[RETARDS] Tengo un "amigo" con deficiencia mental

El premio subnormal 2023 va a estar reñidisimo.



Bueno, no te creas, que a poco que abras la boca vuelves a ganarlo por tercer año consecutivo. Además se han cargado a queleimpogta, que era un rival potente, o sea que igual sigues con la escarapela en el pecho. En cualquier caso las dos que llevas no te las vas a quitar ya nunca.

Conseguir la "Triple Corona del Cromosoma" sería un hito foril, pero @josexxx2 ha venido pegando muy fuerte... Además, siempre aparece un outsider al final que le da emoción a la cosa. @Ferris hágale a @Troy McClure un repaso de cómo se están pagando ahora las apuestas, que está un poco despistado el maño.
 
Lo traigo fresquito:

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Yo tengo una treintena físicos en cuatro o cinco años con la consola, él lleva con ella menos de un año.
Lo de la Vita ya es otro universo.
El alma gemela de @Cenobita.
 
Última edición:
Bueno, ahora que ha pasado casi un mes, me voy a desahogar.

A mediados del mes pasado, el subnormal manda una foto al grupo WhatsApp de su mano, llena de quemaduras.
Que se las ha hecho él con un cigarro porque no soporta vivir y tal.
Eran las diez de la noche o así.
Nos entra la vena "hay que ayudar a nuestro amigo" y voy a buscarle, para que al día siguiente venga a mi casa otro colega para animarle.
Llamo al subnormal y le digo que llego en un par de horas, que POR FAVOR lo tenga todo preparado para salir, que no quiero acostarme a las mil.
Imaginad.
Llego, la puerta me la deja abierta, y cuando entro está en el sofá viendo la tele.
Ya empiezo a arrepentirme.
Pero yo que sé, le echo ganas y a tirar de él. Literalmente dos horas y cuarto para hacerse un maletón con la ropa, una bolsa gigante llena de cajas de medicamentos, toda la nevera y media despensa. Literal que sus pertrechos no cabían en mi maletero, hubo que poner unas botellas de Coca-Cola y no sé qué más en los asientos de atrás.
Yo ya saturado.

Le explico que estoy cansado, que quiero llegar pronto a casa y echarme a dormir.
Me tiro medio viaje pidiéndole que se calle, que tengo sueño y necesito centrarme en la carretera. Le da igual, él sigue con su matraca. Lenta, grave, pesada, contándome movidas sobre móviles, Android y juegos de móvil.
Llegamos al fin a mi casa.
Hay que meter las cosas de nevera en la nevera. Él no mueve ni un dedo. Cuando termino, me dice que vaya a su cuarto, que me quiere dar las gracias, lo que se convierte en otro monólogo sobre juegos de Android.
No sé cómo se las arregla, pero no puedo tirarme en la cama hasta pasadas las cinco de la mañana.

Al día siguiente hay que ir a hacer la compra, porque a mí no me quedaba mucha comida y todo lo que había traído él eran sandeces, nada de comida normal.
La cosa es que se tira más de hora y media para vestirse, desayunar y tomarse la medicación. Se distrae con una mosca, dígase cualquier cosa que le llama la atención en el móvil o algo que ha visto en el suelo.
El subnormal empieza a echar de todo al carro.
Yo todo eso no lo voy a pagar, le digo, pero él me dice que tiene dinero, que lo paga él. Se deja como 60€ donde lo único útil son los ingredientes para un puchero de macarrones con tacos de pavo y champiñones.
Nos dan las cinco de la tarde, y yo directamente me hago un sándwich con un paté que había traído. Meto el pavo y los champiñones en la nevera como puedo y me voy a echar la siesta.
Descanso.
A media tarde viene mi colega y se queda con él, y yo aprovecho para desconectar de todo. Además, me duele la cabeza y me siento cansado.
Mi colega se va a la medianoche y le digo al subnormal que ceno algo ligero y me voy a la cama. Pero el insiste en hacer una ensalada, a lo que le pido que no tarde una hora.
No tarda una hora, sino hora y media de reloj, su puta madre.
Encima me dice que cenemos viendo una serie, pero le digo que eso se hace antes, así que ceno rápidamente en la ensalada en mi cama y me echo a dormir con un paracetamol.

Al día siguiente no puede venir el colega, y me como al subnormal yo solo.
Yo despierto desde las nueve, a él consigo sacarle de la cama a la una de la tarde. Resulta que se ha meado encima, pero no recuerda cómo. Ropa y sábanas a lavar, como con un niño de tres años. También hay que curarle las quemaduras, que como es subnormal, no sabe echarse betadine y volver a vendarse.
Al menos, los macarrones ya están hechos.
Le obligo a ducharse y, para ahorrar tiempo, le busco la ropa limpia. Pero no le gusta al señorito.
Acabamos casi a las cuatro de la tarde.
Pongo una serie, como en cinco minutos y me voy a la cama a descansar un rato. Atentos, que cuando me levanto, aún no ha terminado de comer.
La madre que parió al subnormal.
Me pregunta que si se ha tomado la medicación, y le explico que yo no tengo su tabla de de tomas, que puedo preparárselas si me la da. Pero no quiere.
Durante todo este tiempo, él en su monólogo murmuroso sobre juegos de Android, por si pensábais que se estaba callado.
Me pregunta que cuándo cobra, y yo qué coño me sé, no soy su asistente social. Se enfada por contestarle una obviedad.
Le digo que necesito desconectar, que se quede viendo series, yo necesito salir a que me dé el aire.

Vuelvo del bosque de acacias, de jugar con mi perra y sintiéndome aislado de todo el ruido mental.
Según entro, me echa en cara que no le he dado de merendar. Puto subnormal, que es coger leche con Nesquick y mojar las galletas, que las has comprado tú, medio surtido del supermercado.
Empiezo a sentirme superado. Siento que tengo que estar encima de él para todo, hasta para hacerse un puto Nesquick, no me jodas. Y con la matraca de los juegos de Android.
A la cena, otra vez que si se ha tomado la medicación, otra vez que qué día cobra la pensión. Le pongo Dragon Ball y se calla un rato.
Al menos no es muy tarde, y le digo que me cuente qué le pasó para llegar a quemarse y estar tan mal, que se desahogue. Imposible. Cada dos minutos me cambia de tema, juegos de Android y la cantinela de siempre. Finalmente consigo hacerle una meditación guiada (que aprendí de las hippies) y, cuando está medio grogui, le llevo a la cama.
En lo que tardo en cambiarme, meterme en la cama y no terminar de echarme el cigarro de antes de dormir, ya lo escucho yendo de un sitio para otro de la casa. Salgo a ver qué le pasa, otra vez preguntándome si se ha tomado la medicación.
Paso de él y me voy a dormir.

