-Milo-
Forero del todo a cien
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Saludos a todos!! Soy nuevo en este foro (obviamente) aunque llevo bastante tiempo leyéndolo y siguiendo vuestras peripecias, así que, venciendo a la pereza (uno de los peores enemigos del ser humano) he decidido escribir mi primer post (que espero sea el primero de muchos) y que mejor forma que abriendo un hilo.
Me hallaba camino de casa volviendo del curro cuando sin venir al caso recordé una fecal anécdota ocurrida años atrás que me hizo pensar y tal, para más tarde exponerlo con unos colegas ante unas buenas jarras donde no recuerdo exactamente como acabó la conversación, pues la cerveza ya a esas alturas entraba como el agüita, con etílico resultado, así que lo cuento aquí a ver que opináis.
Durante aquél consejo de sabios en el que hablé sobre la anécdota que da título al hilo resultó que a todos nos había pasado lo mismo o algo parecido.
¿Es lícito cagar en casa de tu novia? ¿podría dañar tu imagen para siempre? o incluso ¿podría afectar a tu relación mandándola a la mierda (y nunca mejor dicho)? ¿podría producirse una situación jodidamente embarazosa? ¿y si el water no se lo traga y hay que batallar con el engendro escobilla en mano?... éstas fueron algunas de las cuestiones a tratar.
¿Os ha pasado algo así o parecido alguna vez? ¿podéis aportar alguna respuesta para alguna de las preguntas del anterior párrafo?
Para ayudaros a responder os cuento mi historieta:
LA SITUACIÓN:
Viernes, 3:00 am. Llegamos mi novia y yo a su casa a "dormir":1 cuando unos retortijones del 8 en la escala de Richter sacudieron brutalmente mis tripas. Aguanté todo lo que pude pero, una vez los dos en la cama y empezando a entrar en materia mis tripas volvieron a vibrar no dejándome mas remedio que tener que ir al water a poner un huevo, marcando el preludio de lo que se avecinaba.
Le dije a mi novia: "ahora vuelvo, voy un momentillo al servicio".
El dolor me daba ya puñaladas en las tripas y yo iba corriendo con los ojos casi en blanco con un único pensamiento en mente: "Sal de mi cuerpo ente maligno!!".
Casi no me dio tiempo a bajarme los pantalones cuando... PLUM!! Casi parto la taza con el titánico truño al que dí a luz. Fue de esos que aparte de ser hermosos, salen a toda ostia, en plan torpedo y no lo puedes parar, con lo cual duelen más.
Y ahí estaba yo, en el séptimo cielo tras la descarga, libre de dolores y molestias y fue al regresar del paraíso cuando reparé en los detalles:
Desesperado, empece a rebuscar por todos los sitios a ver donde cojones había más papel para, tras revolverlo todo, descubrir que estaban a pie de water, justo al lado. Ahora ya sólo quedaba resolver el problema de la escobilla (el resto de problemas surgidos eran secundarios en ese momento, había que centrarse en expulsar al inquilino) poniendo en práctica la clásica táctica de echar bastante papel por encima para que no se manche la escobilla. Y ahí vino lo jodido puesto que la dureza del mojón era cercana a la del diamante, con lo cual la resistencia a los envites escobiles era máxima.
Cuando ya la tengo sometida y a punto de rendirse... CRAKA! la escobilla parte y yo me cago en su puta madre, pero consigo colocarla en su sitio de tal manera que a simple vista parece que no ha pasado nada.
Tras tirar dos veces de la cadena consigo liberar a Willy y parece que la tragedia llega a su fin cuando me doy cuenta de que, al no tener ventana el cuarto de baño, el nuevo aroma ambi-pur mierda va a permanecer mas tiempo del que debería, así que tenía que procurar que nadie entrara al baño en un buen rato.
Al fin me lavo las manos con 736 litros de jabón y al salir no habían acabado las putadas no, justo fue abrir la puerta para salir y al cerrarla rápidamente hizo corriente y el airecillo envenenado puso rumbo a la habitación, y si a eso le sumamos que el hedor fué avivado con un pedo-por-sorpresa que encima resonó e hizo eco por el pasillo pues claro, imaginaros.
Volví al cuarto con la cara colorada y mi novia, que lo había oído y olido todo se quedó mirándome con cara de :122.
Total, que me metí en la cama a ver si x fin podíamos follar pero me dijo la muy asquerosa que la entró el bajón, a mí también y pensé que lo mejor era huir de allí, así que recogí los bártulos y me fui a mi casa a sobar.
Con ella no tenia nada serio al 100%, llevábamos poco saliendo, así que como no había aún la confianza suficiente, toda esta movida propició que no volviera a salir con ella, el caso es que cierto tiempo después me volvió a llamar para quedar pero ya pasé ¿por vergüenza de aquella situación?, puede, ¿por no haber entendido que yo no controlo a mis tripas?, también puede, el caso es que la mandé a tomar por el culo.
LOS CONSEJILLOS:
Opiniones, vivencias, críticas, insultos (pero pocos)...
Contadme;)
Me hallaba camino de casa volviendo del curro cuando sin venir al caso recordé una fecal anécdota ocurrida años atrás que me hizo pensar y tal, para más tarde exponerlo con unos colegas ante unas buenas jarras donde no recuerdo exactamente como acabó la conversación, pues la cerveza ya a esas alturas entraba como el agüita, con etílico resultado, así que lo cuento aquí a ver que opináis.
