El hombre tenía tres papeleras en su habitación (papeles, envases, comida) cada una identica y cada una con una bolsa de un color distinto, creo que eran azul, verde y amarillo (no me hagais mucho caso). Por la mañana las ponía y por la noche las bajaba, SIEMPRE.
Pues una mañana iba a poner el de los papeles y le preguntó a su hermana que dónde estaban las bolsas azules que no estaban donde siempre y ella le dijo que no quedaban y que luego le compraría.
¿Qué le fue a decir la pobre mujer?
Mi amigo me contó que se fue a un rincón de su cuarto de rodillas, empezó a llorar lagrimones como garbanzos mientras se abrazaba a sí mismo y hipaba sin parar "nonononononononononono" pero que el pavo parecía que le iba a dar una hipoxia cerebral ahí mismo con un cuadro de ansiedad de tres pares de cojones y mi colega flipando en colorines.
La madre llamando a las vecinas a grito pelado por la escalera de que alguien por caridad le diera bolsas azules, por lo visto nadie tenía y tuvieron que venir zumbando los de urgencias a meterle un chute de diazepam, de los gordos de 5mg.
Suerte que al hombre estas cosas le pasaban muy rara vez, ya que por un lado cuidaban (tanto él como los demas) de tener las manías y medicaciones cubiertas y de seguir siempre sus terapias religiosamente