Al día siguiente se vuelve a levantar a las mil y me dice que necesita comprar tabaco.
Como no es capaz de hacerse un Nesquick, mucho menos lo es de preguntar en la calle para encontrar el estanco más cercano. Más de dos horas para vestirse y desayunar, es agotador. Le dejo en la puerta del estanco y que entre solo, paso de que me vean con él. Tarda casi media hora en salir, con dos bolsas llenas de gilipolleces, ya que también venden revistas y cosas de bazar, pero sólo tabaco para un par de días.
Su puta madre.
Antes de llegar a casa se me acrecienta un incipiente dolor de cabeza, así que le digo que me voy a tumbar, que ya nos veremos a la tarde. Le digo que se haga un sándwich con lo que vea.
La cosa es que del estrés que me provoca el subnormal, me cuesta conciliar el sueño, por lo que salgo a mear a la media hora. Y ahí está la gota que colma el vaso.
Me encuentro el gas encendido a toda hostia en la cocina, el agua saliendo de la perola por todas partes, y voy corriendo a apagarlo. Le llamo y está en la otra punta de la casa jugando con el móvil.
Ni siquiera es consciente del peligro, que por qué me pongo así, que "ahora" iba a poner a hervir unos huevos.
Me tomo una infusión cargadísima de tila, valeriana, melisa y demás mierdas, sabiendo que cuando despierte se larga de mi casa por las buenas o por las malas.

Despierto con el dolor de cabeza todavía más fuerte, así que doble combo de paracetamol e ibuprofeno.
Cuando me encuentro mejor le digo que aquí no puede estar, que necesita atención profesional y que le voy a acercar al médico.
Se niega.
Genial, pues llamo al 112 y les cuento el percal.
Dios, la que lía, con los paramédicos, victimizándose y dando pena. Le decimos que es por su bien, que es un peligro para los demás y para sí mismo.
Que no quiere irse, la puta rémora.
Al final le amenazo con llamar a la pasma si no se va, porque no puedo atenderle, que por las buenas o por las malas.
Empieza a llorar y toda la pesca.
O te vas con los sanitarios o duermes en la calle, y tú tendrás que llamar para que te recojan, tú verás.
Después de dos horas se marcha, me hago una pizza y me echo a dormir con una paz que no había sentido en muchísimo tiempo.

Edito: siento semejante ladrillaco, pero es la versión resumida de las 72 horas más largas que he padecido en mi vida.
Daría para relato corto de 30 páginas, me he dejando cien cosas.
 
Última edición:
Bueno, ahora que ha pasado casi un mes, me voy a desahogar.

A mediados del mes pasado, el subnormal manda una foto al grupo WhatsApp de su mano, llena de quemaduras.
Que se las ha hecho él con un cigarro porque no soporta vivir y tal.
Eran las diez de la noche o así.
Nos entra la vena "hay que ayudar a nuestro amigo" y voy a buscarle, para que al día siguiente venga a mi casa otro colega para animarle.
Llamo al subnormal y le digo que llego en un par de horas, que POR FAVOR lo tenga todo preparado para salir, que no quiero acostarme a las mil.
Imaginad.
Llego, la puerta me la deja abierta, y cuando entro está en el sofá viendo la tele.
Ya empiezo a arrepentirme.
Pero yo que sé, le echo ganas y a tirar de él. Literalmente dos horas y cuarto para hacerse un maletón con la ropa, una bolsa gigante llena de cajas de medicamentos, toda la nevera y media despensa. Literal que sus pertrechos no cabían en mi maletero, hubo que poner unas botellas de Coca-Cola y no sé qué más en los asientos de atrás.
Yo ya saturado.

Le explico que estoy cansado, que quiero llegar pronto a casa y echarme a dormir.
Me tiro medio viaje pidiéndole que se calle, que tengo sueño y necesito centrarme en la carretera. Le da igual, él sigue con su matraca. Lenta, grave, pesada, contándome movidas sobre móviles, Android y juegos de móvil.
Llegamos al fin a mi casa.
Hay que meter las cosas de nevera en la nevera. Él no mueve ni un dedo. Cuando termino, me dice que vaya a su cuarto, que me quiere dar las gracias, lo que se convierte en otro monólogo sobre juegos de Android.
No sé cómo se las arregla, pero no puedo tirarme en la cama hasta pasadas las cinco de la mañana.

Al día siguiente hay que ir a hacer la compra, porque a mí no me quedaba mucha comida y todo lo que había traído él eran sandeces, nada de comida normal.
La cosa es que se tira más de hora y media para vestirse, desayunar y tomarse la medicación. Se distrae con una mosca, dígase cualquier cosa que le llama la atención en el móvil o algo que ha visto en el suelo.
El subnormal empieza a echar de todo al carro.
Yo todo eso no lo voy a pagar, le digo, pero él me dice que tiene dinero, que lo paga él. Se deja como 60€ donde lo único útil son los ingredientes para un puchero de macarrones con tacos de pavo y champiñones.
Nos dan las cinco de la tarde, y yo directamente me hago un sándwich con un paté que había traído. Meto el pavo y los champiñones en la nevera como puedo y me voy a echar la siesta.
Descanso.
A media tarde viene mi colega y se queda con él, y yo aprovecho para desconectar de todo. Además, me duele la cabeza y me siento cansado.
Mi colega se va a la medianoche y le digo al subnormal que ceno algo ligero y me voy a la cama. Pero el insiste en hacer una ensalada, a lo que le pido que no tarde una hora.
No tarda una hora, sino hora y media de reloj, su puta madre.
Encima me dice que cenemos viendo una serie, pero le digo que eso se hace antes, así que ceno rápidamente en la ensalada en mi cama y me echo a dormir con un paracetamol.

Al día siguiente no puede venir el colega, y me como al subnormal yo solo.
Yo despierto desde las nueve, a él consigo sacarle de la cama a la una de la tarde. Resulta que se ha meado encima, pero no recuerda cómo. Ropa y sábanas a lavar, como con un niño de tres años. También hay que curarle las quemaduras, que como es subnormal, no sabe echarse betadine y volver a vendarse.
Al menos, los macarrones ya están hechos.
Le obligo a ducharse y, para ahorrar tiempo, le busco la ropa limpia. Pero no le gusta al señorito.
Acabamos casi a las cuatro de la tarde.
Pongo una serie, como en cinco minutos y me voy a la cama a descansar un rato. Atentos, que cuando me levanto, aún no ha terminado de comer.
La madre que parió al subnormal.
Me pregunta que si se ha tomado la medicación, y le explico que yo no tengo su tabla de de tomas, que puedo preparárselas si me la da. Pero no quiere.
Durante todo este tiempo, él en su monólogo murmuroso sobre juegos de Android, por si pensábais que se estaba callado.
Me pregunta que cuándo cobra, y yo qué coño me sé, no soy su asistente social. Se enfada por contestarle una obviedad.
Le digo que necesito desconectar, que se quede viendo series, yo necesito salir a que me dé el aire.

