Filimbi
Muerto por dentro
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- 12 May 2008
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Esta semana me estuvieron pintando la casa unos amigos de mi padre. Uno de ellos, con 65 años y toda su vida trabajando, estalló mientras comíamos y contó mientras lloraba que su mujer y él habían pedido un préstamo a una financiara. Ésta les hizo unos trapicheos y acabó soplándoles dos casas, así como embargando la nómina del pintor.
Este hombre había trabajado toda su vida y cuando se iba a jubilar, tiene que seguir trabajando porque, por no tener ni puta idea de donde se metían, les estafaron.
Pero ahí no acaba la cosa. Una de las casas era de sus suegros, ya fallecidos, y por tanto, de su mujer. Ella, novia y esposa del pintor durante toda su vida, se fue de casa, cambió de ciudad y le dejó tirado, llevándose el dinero del banco y haciendo al pobre hombre, trabajar como un burro con 65 años. Amén de que el hombre se ha metido en el alcohol, no come y tiene que ir a un psicólogo/psiquiatra. Aparte, se pasa las noches acordándose y llorando.
Se me cayó el alma a los pies ver a aquel pobre hombre llorar como un crío al que le quitan el globo, y lo que más me extrañó, es que se echaba la culpa a sí mismo, nunca dijo nada malo de su mujer. Aunque sus hijos no hablan a su madre.
Luego nos preguntamos por qué hay hostias en casa. Luego nos preguntamos por qué decimos que son unas grandísimas hijas de puta.
TODAS PUTAS. MAYORES Y PEQUEÑAS. PEQUEÑAS Y MAYORES.
Este hombre había trabajado toda su vida y cuando se iba a jubilar, tiene que seguir trabajando porque, por no tener ni puta idea de donde se metían, les estafaron.
Pero ahí no acaba la cosa. Una de las casas era de sus suegros, ya fallecidos, y por tanto, de su mujer. Ella, novia y esposa del pintor durante toda su vida, se fue de casa, cambió de ciudad y le dejó tirado, llevándose el dinero del banco y haciendo al pobre hombre, trabajar como un burro con 65 años. Amén de que el hombre se ha metido en el alcohol, no come y tiene que ir a un psicólogo/psiquiatra. Aparte, se pasa las noches acordándose y llorando.
Se me cayó el alma a los pies ver a aquel pobre hombre llorar como un crío al que le quitan el globo, y lo que más me extrañó, es que se echaba la culpa a sí mismo, nunca dijo nada malo de su mujer. Aunque sus hijos no hablan a su madre.
Luego nos preguntamos por qué hay hostias en casa. Luego nos preguntamos por qué decimos que son unas grandísimas hijas de puta.
TODAS PUTAS. MAYORES Y PEQUEÑAS. PEQUEÑAS Y MAYORES.