De la fauna

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Tankian

Ahora vengo, ahora me voy
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31 May 2005
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Ya verás, es un tío que llega con sus tirantes y se pone a entrar a todas las tías. Es una cosa espectacular. Bueno, bueno, ya será menos. Que sí, que sí; otro que tal es el bailongo solitario. Va con unas zapatillas doradas o plateadas, según el día, y una chupa plateada. Tal y como llega se va al centro de la pista, se pone a bailar imitando a los de Pulp Fiction (en la escena del baile) y se tira ahí dos o tres horas. Se va sin cruzar una palabra con nadie. Seguro que sí. Que sí coño. Serían las dos y pico cuando entró. Acompañado de una señora gorda de más o menos su edad a la que ni miraba, se fue directo a la barra. Parecía un prejubilado holandés de unos cincuenta años, metro ochenta y muchos y corpulento de los panzudos. Botas, pantalón de cuero, camiseta negra ajustada de las que tienen la manga demasiado corta y si levanta el brazo se ve el sobaco, gorra de plato de cuero que cubría una cabeza rapada (salvo por dos cuadrados de pelo que no respetaban simetría alguna en el cogote) y un par de tirantes rojos. Por lo visto siempre va así. Una vez en la barra se pidió un botellín del que dio cuenta mientras se giraba y oteaba. La mujer que le acompañaba se puso a mirar en rededor sin demasiado interés. Cuando se hizo unos ciento sesenta grados hasta cinco metros avanzó al primer grupo que pilló. Veintipocos tenían; probablemente estaban medio hechas a que los tíos les dijesen paridas en el bar con la intención de meterles el pito de mear, pero no estaban ni un poco preparadas para lo que les esperaba. Una a una fue plantándose delante, a unos quince o veinte centímetros de su cara, las miraba fijamente, ladeaba la cabeza sin soltarlas y sonreía. A veces les agarraba del brazo, a veces les decía algo al oído. En todos los casos se iba al poco. Así una a una, todas las chicas del bar, bueno, la docena que debía haber en un radio de cinco metros. Nosotros mirábamos asombrados. Es un cazador. Es una fuerza de la naturaleza. Nos tiene a los tres como a tres Félixes de la Fuente homosexuales. Ninguna es capaz de decirle lo más mínimo, se acerca con un aura de poderío torero amapola y qué cojones van a hacer. Cuando amplió el radio de acción a todo el bar y cruzó la frontera que marcaba la tarima de la mesa de billar, aproveché que cuando hablo las tías me escuchan con ilusión para preguntarle al último grupo de gacelas. Hola, acabáis de hablar con el de los tirantes, ¿verdad? Sí, era un mariquita muy simpático. Claro que sí, ¿qué os ha dicho? Nada, nos ha invitado a alcohol, le hemos dicho que no y se ha ido. Vale, muchas gracias. La mujer que le acompañaba a veces hablaba con las tías que iba soltando.

En Sevilla es habitual que la fauna de bar sea autóctona pura. Ya sea porque es un parroquiano que vive allí y se dedica a agasajar a los que tiene cerca o a tiro de paseo a marcha atáxica; ya sea porque es el camarero o dueño del bar, que se dedica a contarte chistes mientras intentas beber, a meter chistes cuando recita la carta o a contar chistes a volúmenes públicos. Chistes o cantar, según. Pero son medianamente predecibles. En los sitios de modernos, además, no suelen dejar entrar a los que van por la ciudad disfrazados de indios (DEP) o con unas rastas con conciencia propia (no de los superalternativos, sino más bien de los que se pueden poner de punta las rastas que le llegan hasta el culo con el único apoyo estructural de su propia mierda), así que está bastante limitado.

Total, que habléis de gente de bares o de la puta madre de Main Man.

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Imagen alusiva.
 
Una figura recurrente que siempre me he encontrado por diferentes bares y ambientes es la del cuarentón solitario.