Vuelvo del bosque de acacias, de jugar con mi perra y sintiéndome aislado de todo el ruido mental.
Según entro, me echa en cara que no le he dado de merendar. Puto subnormal, que es coger leche con Nesquick y mojar las galletas, que las has comprado tú, medio surtido del supermercado.
Empiezo a sentirme superado. Siento que tengo que estar encima de él para todo, hasta para hacerse un puto Nesquick, no me jodas. Y con la matraca de los juegos de Android.
A la cena, otra vez que si se ha tomado la medicación, otra vez que qué día cobra la pensión. Le pongo Dragon Ball y se calla un rato.
Al menos no es muy tarde, y le digo que me cuente qué le pasó para llegar a quemarse y estar tan mal, que se desahogue. Imposible. Cada dos minutos me cambia de tema, juegos de Android y la cantinela de siempre. Finalmente consigo hacerle una meditación guiada (que aprendí de las hippies) y, cuando está medio grogui, le llevo a la cama.
En lo que tardo en cambiarme, meterme en la cama y no terminar de echarme el cigarro de antes de dormir, ya lo escucho yendo de un sitio para otro de la casa. Salgo a ver qué le pasa, otra vez preguntándome si se ha tomado la medicación.
Paso de él y me voy a dormir.

Al día siguiente se vuelve a levantar a las mil y me dice que necesita comprar tabaco.
Como no es capaz de hacerse un Nesquick, mucho menos lo es de preguntar en la calle para encontrar el estanco más cercano. Más de dos horas para vestirse y desayunar, es agotador. Le dejo en la puerta del estanco y que entre solo, paso de que me vean con él. Tarda casi media hora en salir, con dos bolsas llenas de gilipolleces, ya que también venden revistas y cosas de bazar, pero sólo tabaco para un par de días.
Su puta madre.
Antes de llegar a casa se me acrecienta un incipiente dolor de cabeza, así que le digo que me voy a tumbar, que ya nos veremos a la tarde. Le digo que se haga un sándwich con lo que vea.
La cosa es que del estrés que me provoca el subnormal, me cuesta conciliar el sueño, por lo que salgo a mear a la media hora. Y ahí está la gota que colma el vaso.
Me encuentro el gas encendido a toda hostia en la cocina, el agua saliendo de la perola por todas partes, y voy corriendo a apagarlo. Le llamo y está en la otra punta de la casa jugando con el móvil.
Ni siquiera es consciente del peligro, que por qué me pongo así.
Me tomo una infusión cargadísima de tila, valeriana, melisa y demás mierdas, sabiendo que cuando despierte se larga de mi casa por las buenas o por las malas.

Despierto con el dolor de cabeza todavía más fuerte, así que doble combo de paracetamol e ibuprofeno.
Cuando me encuentro mejor le digo que aquí no puede estar, que necesita atención profesional y que le voy a acercar al médico.
Se niega.
Genial, pues llamo al 112 y les cuento el percal.
Dios, la que lía, con los paramédicos, victimizándose y dando pena. Le decimos que es por su bien, que es un peligro para los demás y para sí mismo.
Que no quiere irse, la puta rémora.
Al final le amenazo con llamar a la pasma si no se va, porque no puedo atenderle, que por las buenas o por las malas.
Empieza a llorar y toda la pesca.
O te vas con los sanitarios o duermes en la calle, y tú tendrás que llamar para que te recojan, tú verás.
Después de dos horas se marcha, me hago una pizza y me echo a dormir con una paz que no había sentido en muchísimo tiempo.
:121::121:

MARAVILLOSO ,amic.
 
Bueno, ahora que ha pasado casi un mes, me voy a desahogar.

A mediados del mes pasado, el subnormal manda una foto al grupo WhatsApp de su mano, llena de quemaduras.
Que se las ha hecho él con un cigarro porque no soporta vivir y tal.
Eran las diez de la noche o así.
Nos entra la vena "hay que ayudar a nuestro amigo" y voy a buscarle, para que al día siguiente venga a mi casa otro colega para animarle.
Llamo al subnormal y le digo que llego en un par de horas, que POR FAVOR lo tenga todo preparado para salir, que no quiero acostarme a las mil.
Imaginad.
Llego, la puerta me la deja abierta, y cuando entro está en el sofá viendo la tele.
Ya empiezo a arrepentirme.
Pero yo que sé, le echo ganas y a tirar de él. Literalmente dos horas y cuarto para hacerse un maletón con la ropa, una bolsa gigante llena de cajas de medicamentos, toda la nevera y media despensa. Literal que sus pertrechos no cabían en mi maletero, hubo que poner unas botellas de Coca-Cola y no sé qué más en los asientos de atrás.
Yo ya saturado.

Le explico que estoy cansado, que quiero llegar pronto a casa y echarme a dormir.
Me tiro medio viaje pidiéndole que se calle, que tengo sueño y necesito centrarme en la carretera. Le da igual, él sigue con su matraca. Lenta, grave, pesada, contándome movidas sobre móviles, Android y juegos de móvil.
Llegamos al fin a mi casa.
Hay que meter las cosas de nevera en la nevera. Él no mueve ni un dedo. Cuando termino, me dice que vaya a su cuarto, que me quiere dar las gracias, lo que se convierte en otro monólogo sobre juegos de Android.
No sé cómo se las arregla, pero no puedo tirarme en la cama hasta pasadas las cinco de la mañana.

Al día siguiente hay que ir a hacer la compra, porque a mí no me quedaba mucha comida y todo lo que había traído él eran sandeces, nada de comida normal.
La cosa es que se tira más de hora y media para vestirse, desayunar y tomarse la medicación. Se distrae con una mosca, dígase cualquier cosa que le llama la atención en el móvil o algo que ha visto en el suelo.
El subnormal empieza a echar de todo al carro.
Yo todo eso no lo voy a pagar, le digo, pero él me dice que tiene dinero, que lo paga él. Se deja como 60€ donde lo único útil son los ingredientes para un puchero de macarrones con tacos de pavo y champiñones.
Nos dan las cinco de la tarde, y yo directamente me hago un sándwich con un paté que había traído. Meto el pavo y los champiñones en la nevera como puedo y me voy a echar la siesta.
Descanso.
A media tarde viene mi colega y se queda con él, y yo aprovecho para desconectar de todo. Además, me duele la cabeza y me siento cansado.
Mi colega se va a la medianoche y le digo al subnormal que ceno algo ligero y me voy a la cama. Pero el insiste en hacer una ensalada, a lo que le pido que no tarde una hora.
No tarda una hora, sino hora y media de reloj, su puta madre.
Encima me dice que cenemos viendo una serie, pero le digo que eso se hace antes, así que ceno rápidamente en la ensalada en mi cama y me echo a dormir con un paracetamol.

Al día siguiente no puede venir el colega, y me como al subnormal yo solo.
Yo despierto desde las nueve, a él consigo sacarle de la cama a la una de la tarde. Resulta que se ha meado encima, pero no recuerda cómo. Ropa y sábanas a lavar, como con un niño de tres años. También hay que curarle las quemaduras, que como es subnormal, no sabe echarse betadine y volver a vendarse.
Al menos, los macarrones ya están hechos.
Le obligo a ducharse y, para ahorrar tiempo, le busco la ropa limpia. Pero no le gusta al señorito.
Acabamos casi a las cuatro de la tarde.
Pongo una serie, como en cinco minutos y me voy a la cama a descansar un rato. Atentos, que cuando me levanto, aún no ha terminado de comer.
La madre que parió al subnormal.
Me pregunta que si se ha tomado la medicación, y le explico que yo no tengo su tabla de de tomas, que puedo preparárselas si me la da. Pero no quiere.
Durante todo este tiempo, él en su monólogo murmuroso sobre juegos de Android, por si pensábais que se estaba callado.
Me pregunta que cuándo cobra, y yo qué coño me sé, no soy su asistente social. Se enfada por contestarle una obviedad.
Le digo que necesito desconectar, que se quede viendo series, yo necesito salir a que me dé el aire.

