En mi temprana adolescencia yo y mis hamijos del pueblo conocíamos a un jambo que era subnormal diagnosticado, tenía una mentalidad de 10-12 años más o menos, un tipo fuerte, alto y fornido que venía a jugar a fútbol o a estar vagando por el pueblo sin hacer nada en particular. Lo utilizábamos con frecuencia para que comprase revistas porno o nos consiguiese cualquier tipo de cosa. Era como un perrico, y con eso de que era corpulento imponía, pero luego obedecía a cualquier cosa que le pidieses sin rechistar ni nada. Además de que era tan pajillero como nosotros y las revistas más jamagosas e inservibles acababan siempre volviendo a él.
De modo que los downies, ahora llamados también personas maravillosas con diversidad funcional, o que entienden la vida de una forma distinta a lo convencional (según el razonamiento progre-infrahumano) realmente pueden ser útiles en ciertos aspectos, en mi caso fue un deficiente mental quien me sirvió de medio para mis primeros materiales pornográficos e, indirectamente, para mis primeras poluciones a lo grande.
No lo he vuelto a ver más ni sé que fue de él, espero que el altísimo lo acoja en su gloria eterna y le procure una vida de ultratumba próspera, en pajas, en palanganas de babas o en lo que sea.