Copa en mano permanente, sale por los lugares donde la franja de edad es más baja. Nunca habla con nadie más que con el camarero para pedir recambios, se limita a beber pequeños sorbos y mirar a las jovencitas fijamente. Tanto que nunca quita ojo, no se intimida si le descubren o tienen miedo, él sigue memorizando el jpg mental con el que posteriormente se va a pajear. En su mirada hay un tono de fondo de tristeza descorazonador, los hombres más sensibles sienten empatía y lástima, es como verse dentro de 20 años si las cosas se nos tuercen.
 
Sir Ano de Bergerac rebuznó:
Una figura recurrente que siempre me he encontrado por diferentes bares y ambientes es la del cuarentón solitario.

Copa en mano permanente, sale por los lugares donde la franja de edad es más baja. Nunca habla con nadie más que con el camarero para pedir recambios, se limita a beber pequeños sorbos y mirar a las jovencitas fijamente. Tanto que nunca quita ojo, no se intimida si le descubren o tienen miedo, él sigue memorizando el jpg mental con el que posteriormente se va a pajear. En su mirada hay un tono de fondo de tristeza descorazonador, los hombres más sensibles sienten empatía y lástima, es como verse dentro de 20 años si las cosas se nos tuercen.


Me estas haciendo la de codeisan o que?
 
Sir Ano de Bergerac rebuznó:
Una figura recurrente que siempre me he encontrado por diferentes bares y ambientes es la del cuarentón solitario.

Copa en mano permanente, sale por los lugares donde la franja de edad es más baja. Nunca habla con nadie más que con el camarero para pedir recambios, se limita a beber pequeños sorbos y mirar a las jovencitas fijamente. Tanto que nunca quita ojo, no se intimida si le descubren o tienen miedo, él sigue memorizando el jpg mental con el que posteriormente se va a pajear. En su mirada hay un tono de fondo de tristeza descorazonador, los hombres más sensibles sienten empatía y lástima, es como verse dentro de 20 años si las cosas se nos tuercen.
En mi caso,diez.:lol:

El abuelo.

Entre sesenta y ochenta y cinco.Acude a bares donde la chavalada va a ponerse siega de caliponcho o a bares de barrio a la hora del fútbol.Siempre está con un vinito,y medio solo.Siempre sonríe y brinda en plan "Voy a ver si me como un buen pollón Freixenet".No se inmiscuye en las conversaciones,pero ahí está.

El abuelo rockero.

Va a bares de jebins,y si puede,pide que le inviten a cerveza,canutos y lo que surja por si cuela.Es un maestro del air guitar,aunque en realidad creo que toca air bandurria.

El moro del culo atornillado al asiento.

Es como la máquina (ya no) de tabaco.Siempre está ahí.Se dedica a hacer jornada intensiva de diez,doce horas de expendiduría de "cosas".No bebe mucho.Alternas mostos con Voll-Damm.Siempre está triste y habla poco.Vende droja y punto.En ocasiones juega a las tragaperras.
 
El de las tragaperras:

Joven local alentado por sus hamijos, capaz de meter 100 euros para sacar 60 e invitar al mejor ron a sus amijos. No confundir con los chinos de las tragaperras.

La chica mimetizada:

Única chica en el grupo de amigos, uno de los cuales es su novio 10 años mayor que ella. Ellos van a whiskis y ella no puede ser menos, en 10 minutos lleva tal papa que no le entiendo lo que pide, a la hora ya tiene suficiente trabajo con tenerse en pie.

Los mete-saca:

A cañas sentados tranquilamente, cada 40 minutos viaje de rigor al baño que dura 10 minutos. Como sabréis, la física dice que dos objetos no pueden estar en el mismo espacio al mismo tiempo, así que cada vez que aspiran el polvo mágico regalan un maravilloso pedo farlopero que ambienta todo el bar y parte de la calle.

El puto pesado:

Ese que sin querer queriendo te rompe un par de copas y se pasa 10 minutos disculpándose y dándote la mano.

La Escotex:


Mujer cuya única arma de seducción y único de lo que poder presumir es tener un buen par de tetas y enseñarlas con un maravilloso escote, todo un show cuando apoyan el tetamen sobre la barra en una pose ya estudiada para pedir cualquier mierda. Su único objetivo es que las miren.

Los búhos:

Da igual la distancia de la que estén de la barra, si el tio o tia que esta en la barra, esta bueno (como yo) o buena (como mi compi), ahí están mirándote con la mirada clavada en ti desde a tomar por culo. creepy as fuck.

