Werther rebuznó:
Una vez que ya hemos comprendido que el mundo es un mar de lágrimas, que todo es efímero, que nada permanece eternamente y que cada cual busca su propio provecho, importándole poco la vida de los demás (y en esto las mujeres son auténticas expertas), una vez, digo, que el futuro está repleto de tinieblas y el presente de resignación; la pregunta es, ¿qué hacer?
La vida dura poco, el tiempo pasa muy rápido, la existencia es una guerra y ahí estamos, en las trincheras, siendo conscientes de que no hay victoria posible.
Cualquier persona contestará: ¡Hay que luchar!, ¡no dejarse vencer!, ¡batallar por lo que queremos y por quienes queremos!, etc.
Yo le respondo: eso ya se presupone en cuanto naces. La vida en sí es lucha, si no lo haces, mueres. Todos luchamos, incluso cuando no tenemos consciencia de ello. Es imposible vivir sin luchar.
Y cuando ya damos la lucha por algo inherente a la vida, la misma pregunta aparece una y otra vez: ¿Qué hacer?
¿Qué hacer?, ¿qué hacer?, ¡qué hacer!
Lo primero aceptar el dolor como parte inherente a la vida.
Y lo segundo encontrar las causas de ese dolor.
Que nace a menudo de la frustración, la rabia, la inquietud, por cosas que deseamos y no se cumplen. Del deseo nace el dolor.
Así que no desear, que nada nos pueda inquietar porque todo nos dé igual.
Tras habernos desprendido de nuestros deseos. Ya no sufriremos por no tener un piso o una mujer bonita al lado o un gran salario. No sentiremos envidia, ni frustración. Y concentraremos nuestras energías en nuestro enriquecimiento personal, no en la búsqueda de complacer deseos que nunca se alcanzarán del todo porque siempre surgirán nuevos que nos harán sentir frustrados por no tenerlos, salir de esa cadena de frustración.
Entender que la vida es un sueño, que no tiene sentido, que en dos días estarás muerto y que no hay nada por lo que merezca la pena luchar, ni sufrir, ni enfadarse, ni llorar.
Ese enriquecimiento obviamente es espiritual, no material. La búsqueda del enriquecimiento material anula el espíritu. Debemos pues centrarnos en controlar nuestras emociones para que nuestro instinto no domine nuestra mente. Desprendernos de la sexualidad, del instinto gregario, del instinto de poder sobre los demás, etc...
Desprendernos de cosas que nos alienan, que nos idiotizan, que nos mantienen apegados a la materia, y liberarnos de ellas, mediante el control de nuestro cuerpo a través de la meditación trascendental.
Una vez que logremos paulatinamente mediante la práctica constante y nuestra capacidad de ser disciplinados los deseos que tengamos, el deseo sexual, de éxito social, de riquezas, de posesión de cosas, entonces alcanzaremos un estado de iluminación el cual dará sentido a nuestras vidas, porque las entenderemos como un proceso de aprendizaje en el cual nos purificamos, purificamos nuestro espíritu para salir de la rueda de encarnaciones a las que estamos condenados por no haber sabido liberarnos.
Te lo explicaré de otro modo:
Es complicado de explicar.
En el Universo existe la Materia, eso es algo que queda demostrado, todo a tu alrdedor es materia, lo que pasa es que también existe el espíritu. Pero el espíritu no puede darse en esta dimensión a no ser que esté enmaterializado. Un ser humano, es un ser que dispone de materia, que es su cuerpo, sus instintos, todo lo que le mantiene apegado a la vida, a la naturaleza, y su espíritu que es una parte ínfima de él, completamente imperceptible. El espíritu trasciende, el cuerpo no, pero dicho espíritu, que es como una llama, es como algo que está ahí, no eres tú tampoco, porque cuando llegas al estado de iluminación plena te unes en amor total con digamos Dios o un espíritu puro que da sentido a esa purificación cuando formas parte de algo mucho más grande, pierdes conciencia de ti mismo, de tu individualidad, eres TODO.
Pero el espíritu evoluciona como el Mundo Natural, no puede unirse a esa cosa, porque no es puro, es impuro muchas veces, no es perfecto, no es una luz blanca perfecta es media luz pequeña, por ponerte un simil, entonces su manera de existir es encarnandose, es entrando en el mundo material, así va viviendo.