Durante aquél consejo de sabios en el que hablé sobre la anécdota que da título al hilo resultó que a todos nos había pasado lo mismo o algo parecido.
¿Es lícito cagar en casa de tu novia? ¿podría dañar tu imagen para siempre? o incluso ¿podría afectar a tu relación mandándola a la mierda (y nunca mejor dicho)? ¿podría producirse una situación jodidamente embarazosa? ¿y si el water no se lo traga y hay que batallar con el engendro escobilla en mano?... éstas fueron algunas de las cuestiones a tratar.
¿Os ha pasado algo así o parecido alguna vez? ¿podéis aportar alguna respuesta para alguna de las preguntas del anterior párrafo?
Para ayudaros a responder os cuento mi historieta:
LA SITUACIÓN:
Viernes, 3:00 am. Llegamos mi novia y yo a su casa a "dormir":1 cuando unos retortijones del 8 en la escala de Richter sacudieron brutalmente mis tripas. Aguanté todo lo que pude pero, una vez los dos en la cama y empezando a entrar en materia mis tripas volvieron a vibrar no dejándome mas remedio que tener que ir al water a poner un huevo, marcando el preludio de lo que se avecinaba.
Le dije a mi novia: "ahora vuelvo, voy un momentillo al servicio".
El dolor me daba ya puñaladas en las tripas y yo iba corriendo con los ojos casi en blanco con un único pensamiento en mente: "Sal de mi cuerpo ente maligno!!".
Casi no me dio tiempo a bajarme los pantalones cuando... PLUM!! Casi parto la taza con el titánico truño al que dí a luz. Fue de esos que aparte de ser hermosos, salen a toda ostia, en plan torpedo y no lo puedes parar, con lo cual duelen más.
Y ahí estaba yo, en el séptimo cielo tras la descarga, libre de dolores y molestias y fue al regresar del paraíso cuando reparé en los detalles:
- Había derramado todo mi talento, pero sólo aprecié las dimensiones del bicho cuando recuperé la consciencia. "este cabrón no se va sin presentar batalla" pensé.
- El cuarto de baño NO tenía ventana (malo).
- El rollo del papel higiénico estaba casi en el turulo de cartón y no sabía donde había más.
- La cisterna no funcionaba bien.
- La escobilla tenía toda la pinta de estar sin estrenar, pues era de un blanco inmaculado, si la usaba se iba a notar un huevo.
- En ese puto momento se fundió una de las dos bombillas del cuarto de baño.
Desesperado, empece a rebuscar por todos los sitios a ver donde cojones había más papel para, tras revolverlo todo, descubrir que estaban a pie de water, justo al lado. Ahora ya sólo quedaba resolver el problema de la escobilla (el resto de problemas surgidos eran secundarios en ese momento, había que centrarse en expulsar al inquilino) poniendo en práctica la clásica táctica de echar bastante papel por encima para que no se manche la escobilla. Y ahí vino lo jodido puesto que la dureza del mojón era cercana a la del diamante, con lo cual la resistencia a los envites escobiles era máxima.
Cuando ya la tengo sometida y a punto de rendirse... CRAKA! la escobilla parte y yo me cago en su puta madre, pero consigo colocarla en su sitio de tal manera que a simple vista parece que no ha pasado nada.
Tras tirar dos veces de la cadena consigo liberar a Willy y parece que la tragedia llega a su fin cuando me doy cuenta de que, al no tener ventana el cuarto de baño, el nuevo aroma ambi-pur mierda va a permanecer mas tiempo del que debería, así que tenía que procurar que nadie entrara al baño en un buen rato.
Al fin me lavo las manos con 736 litros de jabón y al salir no habían acabado las putadas no, justo fue abrir la puerta para salir y al cerrarla rápidamente hizo corriente y el airecillo envenenado puso rumbo a la habitación, y si a eso le sumamos que el hedor fué avivado con un pedo-por-sorpresa que encima resonó e hizo eco por el pasillo pues claro, imaginaros.
Volví al cuarto con la cara colorada y mi novia, que lo había oído y olido todo se quedó mirándome con cara de :122.
Total, que me metí en la cama a ver si x fin podíamos follar pero me dijo la muy asquerosa que la entró el bajón, a mí también y pensé que lo mejor era huir de allí, así que recogí los bártulos y me fui a mi casa a sobar.
Con ella no tenia nada serio al 100%, llevábamos poco saliendo, así que como no había aún la confianza suficiente, toda esta movida propició que no volviera a salir con ella, el caso es que cierto tiempo después me volvió a llamar para quedar pero ya pasé ¿por vergüenza de aquella situación?, puede, ¿por no haber entendido que yo no controlo a mis tripas?, también puede, el caso es que la mandé a tomar por el culo.
LOS CONSEJILLOS:
- Sólo cagad en casa de vuestra pareja (o lo que sea) cuando estéis al borde de la muerte por explosión.
- Aseguraos de que el cuarto de baño TIENE VENTANA o, en su defecto, ambientador para camuflar el hedor.
- Controlad el papel higiénico a ver si hay de sobra.
- Tirar un poco de la cadena antes para verificar si corre bien el agua.
Opiniones, vivencias, críticas, insultos (pero pocos)...
Contadme;)