En plan filosófico diré que conforme mis células se van fotocopiando peor, esto es, me pudro lentamente, mis vicios han ido perdiendo brillo y fulgor.
Lo bueno es que al menos he tenido vicios por un tubo. Muchos. Por ejemplo:
"Solo-un-turno-más". Y qué feliz eras, con semejante mierda. Qué amistades forjabas cuando te topabas con alguien al que también le gustaban estas mierdas. Ya podías hablar durante horas y hacer murete con los botellines de cerveza.
Sobre "el chocolate es mejor que el sexo", solo un fracaso de persona puede hacer semejante tristeza de afirmación. Un macho sano que haya logrado follarse a esa hembra que lo ponía loco una noche que tenía el rabo a 13000rpm, sabe que eso es el puto nirvana para el que ha sido diseñado. Que ha cumplido su destino y que puede morir tranquilo a la espera del Valhalla.
Porque luego están esos subseres enfermos, cargados de colesterol y triglicéridos a los que las hormonas les funcionan a quejido limpio, que cuando echan un polvo blandengue es tan lamentable que luego van y dicen que prefieren las pajas. Que además se han tirado a algun Orco de Moria, a alguna pedorra mediocre, o a una Anne Igartiburu que les ha hecho el Cristo.
Y entonces, pues igual sí. Igual es mejor ponerse ciego a comer. Chocolate. O una pizza.