Anoche.
Por otro lado, pensaba contar con detalle todo, pero, sinceramente, se me han quitado las ganas. Si antes de que, siquiera, cuente nada, ya hay un aluvión de posts poniéndome de ególatra y postureta para arriba, pues paso. Que estáis en vuestro derecho, faltaría más, pero para qué voy a echar más carnaza si, cuente lo que cuente, no va a interesar porque el juicio ya está hecho. Porque, además, las últimas 4 sólo tienen en común el deporte. Nada más. Ninguna hace yoga, va a reiki o medita. De hecho, salvo la sevillana, todas ateas. Ya me diréis en qué se parece mi ex vegana y yogui a una fisio que come carne como si no hubiera mañana y es reservista voluntaria. Ya me diréis en qué momento he presumido yo de especial cuando, precisamente, digo todo lo contrario todo el rato, que no sé cómo cojones causo interés si me tengo por lo más normal del mundo. Parece, coñe, que lo que molaba es que estuviera en la mierda y que, teniendo opciones follar, no lo hiciera por no ser capaz de dar el paso y que, ahora que remato, pese a ser el mismo puto imbécil de siempre, parezca que vivo pagado de un ego de divo que no me deja ver el sol. En fin, vistos los derroteros, que se hunda el hilo y hasta aquí llegamos.
Y no es una pataleta, es que para qué coño voy a escribir nada si lo único que voy a conseguir es llevarme hostias verbales en forma de post. Para eso, lo bueno que me haya podido pasar me lo guardo para mí y listo.