Te lo diré de otro modo:
Suponteb que tú tienes un parásito, que tú no conoces, que está dentro de ti y viene de otra dimensión, y para vivir tiene que estar en esta, por leyes de física que no conocemos esa antimateria o como quieras llamarlo tiene que estar en esta dimensión dentro de ti, pero sin que tú te apercibas de ella. Dicho parásito cuando te mueres, él no se muere, porque un cuerpo muere, un espíritu nunca. Entonces lo que hace es entrar en otro cuerpo, pero su manera de "crecer" de purificarse, es dentro de esta materia, es aquí en el Universo Material y no necesariamente en este pequeño planeta azul, donde se desarrolla.
Hay gente que se ha encarnado muchas veces y son sabios en esta vida, no sabios de haber alcanzado la sabiduría mística, sino por saber desenvolverse y "luchar" como dices muy fácilmente, porque son "almas viejas" han tenido ya muchas encarnaciones y saben relacionarse con los demás y hacer muchas cosas. Otros ésta es su primera encarnación, son espíritus primarios aquí, y se sienten confusos y echan de menos una realidad en la cual tanta lucha y sufrimiento no existía, se suelen volver místicos o ermitaños, o monjes o artistas, porque no entienden este mundo ni se desenvuelven bien en él, son gente como tú Werther.
Algunos de ellos han sido enviados con una misión, de hecho en este planeta hay ahora mismo almas purísimas y otras terriblemente malas, espantosas, atroces.
Pero la maldad no es lo contrario que la bondad. La maldad es la falta de bondad, cuanto más malvado seas, es que tú espíritu está menos desarrollado y por tanto más apegado a los apetitos de la materia y menos al amor.
Por tanto no existe un oponente de Dios o de ese espíritu puro perfecto que no precisa encarnarse "parasitar ningún cuerpo" en la terminología que te dí. No existe una inteligencia del Mal, sino que se trata de espíritus muy poco evolucionados, no subnormales de inteligencia, las personas que son así, sino subnormales morales, pueden ser tremendamente listos, y con un espíritu mongólico, para que nos entendamos. Y llegará un día que su espíritu con el tiempo evolucione hacia la perfección, algunos tardarán millones de años, otros unas pocas vidas.
No te involucres tanto en la vida porque es un sueño que va a durar dos días, solo enriquece tu espíritu, eso es lo que cuenta, y me preguntarás ¿cómo? A través de la renuncia a la materia, así lo ejercitas, a través del conocimiento, de las artes, del amor, de la meditación, de hacer el bien, hay muchas maneras, solo enriquecelo aunque tu cuerpo tu sufra enormemente, enriquecelo porque los que se mantienen apegados a esta vida y a sus baratijas, porque son eso: baratijas, se les acaba pronto, son chucherías de un sueño en el que han perdido el tiempo, sin haber logrado que ese espíritu pueda crecer para no precisar reencarnarse más y si lo hace ya con una predisposición a la Bondad a la Entrega al Conocimiento, al Sacrificio, a pesar de estar rodeado de espirítus poco evolucionados que no tienen fuerza sobre los cuerpos y resultan ser unos individuos viles y malvados.
Además estamos rodeados de entidades que no ves, y que no quieren que evoluciones porque les da una envidia terrible eso. Y por ello también se mantienen apegados a la materia, porque no renuncian a la envidia, no renuncian a darse cuenta que ya no están encarnados estaban tan materializados que cuando murieron esos cuerpos, no lo aceptaron y viven como cuerpos, condenados a quedarse muertos, como fantasmas a tu alrededor, que no ves, pero ellos sí a ti y lo que haces, y tratan de influirte créeme, y hay que salir de su influencia atrayendo la de otras entidades más puras y elevadas.
Sin duda tu vida tiene un sentido y tú elegiste venir aquí y ahora y con quienes estás y debes cumplir tu misión: cuidar de los demás y guiarles; y de paso muy importante romper las cadenas que te mantienen apegado a este sueño, porque esto no es más que dos días y no mantenerte pegado aquí.
Ve hacia la Luz, Werther, ve hacia la Luz.