Vuelvo del bosque de acacias, de jugar con mi perra y sintiéndome aislado de todo el ruido mental.
Según entro, me echa en cara que no le he dado de merendar. Puto subnormal, que es coger leche con Nesquick y mojar las galletas, que las has comprado tú, medio surtido del supermercado.
Empiezo a sentirme superado. Siento que tengo que estar encima de él para todo, hasta para hacerse un puto Nesquick, no me jodas. Y con la matraca de los juegos de Android.
A la cena, otra vez que si se ha tomado la medicación, otra vez que qué día cobra la pensión. Le pongo Dragon Ball y se calla un rato.
Al menos no es muy tarde, y le digo que me cuente qué le pasó para llegar a quemarse y estar tan mal, que se desahogue. Imposible. Cada dos minutos me cambia de tema, juegos de Android y la cantinela de siempre. Finalmente consigo hacerle una meditación guiada (que aprendí de las hippies) y, cuando está medio grogui, le llevo a la cama.
En lo que tardo en cambiarme, meterme en la cama y no terminar de echarme el cigarro de antes de dormir, ya lo escucho yendo de un sitio para otro de la casa. Salgo a ver qué le pasa, otra vez preguntándome si se ha tomado la medicación.
Paso de él y me voy a dormir.

Al día siguiente se vuelve a levantar a las mil y me dice que necesita comprar tabaco.
Como no es capaz de hacerse un Nesquick, mucho menos lo es de preguntar en la calle para encontrar el estanco más cercano. Más de dos horas para vestirse y desayunar, es agotador. Le dejo en la puerta del estanco y que entre solo, paso de que me vean con él. Tarda casi media hora en salir, con dos bolsas llenas de gilipolleces, ya que también venden revistas y cosas de bazar, pero sólo tabaco para un par de días.
Su puta madre.
Antes de llegar a casa se me acrecienta un incipiente dolor de cabeza, así que le digo que me voy a tumbar, que ya nos veremos a la tarde. Le digo que se haga un sándwich con lo que vea.
La cosa es que del estrés que me provoca el subnormal, me cuesta conciliar el sueño, por lo que salgo a mear a la media hora. Y ahí está la gota que colma el vaso.
Me encuentro el gas encendido a toda hostia en la cocina, el agua saliendo de la perola por todas partes, y voy corriendo a apagarlo. Le llamo y está en la otra punta de la casa jugando con el móvil.
Ni siquiera es consciente del peligro, que por qué me pongo así.
Me tomo una infusión cargadísima de tila, valeriana, melisa y demás mierdas, sabiendo que cuando despierte se larga de mi casa por las buenas o por las malas.

Despierto con el dolor de cabeza todavía más fuerte, así que doble combo de paracetamol e ibuprofeno.
Cuando me encuentro mejor le digo que aquí no puede estar, que necesita atención profesional y que le voy a acercar al médico.
Se niega.
Genial, pues llamo al 112 y les cuento el percal.
Dios, la que lía, con los paramédicos, victimizándose y dando pena. Le decimos que es por su bien, que es un peligro para los demás y para sí mismo.
Que no quiere irse, la puta rémora.
Al final le amenazo con llamar a la pasma si no se va, porque no puedo atenderle, que por las buenas o por las malas.
Empieza a llorar y toda la pesca.
O te vas con los sanitarios o duermes en la calle, y tú tendrás que llamar para que te recojan, tú verás.
Después de dos horas se marcha, me hago una pizza y me echo a dormir con una paz que no había sentido en muchísimo tiempo.
Joder, joder...¿Por qué no le has abierto una cuenta en el foro y que se entretenga a soltar sus mierdas?

Por cierto, NUNCA mezcles ibuprofeno con Paracetamol, te vas a reventar el hígado. Consútelo con su farmacéutico.
 
Bueno, ahora que ha pasado casi un mes, me voy a desahogar.

A mediados del mes pasado, el subnormal manda una foto al grupo WhatsApp de su mano, llena de quemaduras.
Que se las ha hecho él con un cigarro porque no soporta vivir y tal.
Eran las diez de la noche o así.
Nos entra la vena "hay que ayudar a nuestro amigo" y voy a buscarle, para que al día siguiente venga a mi casa otro colega para animarle.
Llamo al subnormal y le digo que llego en un par de horas, que POR FAVOR lo tenga todo preparado para salir, que no quiero acostarme a las mil.
Imaginad.
Llego, la puerta me la deja abierta, y cuando entro está en el sofá viendo la tele.
Ya empiezo a arrepentirme.
Pero yo que sé, le echo ganas y a tirar de él. Literalmente dos horas y cuarto para hacerse un maletón con la ropa, una bolsa gigante llena de cajas de medicamentos, toda la nevera y media despensa. Literal que sus pertrechos no cabían en mi maletero, hubo que poner unas botellas de Coca-Cola y no sé qué más en los asientos de atrás.
Yo ya saturado.

Le explico que estoy cansado, que quiero llegar pronto a casa y echarme a dormir.
Me tiro medio viaje pidiéndole que se calle, que tengo sueño y necesito centrarme en la carretera. Le da igual, él sigue con su matraca. Lenta, grave, pesada, contándome movidas sobre móviles, Android y juegos de móvil.
Llegamos al fin a mi casa.
Hay que meter las cosas de nevera en la nevera. Él no mueve ni un dedo. Cuando termino, me dice que vaya a su cuarto, que me quiere dar las gracias, lo que se convierte en otro monólogo sobre juegos de Android.
No sé cómo se las arregla, pero no puedo tirarme en la cama hasta pasadas las cinco de la mañana.

Al día siguiente hay que ir a hacer la compra, porque a mí no me quedaba mucha comida y todo lo que había traído él eran sandeces, nada de comida normal.
La cosa es que se tira más de hora y media para vestirse, desayunar y tomarse la medicación. Se distrae con una mosca, dígase cualquier cosa que le llama la atención en el móvil o algo que ha visto en el suelo.
El subnormal empieza a echar de todo al carro.
Yo todo eso no lo voy a pagar, le digo, pero él me dice que tiene dinero, que lo paga él. Se deja como 60€ donde lo único útil son los ingredientes para un puchero de macarrones con tacos de pavo y champiñones.
Nos dan las cinco de la tarde, y yo directamente me hago un sándwich con un paté que había traído. Meto el pavo y los champiñones en la nevera como puedo y me voy a echar la siesta.
Descanso.
A media tarde viene mi colega y se queda con él, y yo aprovecho para desconectar de todo. Además, me duele la cabeza y me siento cansado.
Mi colega se va a la medianoche y le digo al subnormal que ceno algo ligero y me voy a la cama. Pero el insiste en hacer una ensalada, a lo que le pido que no tarde una hora.
No tarda una hora, sino hora y media de reloj, su puta madre.
Encima me dice que cenemos viendo una serie, pero le digo que eso se hace antes, así que ceno rápidamente en la ensalada en mi cama y me echo a dormir con un paracetamol.

