A ver. A ver. Que en la audición no solo interviene el soporte donde esté grabado, hay muchísimos más factores. Si nos ponemos a mear fino, habría ver qué equipos reproductores utilizamos, qué altavoces, qué configuración de la estancia donde lo oigamos, y mil cosas más.
Si hacemos un análisis técnico, hagámoslo con propiedad, esto es, analizando todos los componentes de la audición, no nos quedemos solo en el primer paso, que es el del soporte de la propia grabación. Sigamos y comparemos -en un ejemplo exagerado- un vinilo en perfecto estado hecho sonar en un plato Technics MKII como los que yo usaba cuando trabajaba de pincha (
)
con un cd grabado en discos Carrefour en un lector marca DIODENON de 20€ en el decomisos más cercano.
Que hay más cosas, hombre, que hay más cosas. El soporte, en sí, es mejor el cd, por las razones expuestas un poco más arriba. Pero es que hay muchísimas cosas más. Cómo se grabó en el estudio, por ejemplo, cuándo, el estado de esas cintas, si se grabó pensando en que se iba a editar en vinilo o en CD, las modas de la época en cuanto a las maneras de grabar...
Y a ésto añadámosle las cosas no mensurables, lo no cuantificable. Lo que es meramente estético. Lo que es meramente romántico, o lo que es cultural. Por ejemplo: hoy venía del trabajo escuchando a Billie Holiday. En cd, en el coche. Sonaba en mono, claro. ¿El ruido del crac crac del vinilo hubiera añadido calidad a ese sonido? No desde un punto de vista técnico, de frecuencias y muestreo y cuantificación. ¿Y desde un punto de vista romántico? Sin duda habría sonado mejor, paradójicamente, con esa lluvia del vinilo de fondo. Y aún mejor con la lluvia de los discos de pizarra de a 76 r.p.m. Y aún mejor de noche, en casa, con un oporto -un Sandeman ruby, verbigracia- y a la luz de las velas. Eso en el caso de la gran Billie. ¿Y si escucho en lugar de a Billie, a los LCD Soundsystem? Al revés, justamente.
No todo se limita a vinilo vs CD. Hay, creo, que contemplarlo desde un punto de vista más amplio, no tan alicorto.
Luego hay cosas que no tienen más vuelta de hoja. Las portadas, por ejemplo. En eso hay un claro vencedor. Ya si no se jodiesen los cantos y los picos, sería la hostia, o la facilidad de manejo, donde gana el CD por goleada.