Vengansillas + caso práctico

  • Iniciador del tema Iniciador del tema Venisio
  • Fecha de inicio Fecha de inicio
He rayado y me han rayado.

Ante todo estoy de acuerdo con las opiniones expuestas sobre la cobardía que supone rayar un coche. El caso en que rayé lo hice sin una rabia real. Fue a un coche de unos "morenos", no podría especificar el país, alguna especie de moros o algo por el estilo, con pinta de chungos. Estaba el coche parado entorpeciendo la circulación mientras hablaba el conductor con un par que estaban fuera. Se había formado un tapón de unos tres coches y ninguno nos atrevíamos a tocarle la bocina a los malotes. Uno de ellos miró con aires de arrogancia y prosiguió su conversación tranquilamente mientras los demás esperábamos. La casualidad quiso que unos minutos después ya apeado de mi vehículo viese el del otro aparcado y sobre la marcha pues ya puestos le hice un rayote gordo. Pero vamos que era un coche viejo y poca cosa.

En otra ocasión me encontré dos rayas largas alrededor de las puertas laterales de un vehículo que usé en un trabajo. Estoy casi seguro que debió de ser un exjefe de otro trabajo anterior al que logré dejar en ridículo delante de un subordinado justo antes de abandonar ese trabajo. Me pareció verlo de refilón en una ocasión mientras bajaba yo de dicho vehículo, pero no le presté más atención. Unos días más tarde me apercibí de los rayajos. No le dí mayor importancia, ni me repercutió en nada.
 
Última edición por un moderador:
He rallado y me han rallado.

Ante todo estoy de acuerdo con las opiniones expuestas sobre la cobardía que supone rallar un coche. El caso en que rallé lo hice sin una rabia real. Fue a un coche de unos "morenos", no podría especificar el país, alguna especie de moros o algo por el estilo, con pinta de chungos. Estaba el coche parado entorpeciendo la circulación mientras hablaba el conductor con un par que estaban fuera. Se había formado un tapón de unos tres coches y ninguno nos atrevíamos a tocarle la bocina a los malotes. Uno de ellos miró con aires de arrogancia y prosiguió su conversación tranquilamente mientras los demás esperábamos. La casualidad quiso que unos minutos después ya apeado de mi vehículo viese el del otro aparcado y sobre la marcha pues ya puestos le hice un rallote gordo. Pero vamos que era un coche viejo y poca cosa.

En otra ocasión me encontré dos rallas largas alrededor de las puertas laterales de un vehículo que usé en un trabajo. Estoy casi seguro que debió de ser un exjefe de otro trabajo anterior al que logré dejar en ridículo delante de un subordinado justo antes de abandonar ese trabajo. Me pareció verlo de refilón en una ocasión mientras bajaba yo de dicho vehículo, pero no le presté más atención. Unos días más tarde me apercibí de los rallajos. No le dí mayor importancia, ni me repercutió en nada.

1920px-SEAT_131_fl.jpg


+

00107317790918____1__640x640.jpg
 
Arriba Pie