como que se está empleando a las activistas feminazis como parepeto de políticas que buscan la destrucción del núcleo familiar a fin de controlar mejor a la población, lo que está claro es que, legalmente hablando, comprometerse con una mujer es poco menos que jugarse el arruinar tu vida por tener sexo presuntamente asegurado.

Con la legislación actual, cualquier mujer que tenga una relación de pareja más o menos estable con un hombre, sea matrimonio, pareja de hecho o noviazgo, puede encarcelar a su pareja en cualquier momento sin necesidad de aportar pruebas. Si encima hay algún hijo de por medio, todo el mundo sabe que la justicia da siempre la patria potestad a la mujer (imagino que aquí influirá en gran medida el hecho de que en los juzgados de familia de casi toda España la gran mayoría de jueces y fiscales sean de sexo femenino). Eso supone pagar pensión prácticamente hasta que el hombre se jubile y mientras la mujer se acuesta con cachas de gimnasio 10 años más jovenes que ella en la cama matrimonial, el ex-marido malvive de alquiler en algún piso compartido con inmigrantes y pagando la hipoteca del piso que ni disfruta ni disfrutará. Aún tendrá que agradecer que sus vástagos no sufran el "síndrome de alienación parental" y no le odien por culpa de las mentiras que les ha contado su madre para justificarse por sus malas acciones.

Francamente, que se comprometa su puta madre y a la que pidan algo serio puerta.
 
saca-al-tarado rebuznó:
Seguimos en las mismas, Zaratustra, me plantea cuestiones que son pura extensión (aunque también tal vez reducción) del concepto de compromiso. Está usted insistiendo una y otra vez en el miedo y debería asumirse que hay gente que no busca relaciones duraderas o incluso de ningún tipo porque no le da la gana y punto, a lo sumo son (somos, o mejor dicho en mi caso, he sido) capaces para lo efímero por ser aquello en lo único que cabe hallar algún aliciente.

No lo confunda con el miedo, por lo menos no en todos los casos, porque no tiene nada que ver con ello, ni tampoco con la inmadurez, ni con la inseguridad, ni con otras zarandajas más o menos convencionales. Se trata simplemente de optar por algo diferente a lo que se supone que ha de ser la aspiración de la mayoría.

Hace usted referencia a la magia, y en fin..., sobre ello creo que ya se ha dicho bastante y muy certero sobre las intoxicaciones químicas que hay detrás de todo ello; no es nada trascendente ni maravilloso, sólo el cebo de la perpetuación y si alguien quiere ver detrás un vínculo con lo celestial pues adelante, no habré de ser yo quien le quite la ilusión pero, por favor, no pretenda que todos debamos creer en ello.

En cuanto al concepto de libertad mucho me temo que no es monolítico pues cada cual la interpreta como quiere y en consecuencia la disfruta o aspira a ella de modo diferente. Para mí la libertad básicamente es un compendio de silencio, ausencia de rendición de cuentas, disposición absoluta del tiempo que dejan libre las funciones biológicas y sociales más básicas, empleo de recursos de todo género para propio disfrute y/o beneficio y capacidad de movimientos ilimitada, aparte de otras cosas que no enunciaré por no ser exhaustivo, aunque comprenderá que todo casa deficientemente con una pareja, a la cual tampoco aspiro en modo alguno. A todo ello puede denominarlo usted egoísmo pero yo le doy un nombre parecido a libertad y con ello me muevo por la vida mal que bien. Probablemente no coincida con el ideal que usted tiene para sí, pero ello no implica que ninguno de los dos esté equivocado.


Yo no te he quitado razon en lo que comentas. Pero tu no me has entendido, creo.
Es completamente aceptable que haya personas que simplemente, no quieran compromisos en su vida. Pero yo comentaba situaciones en las que ni siquiera hay que plantearse esa cuestion. Que nadie les pide un compromiso, que no hay necesidad de ello. Como el niño que va a un restaurante y la madre le pregunta "¿Que quieres comer?" y el le responde enfadado "¡Yo no quiero verduras!".

Y en cuanto a la libertad, cada quien lo interpreta como quiere, evidentemente. Pero universalmente, ser libre significa no ser preso de nada, ni de nadie. En el momento que te limitas, dejas de serlo. Cuando olvidas vivir por mantener una quimera.


Misógino Empedernido rebuznó:
Recojo el guante de su tentadora oferta.
No sé quién dijo, con visión poética, que el amor nace de casi nada y muere de casi todo.
Y en ése casi todo se pueden incluir circunstancias externas, cambios existenciales, laborales, familiares, de expectativas vitales, terceras personas, etc.

Quien se haya comprometido alguna vez con algo sabrá lo difícil que es hacer honor a la palabra dada. Y claro, ante un nuevo compromiso, surge el miedo, que no es incompatible con el amor, porque tiene una causa racional y nace de la propia experiencia. Ahora bien, es el propio amor quién debe ayudarnos a dar el paso, a arrostrar el miedo, combatirlo día a día sin perderle la cara, con esfuerzo, determinación y perseverancia. Si el amor no nos lleva a eso, no será amor... pero el miedo siempre nos perseguirá, como una sombra, en cada decisión.

Perfecto. Pero yo me referia al tipo de miedo que es capaz de frenar una relacion, de terminar lo que no se ha empezado.

