Honestamente antes de la fatal noticia no solía pensar en la muerte, para mí era como si no existiese tal cosa, pocos familiares míos han muerto y los que lo hicieron fue por muerte natural y a edad avanzada. Cuando alguien fallece de vejez no hay motivo para estar tristes, mueres porque te toca, has podido disfrutar de la inocencia de la niñez, de la insolencia de la juventud, de la sensatez de la madurez y finalmente del júbilo con el que eres correspondido al llegar a la vejez. Yo sólo he podido disfrutar de dos de los ciclos de la vida, y ni siquiera he podido acabar el segundo porque sigo siendo joven y mi salud corporal está practicamente en su cúspide. No hace ni dos meses fui elogiado por mi excelente salud física en una carrera local para la que ni siquiera había entrenado, quedé primero y ni le di importancia, desprecié la medalla al no ir a recogerla. Me reí en la cara de la gente que había pasado varias semanas organizando aquello y que esperaba un mínimo gesto de empatía hacia ellos.
Ya no me río de nadie, cuando te dicen que te quedan entre dos y seis meses de vida nadie merece tu desprecio, todos están en condición de reírse de ti, ellos viven, disfrutan de su respectivo ciclo de la vida mientras tú te preparas para la muerte. Nunca sentí que pertenecía a la mayoría, y es sólo ahora, que es cuando realmente ya no pertenezco a la mayoría, cuando miro atrás y comprendo que siempre fui un miembro más de la sociedad. Y ahora ya no, y quiero volver a formar parte pero ya es tarde.
Lo extraño de no morir de repente sino lentamente es que puedes meditar sobre la muerte, e informarte sobre lo que puede haber en el más allá. Yo lo he hecho de manera obsesiva durante varias semanas y me he dado cuenta de que es algo totalmente inútil, lo único que encuentro son hipótesis de gente que ni siquiera ha estado cerca de la muerte. Aunque no tengo ni idea de lo que me espera sí sé lo que quiero encontrar, que es algo imposible de definir con nuestras palabras de mortales pero que quizá lo más acertado sería algo así como "nada". Hace tiempo conocí a alguien que estuvo clínicamente muerto durante varios segundos y lo único que recordaba de ese intervalo era que se hallaba en una placidez absoluta y que no le importaba absolutamente nada de lo que le ataba a la vida, hacía especial hincapié en esto último porque en vida amaba profundamente a su esposa y a sus hijos, sin embargo reconocía sin problemas que en aquel estado no le importaban lo más mínimo. Creo que eso es la muerte, un estado en el que no te importa nada, no estás feliz ni triste porque estás incluso por encima de eso.