A un pariente mío le pasó algo similar a la situación por la que está pasando el pana
@Spawner. Estuvo viviendo con una tía de alquiler durante 3 años y un buen día todo se acabó. Por lo que me contó él tras la ruptura, fue una mezcla de varios factores:
-Nunca se atrevió a dar el paso de querer tener hijos cuando ella se lo dejaba caer alguna que otra vez. Si a ello le sumamos que la tía en cuestión era 2 años mayor (30 él y 32 ella), con más razón aún; puesto que el reloj biológico ya les empieza a apretar a esas edades y, si con el tío que estén se niega, pues lo dejan y se buscan otro que si pase por el aro. También es verdad que a él no le gustan los niños y no sabía ya que excusa ponerle para desviar el tema. Ya la relación en los últimos momentos se volvió algo monótono y estaban por estar.
-Como dije antes, vivían de alquiler y eso de cara a formar una familia a las tías no les proporciona seguridad alguna. Aunque vivir de alquiler es hoy en día la opción más utilizada, es "
vivir con un pie fuera y otro dentro" como dicen los abuelos. Si vives con una tía en una casa de tu propiedad o estás pagando una hipoteca ( y puedes pagarla con tu trabajo) no dudes que tarde o temprano la tía va a quedarse preñada sí o sí, puesto que eso ya les proporciona más seguridad al tener un sitio estable donde criar a su prole. Pero en una casa de alquiler, donde no tienes el futuro asegurado al no saber donde puedes estar el día de mañana; ya es harina de otro costal. Las tías se lo piensan un poco más antes de quedarse preñadas.
Desde luego, como entre tus planes de futuro no esté progresar en ese aspecto, puedes estar seguro que la tía se buscará otro macho más potentado económicamente que le proporcione la seguridad que tú no puedes darle.
-Cuando rompieron, siguieron conviviendo durante unas semanas como dos extraños prácticamente. Ambos se negaban a abandonar la casa, puesto que como la habían estado pagando a medias, tanto uno como otro consideraban que tenían el mismo derecho a residir en ella. Entonces, un buen día decidieron echarlo a cara o cruz para decidir quien se iba y quien se quedaba. Perdió ella y tuvo que irse. Aceptó la derrota y el mismo día se puso a buscar otro piso y, cuando lo encontró, volvió un par de veces más a recoger sus cosas y nunca más volvieron a verse.
Con esto le digo que, si tiene la oportunidad de marcharse, hágalo cuanto antes. Por mucho que le digan que sí se puede, nunca jamás se puede tener una buena relación de amistad con una persona con la cual se ha compartido cama. Cuando se acaba se acaba para todo, no para unas cosas sí y otras no.
Un drogadicto no se cura de su adicción a la droga teniéndola presente todos los días o metiéndose metadona como sustitutivo; se cura no metiéndose nada y soportando los dolores del mono durante un tiempo; hasta que se desengancha del todo.
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