Al día siguiente no puede venir el colega, y me como al subnormal yo solo.
Yo despierto desde las nueve, a él consigo sacarle de la cama a la una de la tarde. Resulta que se ha meado encima, pero no recuerda cómo. Ropa y sábanas a lavar, como con un niño de tres años. También hay que curarle las quemaduras, que como es subnormal, no sabe echarse betadine y volver a vendarse.
Al menos, los macarrones ya están hechos.
Le obligo a ducharse y, para ahorrar tiempo, le busco la ropa limpia. Pero no le gusta al señorito.
Acabamos casi a las cuatro de la tarde.
Pongo una serie, como en cinco minutos y me voy a la cama a descansar un rato. Atentos, que cuando me levanto, aún no ha terminado de comer.
La madre que parió al subnormal.
Me pregunta que si se ha tomado la medicación, y le explico que yo no tengo su tabla de de tomas, que puedo preparárselas si me la da. Pero no quiere.
Durante todo este tiempo, él en su monólogo murmuroso sobre juegos de Android, por si pensábais que se estaba callado.
Me pregunta que cuándo cobra, y yo qué coño me sé, no soy su asistente social. Se enfada por contestarle una obviedad.
Le digo que necesito desconectar, que se quede viendo series, yo necesito salir a que me dé el aire.

Vuelvo del bosque de acacias, de jugar con mi perra y sintiéndome aislado de todo el ruido mental.
Según entro, me echa en cara que no le he dado de merendar. Puto subnormal, que es coger leche con Nesquick y mojar las galletas, que las has comprado tú, medio surtido del supermercado.
Empiezo a sentirme superado. Siento que tengo que estar encima de él para todo, hasta para hacerse un puto Nesquick, no me jodas. Y con la matraca de los juegos de Android.
A la cena, otra vez que si se ha tomado la medicación, otra vez que qué día cobra la pensión. Le pongo Dragon Ball y se calla un rato.
Al menos no es muy tarde, y le digo que me cuente qué le pasó para llegar a quemarse y estar tan mal, que se desahogue. Imposible. Cada dos minutos me cambia de tema, juegos de Android y la cantinela de siempre. Finalmente consigo hacerle una meditación guiada (que aprendí de las hippies) y, cuando está medio grogui, le llevo a la cama.
En lo que tardo en cambiarme, meterme en la cama y no terminar de echarme el cigarro de antes de dormir, ya lo escucho yendo de un sitio para otro de la casa. Salgo a ver qué le pasa, otra vez preguntándome si se ha tomado la medicación.
Paso de él y me voy a dormir.

Al día siguiente se vuelve a levantar a las mil y me dice que necesita comprar tabaco.
Como no es capaz de hacerse un Nesquick, mucho menos lo es de preguntar en la calle para encontrar el estanco más cercano. Más de dos horas para vestirse y desayunar, es agotador. Le dejo en la puerta del estanco y que entre solo, paso de que me vean con él. Tarda casi media hora en salir, con dos bolsas llenas de gilipolleces, ya que también venden revistas y cosas de bazar, pero sólo tabaco para un par de días.
Su puta madre.
Antes de llegar a casa se me acrecienta un incipiente dolor de cabeza, así que le digo que me voy a tumbar, que ya nos veremos a la tarde. Le digo que se haga un sándwich con lo que vea.
La cosa es que del estrés que me provoca el subnormal, me cuesta conciliar el sueño, por lo que salgo a mear a la media hora. Y ahí está la gota que colma el vaso.
Me encuentro el gas encendido a toda hostia en la cocina, el agua saliendo de la perola por todas partes, y voy corriendo a apagarlo. Le llamo y está en la otra punta de la casa jugando con el móvil.
Ni siquiera es consciente del peligro, que por qué me pongo así.
Me tomo una infusión cargadísima de tila, valeriana, melisa y demás mierdas, sabiendo que cuando despierte se larga de mi casa por las buenas o por las malas.

Despierto con el dolor de cabeza todavía más fuerte, así que doble combo de paracetamol e ibuprofeno.
Cuando me encuentro mejor le digo que aquí no puede estar, que necesita atención profesional y que le voy a acercar al médico.
Se niega.
Genial, pues llamo al 112 y les cuento el percal.
Dios, la que lía, con los paramédicos, victimizándose y dando pena. Le decimos que es por su bien, que es un peligro para los demás y para sí mismo.
Que no quiere irse, la puta rémora.
Al final le amenazo con llamar a la pasma si no se va, porque no puedo atenderle, que por las buenas o por las malas.
Empieza a llorar y toda la pesca.
O te vas con los sanitarios o duermes en la calle, y tú tendrás que llamar para que te recojan, tú verás.
Después de dos horas se marcha, me hago una pizza y me echo a dormir con una paz que no había sentido en muchísimo tiempo.


Pero ¿Por qué te coges estas obligaciones?
Cambia de amigos.
 
Alcaudon eres un egoísta, sólo piensas en ti.

Que te habría costado dejarle vivir contigo un par de meses, pero no, tu sólo piensas en ti, en tu tranquilidad y en descansar por las noches mientras tu amigo lo pasa mal.
 
Yo no podría ser AMIGO de un anormal de ese calibre. Dejando a un lado mi falta de capacidad para tener amigos, no entiendo qué puede aportar ese súcnor a nadie, qué clase de relación puede haber con él en la que no abuse y sea un vampiro emocional.

Dejadle solo, olvidaos de ese subnormal, que es lo que se merece, y que la naturaleza siga su curso.
 
Desde luego tu amigo tiene un grave desorden mental. Es más que un friki desordenado y sucio. ¿Al final lo ingresaron?
 
Joder, joder...¿Por qué no le has abierto una cuenta en el foro y que se entretenga a soltar sus mierdas?
Hace unos diez años le dije que se metiera en un foro muy light, y acabó llorando y yéndose porque se reían de sus movidas de astrología.
Imagínate aquí.

Por cierto, NUNCA mezcles ibuprofeno con Paracetamol, te vas a reventar el hígado. Consútelo con su farmacéutico.
Gracias por el consejo, sólo lo hago en ocasiones bastante jodidas.
En las muy jodidas tomo voltaren con omeprazol, directamente.

Pero ¿Por qué te coges estas obligaciones?
Cambia de amigos.
Por un lado está que nos conocemos desde hace veinticinco años, por otro que con él no se nos metía nadie en el instituto, luego que no tiene a nadie (sus hermanos sudan de él desde hace siglos), y por último su excelsa habilidad para dar pena.
También, que cuando lo acogí el año pasado no estaba ni de lejos tan mal.
Creo que hay más de subnormalidad provocada por la medicación que subnormalidad innata.

Pero vamos, que no le vuelvo a meter en mi casa ni aunque le amputen los brazos.