Los pagafantas:

No voy a decir nada que no sepáis, pero ver a esta gente en acción es muy pero que muy lamentable a la vez que loleante.



Yo lo veo todo desde el punto de vista de dentro de la barra, desgraciadamente. A veces divertido, a veces coñazo. Lo que esta claro es que se ve todo y con mirar un poco el lenguaje verbal ya sabes que clase de persona tienes en frente, antes de cruzar un par de palabras.
 
Sir Ano de Bergerac rebuznó:
Una figura recurrente que siempre me he encontrado por diferentes bares y ambientes es la del cuarentón solitario.

Copa en mano permanente, sale por los lugares donde la franja de edad es más baja. Nunca habla con nadie más que con el camarero para pedir recambios, se limita a beber pequeños sorbos y mirar a las jovencitas fijamente. Tanto que nunca quita ojo, no se intimida si le descubren o tienen miedo, él sigue memorizando el jpg mental con el que posteriormente se va a pajear. En su mirada hay un tono de fondo de tristeza descorazonador, los hombres más sensibles sienten empatía y lástima, es como verse dentro de 20 años si las cosas se nos tuercen.

Eso me recuerda a los post de ligue de ILG, como iba el tío sólo a los bares y se ponía a mirar tías a través del humo de su cigarro.

Pero el es amo y se las lleva a todas.
 
Josete: con nombre propio, sí señor. Es un vagabundo que, armado con una chupa de cuero y saliendo de su hábitat natural, que es la plaza de España, se dedicaba a meterse en los bares de guitarras, que vaya usted a saber cómo lograba localizar, litro de cerveza en ristre, dándolo todo en la pista y balbuceando palabras más o menos inconexas. En las fiestas patronales de este año se subió al escenario donde los dj's de una radio pinchaban y se puso al lado del que estaba pinchando. Al poco rato, los flashes de varias cámaras daban fe de la situación.
 
El brasas.

No es el parrilero del asador Aranda, no. Es el tipico que sin conocerte de nada, vestido con ropa de los chinos o un chandal del Carreffull se pone a darte la chapa sin que le llames, contandote como Alonso este año esta gestionando el cambio a Pirelli. Son complicados de quitartelos de encima.Los hay de dos tipos; los mamaos hasta las patas y los tarados mentales. Tambien los hay que tienen un mix de ambas. Pasan del pretendido buen rollo a ofrecerte unas hostias en nanosegundos y sin razon aparente. A evitar como la peste.

Los de la cena de empresa.

Pateticos hasta decir basta. Contables que no han mojado el churro en su puta vida encorbatados y tajaos como mirlos babeando por la de RRHH, la cual mueve su culo delante de todos ellos pensando en quienes va a incluir en el ERE del lunes.

Los de erasmus.

Niñatos borrachos de mezcla del LIDL tratando de meter mano a una neozalandesa a la que chorrea el coño orin y flujo. Ruidosos a mas no poder. Tienen querencia por los pubs irlandeses.

Los de Blbao.

Grupo de tios cerrado como la melee de la seleccion de gales. Un palmo mas altos que los demas. Se pasan la noche mirandose entre ellos y mirando a las tias del bar diciendo "entrale tu" "no, mejor le entras tu". No entran a ni una mujer en toda la noche pero luego cuando se juntan hablan de lo de puta madre que se lo han pasado la noche anterior. Suelen repetir "Estaban en el bote, pero pasaba de entrarlas porque eran unos loros". Suelen morir virgenes o hacen se borrokas.
 
No es bar de copas,pero me sirve igual.No falla.

Las hijas de puta del café.
Cuarentonas que se tiran todas las putas tardes fumando (ya no) y bebiendo café.No se aburren nunca.Siempre en el mismo sitio.Siempre en las mismas sillas y en el mismo orden.¿No se aburren?¿No trabajan?
 
Ahora porque ya no se puede fumar, pero...

La zorra engreída que se cree Julio César cruzando el Rubicón pasando por en medio, para exhibirse, con un cigarro encendido apuntando a los ojos del personal.

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