yonkispucela rebuznó:No me jodas, mi culo es sagrao y el que me lo profane se ganará un par de guayas del 15, me da igual si es hombre, mujer o animal.
Eso sí, lo de meterme destornilladores y lápices y cosas de esas por la uretra sí que está bien.
No es cosa de broma lo de masturbacion y esto que les cuento lo relato un muchacho en el lecho de muerte en el hospital de santa Magdalena, en Arraiste.
Este joven, cuyo nombre desconozco,pero muy conocido en su dia por lo peculiar del estado en el que ingreso en el hospital, comenzo a temprana edad en el vicio del onanismo.
Era pastor de ovejas de profesion y todo el tiempo libre del que disponia lo dedicaba a darle ritmo a su miembro.
contaba que empezo haciendose diez, doce, quince pajas al dia, pero la progresion en numero y energia que dedicaba a tales menesteres llego a ocuparle todo el dia.
llego un dia en el que ya no eyaculaba y simplemente conseguia expulsar un liquido sanguinoliento. lejos de resultarle doloroso comenzo a perder sensibilidad y cada vez le resultaba mas dificil llegar a unos orgasmos que no eran ya sino miseros atisbos de lo que otrora fueran explosiones de placer.
Por aburrimiento o por una enfermiza obsesion por conseguir los orgasmos que antaño le hubieron brindado aquellos momento de pasion, no se le ocurrio otra cosa que hurgarse por el orificio del glande con una pajita, y asi consiguio de nuevo los ansiados orgasmos.
El constante roce de la pajita en en el orificio de la uretra hacia que esta perdiera sensibilidad y cada vez introducia mas profundamenta esta por su pene.
cuando ya no pudo conseguir mas orgasmos de esta manera se le ocurrio otra atrocidad para saciar su constante deseo de satisfacer su libido. cogio su navaja y se rasgo el glande por la mitad. Y asi, dejaba manar la sangre hasta conseguir el orgasmo. Luego se cerraba la herida envolviendo el pene en un paño.
y asi lo hizo durante meses hasta lograr dividir el pene en dos mitades simetricas y que en plena ereccion se separaban sus dos mitades curbandose hacia los lados.
una vez hubo llegado a la base del pene con su navaja, no pudo cortar mas y recurrio de nuevo a la pajita. Que introducia por el orificio de la uretra por entre las dos porciones de pene.
Quiso la mala fortuna que en una de estas sesiones de frenetica busqueda del orgasmo se pinchara la vejiga con la pajita. y asi ingreso en el hospital con una infeccion de la quemurio a los pocos dias. :pla :pla