Alcaudon eres un egoísta, sólo piensas en ti.

Que te habría costado dejarle vivir contigo un par de meses, pero no, tu sólo piensas en ti, en tu tranquilidad y en descansar por las noches mientras tu amigo lo pasa mal.
Ríete, pero es así como actuaba de continuo.
Después de sus monólogos absurdos, cosas tan egoístas como querer ir a mear o querer echarme a las tantas, tras HORAS, me soltaba un "ya veo que no te interesa lo que te cuento", todo de forma lastimera y victimista.

Yo no podría ser AMIGO de un anormal de ese calibre. Dejando a un lado mi falta de capacidad para tener amigos, no entiendo qué puede aportar ese súcnor a nadie, qué clase de relación puede haber con él en la que no abuse y sea un vampiro emocional.

Dejadle solo, olvidaos de ese subnormal, que es lo que se merece, y que la naturaleza siga su curso.
Un vampiro emocional, tal cual lo has descrito.
Ya no me la vuelve a colar.

Mátalo y que parezca un accidente.
Se me pasó varias veces empujarle por las escaleras.

Desde luego tu amigo tiene un grave desorden mental. Es más que un friki desordenado y sucio. ¿Al final lo ingresaron?
Yo creo que está más jodido por los psicofármacos, ya digo que hace un año no estaba así, y la subnormalidad no es degenerativa a esos niveles.
Toma un antipsicótico para el TOC, al menos un opiáceo (oxicodona) para el dolor de espalda, media docena de benzos, y a saber qué más.
Eso te deja gilipollas cada vez más rápido, porque además el cuerpo pide cada vez más dosis.
 
Bueno, ahora que ha pasado casi un mes, me voy a desahogar.

A mediados del mes pasado, el subnormal manda una foto al grupo WhatsApp de su mano, llena de quemaduras.
Que se las ha hecho él con un cigarro porque no soporta vivir y tal.
Eran las diez de la noche o así.
Nos entra la vena "hay que ayudar a nuestro amigo" y voy a buscarle, para que al día siguiente venga a mi casa otro colega para animarle.
Llamo al subnormal y le digo que llego en un par de horas, que POR FAVOR lo tenga todo preparado para salir, que no quiero acostarme a las mil.
Imaginad.
Llego, la puerta me la deja abierta, y cuando entro está en el sofá viendo la tele.
Ya empiezo a arrepentirme.
Pero yo que sé, le echo ganas y a tirar de él. Literalmente dos horas y cuarto para hacerse un maletón con la ropa, una bolsa gigante llena de cajas de medicamentos, toda la nevera y media despensa. Literal que sus pertrechos no cabían en mi maletero, hubo que poner unas botellas de Coca-Cola y no sé qué más en los asientos de atrás.
Yo ya saturado.

Le explico que estoy cansado, que quiero llegar pronto a casa y echarme a dormir.
Me tiro medio viaje pidiéndole que se calle, que tengo sueño y necesito centrarme en la carretera. Le da igual, él sigue con su matraca. Lenta, grave, pesada, contándome movidas sobre móviles, Android y juegos de móvil.
Llegamos al fin a mi casa.
Hay que meter las cosas de nevera en la nevera. Él no mueve ni un dedo. Cuando termino, me dice que vaya a su cuarto, que me quiere dar las gracias, lo que se convierte en otro monólogo sobre juegos de Android.
No sé cómo se las arregla, pero no puedo tirarme en la cama hasta pasadas las cinco de la mañana.

Al día siguiente hay que ir a hacer la compra, porque a mí no me quedaba mucha comida y todo lo que había traído él eran sandeces, nada de comida normal.
La cosa es que se tira más de hora y media para vestirse, desayunar y tomarse la medicación. Se distrae con una mosca, dígase cualquier cosa que le llama la atención en el móvil o algo que ha visto en el suelo.
El subnormal empieza a echar de todo al carro.
Yo todo eso no lo voy a pagar, le digo, pero él me dice que tiene dinero, que lo paga él. Se deja como 60€ donde lo único útil son los ingredientes para un puchero de macarrones con tacos de pavo y champiñones.
Nos dan las cinco de la tarde, y yo directamente me hago un sándwich con un paté que había traído. Meto el pavo y los champiñones en la nevera como puedo y me voy a echar la siesta.
Descanso.
A media tarde viene mi colega y se queda con él, y yo aprovecho para desconectar de todo. Además, me duele la cabeza y me siento cansado.
Mi colega se va a la medianoche y le digo al subnormal que ceno algo ligero y me voy a la cama. Pero el insiste en hacer una ensalada, a lo que le pido que no tarde una hora.
No tarda una hora, sino hora y media de reloj, su puta madre.
Encima me dice que cenemos viendo una serie, pero le digo que eso se hace antes, así que ceno rápidamente en la ensalada en mi cama y me echo a dormir con un paracetamol.

Al día siguiente no puede venir el colega, y me como al subnormal yo solo.
Yo despierto desde las nueve, a él consigo sacarle de la cama a la una de la tarde. Resulta que se ha meado encima, pero no recuerda cómo. Ropa y sábanas a lavar, como con un niño de tres años. También hay que curarle las quemaduras, que como es subnormal, no sabe echarse betadine y volver a vendarse.
Al menos, los macarrones ya están hechos.
Le obligo a ducharse y, para ahorrar tiempo, le busco la ropa limpia. Pero no le gusta al señorito.
Acabamos casi a las cuatro de la tarde.
Pongo una serie, como en cinco minutos y me voy a la cama a descansar un rato. Atentos, que cuando me levanto, aún no ha terminado de comer.
La madre que parió al subnormal.
Me pregunta que si se ha tomado la medicación, y le explico que yo no tengo su tabla de de tomas, que puedo preparárselas si me la da. Pero no quiere.
Durante todo este tiempo, él en su monólogo murmuroso sobre juegos de Android, por si pensábais que se estaba callado.
Me pregunta que cuándo cobra, y yo qué coño me sé, no soy su asistente social. Se enfada por contestarle una obviedad.
Le digo que necesito desconectar, que se quede viendo series, yo necesito salir a que me dé el aire.

Vuelvo del bosque de acacias, de jugar con mi perra y sintiéndome aislado de todo el ruido mental.
Según entro, me echa en cara que no le he dado de merendar. Puto subnormal, que es coger leche con Nesquick y mojar las galletas, que las has comprado tú, medio surtido del supermercado.
Empiezo a sentirme superado. Siento que tengo que estar encima de él para todo, hasta para hacerse un puto Nesquick, no me jodas. Y con la matraca de los juegos de Android.
A la cena, otra vez que si se ha tomado la medicación, otra vez que qué día cobra la pensión. Le pongo Dragon Ball y se calla un rato.
Al menos no es muy tarde, y le digo que me cuente qué le pasó para llegar a quemarse y estar tan mal, que se desahogue. Imposible. Cada dos minutos me cambia de tema, juegos de Android y la cantinela de siempre. Finalmente consigo hacerle una meditación guiada (que aprendí de las hippies) y, cuando está medio grogui, le llevo a la cama.
En lo que tardo en cambiarme, meterme en la cama y no terminar de echarme el cigarro de antes de dormir, ya lo escucho yendo de un sitio para otro de la casa. Salgo a ver qué le pasa, otra vez preguntándome si se ha tomado la medicación.
Paso de él y me voy a dormir.

