Andalucía Bike Race 2018.
Menuda emboscada nos hemos encontrado. Para los que no la conozcan, son 6 etapas duras, con desnivel y técnicas. Comenzábamos en Linares, en una contrarreloj de 32 km con +600 que discurría en su primeros 3 km por una pista ascendente para luego dar paso a senderos sin demasiada dificultad. Etapa muy disfrutona y que para un diesel como yo era más un trámite y controlarse debidamente, porque aquí poco podíamos ganar yendo a fuego. Aún así, buen resultado, 1 hora y 40 minutos. En esta carrera es imposible compararse con los pros porque viene lo más granado del mundo, desde Tiago Ferreira (que fue el vencedor final) hasta Carlos Coloma. Incluso en mi categoría, master 40, hay una cantidad de vinagres tremenda. Aquí la cuestión es no matarse y si quedas entre los 400 primeros ya puedes darte por contento.
La segunda etapa ya era "de verdad". Sobre el papel era la menos dura, 71 km con +1200... que luego fueron +1500. Además era rompepiernas total y ya si había bajadas cortas pero complicadas. En los primeros 30 km estaba casi todo el bacalao. La segunda parte nos dio un respiro en forma de tramo largo de carretera y pista que sirvió para aliviar las patas y coger buen grupo para ir a relevos. Sin embargo me la conocía del año anterior, quedaba la traca final, unos 15 de sube-bajas satánicos que hicieron reventar a más de uno. Yo me había guardado algo para esa parte y adelanté muchas posiciones, llegando fresco a meta pero con esos +300 de gratis que pican bastante.
En la tercera etapa de Andújar comenzó el infierno. El tiempo había respetado los dos primeros días, pero durante la noche cayó la mundial. Lo único positivo era que al comenzar la etapa dejó de llover, pero que íbamos a pillar barro... eso lo teníamos claro. 72 km con +1800, técnicos de cagarse casi desde el principio, que también era una zona muy hardcore de rampas de escalada y bajadas de echar el culo hacia Cádiz por lo menos... y todo en medio de un barrizal tremendo. Y eso, los primeros 20 km. Pasado ese purgatorio, la subida por pista al Santuario de Sta María de la Cabeza me la tomé de relax, si te calentabas demasiado ahí la segunda parte de la etapa ibas a morir. Me adelantaron varios corredores, no me preocupé ni un segundo. Al coronar, comenzó una bajada rápida por pista que enlazó con varios senderos técnicos donde pillé a algunos de los que iban con mucha prisa en el puerto. Acto seguido venía una de las mejores bajadas de toda la ABR, los caracolillos, una antigua calzada romana hecha polvo que si tienes algo de nivel técnico es un orgasmo de 8 minutos más o menos. Me lanzé a tumba abierta, he entrenado técnica estos meses precisamente para momentos como este. Me cago en mi vida, allí donde el año pasado parecía un pato mareado, en esta ocasión iba gozándolo, y pidiendo paso a los que no lo veían claro y ponían pie a tierra en algunos tramos. Sin ser ningún pro, coño bajo más decentemente de lo que pensaba, en esta carrera hay mucho nivel y voy pasando por encima de algunos, subidón joder. Termina la bajada y se lo que viene, un puerto que comienza con dos km al 25% con picos del 28%. Desde el principio, subo andando. Aquí achicharrar la musculatura es innecesario, y la velocidad andando es prácticamente la misma que los que van montados pegando chepazos atrancados, pero al pasar ese primer tramo satánico los cuádriceps están intactos y puedes pedalear bien, mientras ellos se tienen que parar a recuperar el resuello y que las piernas vuelvan a funcionar decentemente. Cada uno sabe su estrategia, la mía la tengo clara. La última parte de la subida transcurre por unos senderos entre bosque que están embarrados y es complicado hacerlos sobre la bici. Corono y empieza otra virguería de bajada, más larga que la de los caracolillos pero algo menos complicada salvo algunos pasos, donde vuelvo a ir de puta madre pidiendo a los que ponen pie a tierra que se quiten del medio. La llegada a Andújar son unos 6 km de carretera donde cazo a un grupo de 4 corredores, que van tocadísimos, así que me pongo a tirar del autobús. No me dan ni un relevo, pero no es problema porque voy fenómeno y total, estamos llegando. Pero coño, uno de ellos, el más cenutrio, en la recta de llegada... ¡me esprinta! Ni corto ni perezoso le pego un grito y le digo que qué pollas está haciendo, que lleva 6 km ahí escondido y ahora se deje de numeritos. Vamos que estamos en la posición 350 o algo así, qué cojones me estás contando ni que te estuvieras jugando el podio, desgraciao.
