Pues intentaré explicarlo con un caso hipotético que, de ninguna manera, se basa en hechos reales.
Te levantas un martes por la mañana con tu habitación despues de pasarte el lunes tomando cañas y whisky con hielo a solas en un bar. Tienes una sensación desagradable en el cuerpo, en el estomago, pero una especie de energía titánica, semi-divina, en el pene. Empiezas a machacartela ferozmente hasta eyacular encima de tu propio cuerpo. Vuelves a los brazos de Morfeo sin molestarte en quitarte el canelón del pecho.
Horas despues despiertas, menor tu resaca, mayor tu erección, y otra paja. Esto se repite hasta las 15:00 de la tarde.
Al levantarte uno va a ducharse, por lo que tiene que masturbarse de nuevo, sin añadir la paja que va después de comer.
A partir de las 19:00 uno seguramente tendrá el pene (en especial el glande y la parte superior de un prepucio no circuncidado) en un estado realmente vergonzoso y lamentable. Duele al andar y al sentarse y a adoptado la forma de un inchazón.
Tres o cuatro pajas mas tarde, el semen empieza a teñirse...