dakilla
Puta loca del coño
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- 15 Mar 2007
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Fueron 3 años y pico de relación, Zaratustra, no 6 meses , 6 meses o más estuve foshando con repelús. Mucho repelús. A mí se me notaba a la legua que no me apetecía. Y a él cada vez le apetecía más. Sería una reacción de desesperación ante el rechazo, supongo. Había momentos en los que pensaba que era un egoista, que no era tan bueno como yo creía si me forzaba. Era obvio que me forzaba. A mí se me nota eso mucho. Luego resolví que igual él, al no haber conocido la tirria, era incapaz de ponerse en mi piel y pensaba que yo disfrutaría también, aún a regañadientes.
Siempre que me iba de su casa me acompañaba al coche, y se quedaba haciéndome cucamonas a través de la ventanilla -que yo al final ya no bajaba- hasta que me iba. Yo le decía que prefería bajar sola a la calle, que me molestaba tanta ceremonia, nunca oculté mi hartazgo, se lo decía abiertamente. Y él seguía y seguía... Un día estallé y me puse histérica. Mientras desaparcaba evitando sus manos que intentaban hacerme cosquillas a través de la ventanilla a medio subir, le grité con una mala hostia descarnada "¡déjame en paz! ¡por diossss! déjame en paz de una vez!!!". Le ví la mirada de animal herido y ahí comprendí que no podíamos seguir así.
Nos quisimos muchísimo y al final le amargué. Él amargado, y yo con una culpa que espero haber pagado ya con creces.
Pero bueno, ya pasó.
Siempre que me iba de su casa me acompañaba al coche, y se quedaba haciéndome cucamonas a través de la ventanilla -que yo al final ya no bajaba- hasta que me iba. Yo le decía que prefería bajar sola a la calle, que me molestaba tanta ceremonia, nunca oculté mi hartazgo, se lo decía abiertamente. Y él seguía y seguía... Un día estallé y me puse histérica. Mientras desaparcaba evitando sus manos que intentaban hacerme cosquillas a través de la ventanilla a medio subir, le grité con una mala hostia descarnada "¡déjame en paz! ¡por diossss! déjame en paz de una vez!!!". Le ví la mirada de animal herido y ahí comprendí que no podíamos seguir así.
Nos quisimos muchísimo y al final le amargué. Él amargado, y yo con una culpa que espero haber pagado ya con creces.
Pero bueno, ya pasó.