Tras el traslado a Córdoba, aquí ya no había dudas. Estaba cayendo la mundial y se preveía lo mismo durante los próximos 3 días ininterrumpidamente. La organización acortó el recorrido de la etapa 4. De los 90 km con +2500 se quedó en 60 con +1600, había zonas totalmente impracticables. Había que ver cómo eran las transitables. Tormenta desde el km 1, la elección de la ropa era fundamental. No hacía demasiado frío, unos 8 grados en la salida. De corto por abajo (con lluvia mejor llevas las piernas descubiertas, la piel evacúa mejor el agua que la ropa) y arriba térmica debajo y un maillot hidrófugo de DamaSportsWear realmente cojonudo, porque tarda en mojarse, y cuando lo hace al menos no cala y es muy transpirable. Aún así, chubasquero para el plantón de 15-20 min en el cajón de salida, pero luego quitárselo echando hostias porque en cuanto te pones a pedalear con eso te cueces vivo. El principio de esta etapa era por una subida mítica, el Reventón, piedrolos, agua, barro y mucha gente animando y pedaleando. Esta etapa voy con la Fatbike, elección cojonuda porque se nota que por barro va mucho mejor que las 29" normales. Hasta ahora había hecho las otras etapas con la 29" doble. Tras coronar el Reventón habiéndolo pasado pipa, en la primera bajada muchos nos damos cuenta de un problema "logístico", hay que ir sin gafas. Por mucho que llevara las transparente, entre la lluvia y las salpicaduras de barro no se ve un carajo. Así que sin gafas el resto de la etapa, aunque haya que llevar cara de estar cagando, al menos ves algo. La jornada transcurrió por todo tipo de barrizales y lagos tanto de subida como de bajada, hasta llegar a una bajada técnica nivel Dios de escalones de piedra de todo tipo, que bajé en un 99% salvo un paso donde todos frenábamos a lo bestia porque veíamos el escalón y el brillo de la piedra y la arena mojada cubriéndola en parte esperando a que alguno se la calzara bien calzada. Tras bajar con cuidado, vino detrás un valiente, de esos sobraos que hay por ahí, que donde TODOS nos bajábamos él dijo, "Bah, maricones". Clavícula a tomar por culo, de libro. Hala, ahora tu y tus bravatas os váis a conocer mejor en el hospital, tonto de los cojones. De ahí al final había una red de senderos que ya eran casi ríos que nos devolvía a Córdoba en un estado físico lamentable... y las bicis ni os cuento, los servicios mecánicos se quedaron sin pastillas de freno porque hubo que cambiarlas a todo cristo.
La quinta etapa se suspendió, aunque yo ya había tomado la decisión de no salir dijera la organización lo que dijera. Un día lo pasas, pero 3 días seguidos en esas condiciones no son necesarios y te arriesgas a coger una pulmonía por lo menos. La noche anterior a la tormenta tremenda se le sumó un viento huracanado de 30-40 km/h. En esas condiciones era imposible y muy peligrosos. La organización apuró hasta primera hora de la mañana pero cuando salió un motorista de enduro a explorar el terreno y vio que se lo llevaba el viento, decidieron suspender la jornada, y a ver qué iba a pasar con la sexta etapa.
Por la tarde se decidió cambiar completamente el recorrido. La previsión para la última jornada seguía siendo de lluvia pero al menos sin viento. La cosa se quedó en 31 km con +900. Decidimos salir y terminar la ABR, con el día de descanso forzoso entre medias. Calculé unas dos horas para el recorrido. Bueno, dos horas mojándonos otra vez no suponía más problema de nuevo con la misma ropa ya lavada. El terreno ya no drenaba una puta mierda, aquello era un lago constante de subida y bajada de ríos con algún tramo de sólo barro sin lago. La cosa fue avanzando, todos íbamos en plan "Vamos a terminar esto de un puta vez", se notaba que la gente iba tranquila. Además en la salida ya me di cuenta que se había retirado un cojón de gente el día anterior. No hubo más contratiempos salvo de nuevo ir calados hasta el tuétano y terminé la dichosa carrera, una pena porque el recorrido era chulo pero los senderos eran auténticos ríos y había que ir con el freno de mano echado. Aún así, coño, segunda ABR a la saca, y esta en plan épico.
Como conclusiones, el entreno de técnica de los últimos meses lo he notado muchísimo en todos los sentidos, físicamente como siempre he ido de menos a más (las piernas el cuarto día iban de lujo) y la gente sigue siendo fundamentalmente imbécil en multitud de ocasiones cuando vas en las posiciones 400, que para ellos en su cabeza es como si fueras en la 2.