Y ni así.
El problema que tiene topbox es que tiene la potencia intelectual de un niño. Y, como todos los niños, tiende a tener una confianza ciega e irracional hacia sus mayores y por las reglas de convivencia que les imponen, en este caso representados por la ley.
Para topbox el BOE es una especie de tablas de Moisés, un documento oficial y que, por lo tanto, contiene el inmutable registro de la verdad puesta por escrito. A los analfabetos les ocurre algo similar, por eso es tan importante que la gente sepa como mínimo leer: para saber destriar entre lo que ocurre a su alrededor y lo que tus superiores jerárquicos, documento oficial sellado mediante, nos dicen que ocurre.
El ejército es como una versión no limits de la policía. Un pozo de mierda inmundo donde tener entretenida, por un sueldo de mierda, la escoria de la sociedad que no podría ejercer ningún otro oficio. El paralelismo más adecuado, puestos a encontrar paralelismos, no sería con los funcionarios de prisiones sino con los presos. El ejército no existe para proteger a la sociedad de amenazas exteriores, existe para protegerla de la gente que si no estuviera en el ejército estaría en la calle, esperando el trámite ineludible de la prisión.
En ningún lugar como en el ejército las normas son tan sujetas a reinterpretaciones, omisiones, circumvalaciones y prostituciones. En el ejército las normas se tuercen según la unidad, según la compañía, según el sargento de tu pelotón vaya muy borracho o solamente borracho. Por eso me importa una puta mierda lo que ponga en la mierda del BOE,
@topbox, imbécil de los cojones. En el ejército he visto cosas inmorales, ilegales, alegales, cosas sobre la línea y otras claramente fuera. He visto capitanes esnifando cocaína de encima de un CD en formación ante la hilaridad general, he visto furrieles obligándote a pagar por material obligatorio de dotación, he visto agresiones físicas teóricamente abolidas desde hace veinte años, y por supuesto he visto tatuajes. Tatuajes en antebrazos, en el cuello, en gemelos, en sitios visibles todo el año. Y por supuesto tatuajes anticonstitucionales,
pollos de San Juan, esvásticas, cruces gamadas y célticas para aburrir. Recuerdo el caso de cuando en mi compañía hubo una baja, un compañero al que muchos despreciaban por ser otro sudaca de mierda. Un subnormal peleó incansablemente por tener el gran honor de pasear su féretro junto con otros cinco idiotas, el subnormal en cuestión tenía tatuado un careto gigantesco en el antebrazo y por si había alguna duda al respecto incluía LÉON DEGRELLE, 14/88.
Lo último que supe de él es que es sargento.