¡Oh, que grande es el amor! :lol: :lol:
 
Yo no te he quitado razon en lo que comentas. Pero tu no me has entendido, creo.
Es completamente aceptable que haya personas que simplemente, no quieran compromisos en su vida. Pero yo comentaba situaciones en las que ni siquiera hay que plantearse esa cuestion. Que nadie les pide un compromiso, que no hay necesidad de ello. Como el niño que va a un restaurante y la madre le pregunta "¿Que quieres comer?" y el le responde enfadado "¡Yo no quiero verduras!".

No es descartable suponer que no haya entendido su último post, pero mi respuesta iba puesta en relación con algunos conceptos que usted venía manejando, y cito algunos como "ganar y perder", "algo nuevo", "que su vida cambie", "luchar por cosas", mover el culo", y todo ello envuelto en un colorido envoltorio que usted define como "bonita amistad" o "conocer a alguien sin querer nada de él".

Permítame que al ver todo ello me asome el colmillo del desconfiado, pues esos caramelos envenenados me los han tendido varias veces y como perro viejo sé bien que es el primer y apetitoso cebo que se suele tender para tragarlo, conducirlo hasta el esófago y luego, de repente, recibir el tirón de unas púas que, según el tipo de anzuelo que prefiera utilizar cada cual, se llaman miedo, cobardía, falta de amor y otras a elegir de una amplia gama.

Por otra parte no logra usted convencerme afirmando que existen situaciones en las que ni siquiera, supuestamente, hay que plantearse esa cuestión pues también por amplia experiencia le diré que ello parece ir incluido en el paquete y resulta que si uno le hace ascos al asunto, no es capaz de verlo o decide devolver el regalo completo probablemente deba escuchar de todo y un poco más.
 
Lo que saca-al-tarado debe asumir hasta el fin de sus días, es que la postura que el defiende le condena inexorablemente a la marginación. Una de las características primigeneas de nuestra sociedad es la defensa de la colectividad, del instinto gregario hasta sus últimas y más asfixiantes consecuencias. El grupo tiene la obligacion de maginar, aislar y neutralizar al individuo que lejos de ayudar a fortalecer el nexo, hace proselitismo de su individualidad y diferencia. Las conductas extravagantes y heterodoxas son rápidamente sancionadas. La cohesión del grupo debe mantenerse a toda costa. No es posible vivir al margen y pretender ser, no ya aceptado, sino respetado sin ninguna consecuencia. La supervivencia de nuestra sociedad no puede asumir la existencia de sujetos que viven felizmente inmaculados sin prestar la debida obediencia. Su escarmiento público y su aislamiento debe servir de ejemplo y contención para otros sujetos que podrían sentirse tentandos por estas tendencias indivilualistas. El mensaje debe ser claro y contundente: quien se aparta del camino es nuestro enemigo.

Una vez más me remito al instinto de reproducción, la única razón de nuestra existencia, el demiurgo que gobierna y establece que cada paso que damos. ¿Para la transmisión de nuestros genes, para que la máquina siga funcionando ininterrumpidamente y sea posible la supervivencia y perpetuación de la especie, son asumibles los individuos que hacen apología en contra de la pareja(y sus consecuencias reproductivas)? No, de ninguna manera estas conductas deben premiarse, pues son elementos preniciosos, cancerígenos que deben ser rápidamente eliminados para que la infeccion no se extienda. El ejemplo que suponen para otros individuos es totalmente contrario al objetivo vital que ordenan nuestros genes. Son enemigos de la causa, humillemosle, convirtamos su conducta en una aberración insana que jamas debe ser aceptada con normalidad. Obligémosles a volver al redil, que renuncien a su aislamiento y se conviertan en un obrero más de la gran fábrica de la reproduccion.

Lo siento saca-al-tarado, tu conducta es antinatural, va contra nuestro instinto más poderoso, y es imposible que la Madre Gaia te acaricie cariñosamente la cabeza y te diga..."esta bien, mi pequeño, tu también eres uno de mis favoritos, no estás haciendo nada malo" La gran puta naturaleza no acepta insumisos. Estas sólo contra el mundo.

P.D. Personalmente te mando un bechi y una razón extra de paciencia y buen humor, que te haran falta.
 
Inclito rebuznó:
Lo que saca-al-tarado debe asumir (...)

Notable su análisis, Sr. Ínclito, me muestro de acuerdo con usted en la mayor parte de su exposición. Además lo que plantea casa perfectamente con mi idea de que la especie humana sólo se merece su más completa aniquilación o por lo menos decadencia (mejor podredumbre) absoluta. El signo de los tiempos cada día me da más esperanzas de vivir lo suficiente como para asistir a lo uno o a lo otro y por supuesto poder paladearlo.

No se preocupe por otro lado, tengo todo lo que apunta perfectamente asumido y no me preocupa, sólo de cuando en cuando me da por pegar un par de voces y me quedo tranquilo y relajado.
 
El problema que tenemos los hombres es que somos muy comodos, lo admito, nos acostumbramos a un estilo de vida y no queremos cambiarlo. Un compromiso implica mucho de uno y no queremos hacer esfuerzo.

La mujer tiene que tener paciencia, ya que a algunos les cuesta mas que a otros.
 
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