Al día siguiente se vuelve a levantar a las mil y me dice que necesita comprar tabaco.
Como no es capaz de hacerse un Nesquick, mucho menos lo es de preguntar en la calle para encontrar el estanco más cercano. Más de dos horas para vestirse y desayunar, es agotador. Le dejo en la puerta del estanco y que entre solo, paso de que me vean con él. Tarda casi media hora en salir, con dos bolsas llenas de gilipolleces, ya que también venden revistas y cosas de bazar, pero sólo tabaco para un par de días.
Su puta madre.
Antes de llegar a casa se me acrecienta un incipiente dolor de cabeza, así que le digo que me voy a tumbar, que ya nos veremos a la tarde. Le digo que se haga un sándwich con lo que vea.
La cosa es que del estrés que me provoca el subnormal, me cuesta conciliar el sueño, por lo que salgo a mear a la media hora. Y ahí está la gota que colma el vaso.
Me encuentro el gas encendido a toda hostia en la cocina, el agua saliendo de la perola por todas partes, y voy corriendo a apagarlo. Le llamo y está en la otra punta de la casa jugando con el móvil.
Ni siquiera es consciente del peligro, que por qué me pongo así, que "ahora" iba a poner a hervir unos huevos.
Me tomo una infusión cargadísima de tila, valeriana, melisa y demás mierdas, sabiendo que cuando despierte se larga de mi casa por las buenas o por las malas.

Despierto con el dolor de cabeza todavía más fuerte, así que doble combo de paracetamol e ibuprofeno.
Cuando me encuentro mejor le digo que aquí no puede estar, que necesita atención profesional y que le voy a acercar al médico.
Se niega.
Genial, pues llamo al 112 y les cuento el percal.
Dios, la que lía, con los paramédicos, victimizándose y dando pena. Le decimos que es por su bien, que es un peligro para los demás y para sí mismo.
Que no quiere irse, la puta rémora.
Al final le amenazo con llamar a la pasma si no se va, porque no puedo atenderle, que por las buenas o por las malas.
Empieza a llorar y toda la pesca.
O te vas con los sanitarios o duermes en la calle, y tú tendrás que llamar para que te recojan, tú verás.
Después de dos horas se marcha, me hago una pizza y me echo a dormir con una paz que no había sentido en muchísimo tiempo.

Edito: siento semejante ladrillaco, pero es la versión resumida de las 72 horas más largas que he padecido en mi vida.
Daría para relato corto de 30 páginas, me he dejando cien cosas.
Pero la cuestión es, habéis hecho ya el delicioso, o no?.
 
Bueno, ahora que ha pasado casi un mes, me voy a desahogar.

A mediados del mes pasado, el subnormal manda una foto al grupo WhatsApp de su mano, llena de quemaduras.
Que se las ha hecho él con un cigarro porque no soporta vivir y tal.
Eran las diez de la noche o así.
Nos entra la vena "hay que ayudar a nuestro amigo" y voy a buscarle, para que al día siguiente venga a mi casa otro colega para animarle.
Llamo al subnormal y le digo que llego en un par de horas, que POR FAVOR lo tenga todo preparado para salir, que no quiero acostarme a las mil.
Imaginad.
Llego, la puerta me la deja abierta, y cuando entro está en el sofá viendo la tele.
Ya empiezo a arrepentirme.
Pero yo que sé, le echo ganas y a tirar de él. Literalmente dos horas y cuarto para hacerse un maletón con la ropa, una bolsa gigante llena de cajas de medicamentos, toda la nevera y media despensa. Literal que sus pertrechos no cabían en mi maletero, hubo que poner unas botellas de Coca-Cola y no sé qué más en los asientos de atrás.
Yo ya saturado.

Le explico que estoy cansado, que quiero llegar pronto a casa y echarme a dormir.
Me tiro medio viaje pidiéndole que se calle, que tengo sueño y necesito centrarme en la carretera. Le da igual, él sigue con su matraca. Lenta, grave, pesada, contándome movidas sobre móviles, Android y juegos de móvil.
Llegamos al fin a mi casa.
Hay que meter las cosas de nevera en la nevera. Él no mueve ni un dedo. Cuando termino, me dice que vaya a su cuarto, que me quiere dar las gracias, lo que se convierte en otro monólogo sobre juegos de Android.
No sé cómo se las arregla, pero no puedo tirarme en la cama hasta pasadas las cinco de la mañana.

Al día siguiente hay que ir a hacer la compra, porque a mí no me quedaba mucha comida y todo lo que había traído él eran sandeces, nada de comida normal.
La cosa es que se tira más de hora y media para vestirse, desayunar y tomarse la medicación. Se distrae con una mosca, dígase cualquier cosa que le llama la atención en el móvil o algo que ha visto en el suelo.
El subnormal empieza a echar de todo al carro.
Yo todo eso no lo voy a pagar, le digo, pero él me dice que tiene dinero, que lo paga él. Se deja como 60€ donde lo único útil son los ingredientes para un puchero de macarrones con tacos de pavo y champiñones.
Nos dan las cinco de la tarde, y yo directamente me hago un sándwich con un paté que había traído. Meto el pavo y los champiñones en la nevera como puedo y me voy a echar la siesta.
Descanso.
A media tarde viene mi colega y se queda con él, y yo aprovecho para desconectar de todo. Además, me duele la cabeza y me siento cansado.
Mi colega se va a la medianoche y le digo al subnormal que ceno algo ligero y me voy a la cama. Pero el insiste en hacer una ensalada, a lo que le pido que no tarde una hora.
No tarda una hora, sino hora y media de reloj, su puta madre.
Encima me dice que cenemos viendo una serie, pero le digo que eso se hace antes, así que ceno rápidamente en la ensalada en mi cama y me echo a dormir con un paracetamol.

Al día siguiente no puede venir el colega, y me como al subnormal yo solo.
Yo despierto desde las nueve, a él consigo sacarle de la cama a la una de la tarde. Resulta que se ha meado encima, pero no recuerda cómo. Ropa y sábanas a lavar, como con un niño de tres años. También hay que curarle las quemaduras, que como es subnormal, no sabe echarse betadine y volver a vendarse.
Al menos, los macarrones ya están hechos.
Le obligo a ducharse y, para ahorrar tiempo, le busco la ropa limpia. Pero no le gusta al señorito.
Acabamos casi a las cuatro de la tarde.
Pongo una serie, como en cinco minutos y me voy a la cama a descansar un rato. Atentos, que cuando me levanto, aún no ha terminado de comer.
La madre que parió al subnormal.
Me pregunta que si se ha tomado la medicación, y le explico que yo no tengo su tabla de de tomas, que puedo preparárselas si me la da. Pero no quiere.
Durante todo este tiempo, él en su monólogo murmuroso sobre juegos de Android, por si pensábais que se estaba callado.
Me pregunta que cuándo cobra, y yo qué coño me sé, no soy su asistente social. Se enfada por contestarle una obviedad.
Le digo que necesito desconectar, que se quede viendo series, yo necesito salir a que me dé el aire.

