Una vez en un vuelo de Bruselas a Madrid me tocó un pibonazo, pero un auténtico pibonazo, en el asiento del medio, una ucraniana que hablaba tropecientos idiomas ( entre ellos un perfecto castellano) y era secretaria de una comisión que ni me acuerdo de lo que me dijo, porque yo estaba embelesado con sus ojos, cara y cuerpo perfecto.
Pues bien, yo iba en ventanilla, ella en el medio y un trofollo belga que olía a tabaco, sudor y culo sentado en pasillo. Para más inri el vuelo, el último de Brussels Airlines tuvo un problema y tuvo que quedarse en tierra hora y media hasta que pudo despegar. A eso hay que sumar 2:15 de vuelo.
La chica todo el rato hablando conmigo y poniendo caras cuando giraba la cabeza y se tragabs el masculino aroma del trafollo, con él que no cruzó un mísero saludo. Yo aún estando en ventanilla, era capaz de percibir los hediondos efluvios del orate, un olor a sudoraco de gordo que tiraba para atrás.
En Madrid, ya desembarcando la moza ( joder qué buena estaba) se quedó sentada hasta que el orangután cogió la maleta y se fue esparciendo su aroma cual ángel de la muerte, en especial cuando abrió los alerones para coger el equipaje de mano. Ya perdido de vista, la chica soltó para desahogarse "qué asco de tío que mal olía, cómo puede montarse así en un avión" . Me hizo mucho lol, porque con lo perfecta que era, esa salida le quedó macarra. Ahí en ese momento, pude comprobar sin interferencias que ella olía a cielo.
Al salir del finger en Barajas nos dimos dos besos ( en la mejilla) y nos dijimos adiós. Encima era simpática de la hostia. En fin a lo mejor tendría que haber dicho algo más, pero mi torpeza legendaria en estas lides nunca dio para más