Vuelvo del bosque de acacias, de jugar con mi perra y sintiéndome aislado de todo el ruido mental.
Según entro, me echa en cara que no le he dado de merendar. Puto subnormal, que es coger leche con Nesquick y mojar las galletas, que las has comprado tú, medio surtido del supermercado.
Empiezo a sentirme superado. Siento que tengo que estar encima de él para todo, hasta para hacerse un puto Nesquick, no me jodas. Y con la matraca de los juegos de Android.
A la cena, otra vez que si se ha tomado la medicación, otra vez que qué día cobra la pensión. Le pongo Dragon Ball y se calla un rato.
Al menos no es muy tarde, y le digo que me cuente qué le pasó para llegar a quemarse y estar tan mal, que se desahogue. Imposible. Cada dos minutos me cambia de tema, juegos de Android y la cantinela de siempre. Finalmente consigo hacerle una meditación guiada (que aprendí de las hippies) y, cuando está medio grogui, le llevo a la cama.
En lo que tardo en cambiarme, meterme en la cama y no terminar de echarme el cigarro de antes de dormir, ya lo escucho yendo de un sitio para otro de la casa. Salgo a ver qué le pasa, otra vez preguntándome si se ha tomado la medicación.
Paso de él y me voy a dormir.

Al día siguiente se vuelve a levantar a las mil y me dice que necesita comprar tabaco.
Como no es capaz de hacerse un Nesquick, mucho menos lo es de preguntar en la calle para encontrar el estanco más cercano. Más de dos horas para vestirse y desayunar, es agotador. Le dejo en la puerta del estanco y que entre solo, paso de que me vean con él. Tarda casi media hora en salir, con dos bolsas llenas de gilipolleces, ya que también venden revistas y cosas de bazar, pero sólo tabaco para un par de días.
Su puta madre.
Antes de llegar a casa se me acrecienta un incipiente dolor de cabeza, así que le digo que me voy a tumbar, que ya nos veremos a la tarde. Le digo que se haga un sándwich con lo que vea.
La cosa es que del estrés que me provoca el subnormal, me cuesta conciliar el sueño, por lo que salgo a mear a la media hora. Y ahí está la gota que colma el vaso.
Me encuentro el gas encendido a toda hostia en la cocina, el agua saliendo de la perola por todas partes, y voy corriendo a apagarlo. Le llamo y está en la otra punta de la casa jugando con el móvil.
Ni siquiera es consciente del peligro, que por qué me pongo así, que "ahora" iba a poner a hervir unos huevos.
Me tomo una infusión cargadísima de tila, valeriana, melisa y demás mierdas, sabiendo que cuando despierte se larga de mi casa por las buenas o por las malas.

Despierto con el dolor de cabeza todavía más fuerte, así que doble combo de paracetamol e ibuprofeno.
Cuando me encuentro mejor le digo que aquí no puede estar, que necesita atención profesional y que le voy a acercar al médico.
Se niega.
Genial, pues llamo al 112 y les cuento el percal.
Dios, la que lía, con los paramédicos, victimizándose y dando pena. Le decimos que es por su bien, que es un peligro para los demás y para sí mismo.
Que no quiere irse, la puta rémora.
Al final le amenazo con llamar a la pasma si no se va, porque no puedo atenderle, que por las buenas o por las malas.
Empieza a llorar y toda la pesca.
O te vas con los sanitarios o duermes en la calle, y tú tendrás que llamar para que te recojan, tú verás.
Después de dos horas se marcha, me hago una pizza y me echo a dormir con una paz que no había sentido en muchísimo tiempo.

Edito: siento semejante ladrillaco, pero es la versión resumida de las 72 horas más largas que he padecido en mi vida.
Daría para relato corto de 30 páginas, me he dejando cien cosas.

Qué horror.

Hace un año o así el casero del piso donde vivo nos intento colar a un familiar lejano suyo que debía tener algo parecido, porque era igual, una persona incapaz de ocuparse de lo más mínimo de si mismo, todo lo hacía lentamente, no sabía hacerse la compra, no vino a la casa con toallas y se secaba con papel de cocina, conversaciones absurdas, etc. Afortunadamente a los pocos días le propuso cerderías a la compañera de piso italiana y ya el casero le tuvo que decir que se fuera.
 
Qué horror.

Hace un año o así el casero del piso donde vivo nos intento colar a un familiar lejano suyo que debía tener algo parecido, porque era igual, una persona incapaz de ocuparse de lo más mínimo de si mismo, todo lo hacía lentamente, no sabía hacerse la compra, no vino a la casa con toallas y se secaba con papel de cocina, conversaciones absurdas, etc. Afortunadamente a los pocos días le propuso cerderías a la compañera de piso italiana y ya el casero le tuvo que decir que se fuera.

No seria un tipo gordo de Valencia, eh?
 
Repito, seguro que cuando te lo folles sale de tu vida. Choque de micropenes y problema solucionado.
 
No sé que haces metiendo esa gente en tu casa. Tengo un amigo que sin ser como el tuyo también tiene lo suyo y no lo meto a vivir conmigo ni harto de burundanga.
 
Lo más humano que se podría hacer con la gente que llega a estos niveles de anhedonia y desidia existencial sería sacrificarlos.
Un último día con barra libre de buena comida y putas, y luego un dardo con sobredosis de fentanilo.
Se ahorrarían millones de duros y a ellos se le ahorrarían décadas de hastío vital y miseria.

Vamos, yo no querría vivir así, como un zombi al que le cuesta media hora calzarse.
 
Lo más humano que se podría hacer con la gente que llega a estos niveles de anhedonia y desidia existencial sería sacrificarlos.
Un último día con barra libre de buena comida y putas, y luego un dardo con sobredosis de fentanilo.
Se ahorrarían millones de duros y a ellos se le ahorrarían décadas de hastío vital y miseria.

Vamos, yo no querría vivir así, como un zombi al que le cuesta media hora calzarse.

Lo suyo es que vivan como quieran pero que no molesten a nadie.
 
Lo suyo es que vivan como quieran pero que no molesten a nadie.


Si el tio vive de puta madre, moronegro way of life.700 de paguitas para vidriojuegos + ayuda al alquiler + bono social de luz y agua...pues 1000 y pico en paguitas que gasta.

Si dejase la puta mierda de medicacion de los matasanos, que es lo que le esta jodiendo la vida a nivel fisico y psiquico, se podria decir que es una rata que ha salido de la rueda.

Y si lo que le hace feliz es estar 24/7 dandole a los marcianitos, pues bien por el.

La medicacion para las enfermedades mentales es veneno puro. Basicamente ademas teniendo en cuenta de que salvo excepciones tipo esquizofrenia etc, las enfermedades mentales no existen, al menos no desde un punto de vista quimico

Su amigo no es un enfermo mental, solo un vago con bajo CI.
Que tire las pastillas por el water y enjoy the socialdemocracia
 
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