Uno ya tiene cierta edad y ha conocido gente de todos lados. Al vivir en el extranjero, como es mi caso, a veces te encuentras con otros españoles, que necesariamente tiende a quedar encuadrado en uno de estos tipos:
TIPO 1: EL ESTUDIANTE
Me refiero obviamente al Erasmus que va a follar y de fiesta. Este caso queda al margen del análisis.
TIPO 2: EL SUPERESPAÑOL
Todo es mejor en España. La tendencia de este especímen se ve reforzada por acontecimientos varios, i.e. la victoria de la selección patria en el Mundial de fútbol. Curiosamente, este sujeto al volver a España invierte su tendencia y pasa a considerar que en el país X (de donde ha venido) se hacen mejor las cosas.
TIPO 3: EL ANTIESPAÑOL
En España todo es malo. Raja de España continuamente, intenta por todos los medios dejar claro que su españolidad es un defecto congénito y no elegido. Esta tendencia se acentúa evidentemente en personas provenientes de regiones con tradición independentista, i.e. Cataluña o Euskadi.
TIPO 4: EL CONFORMISTA
Disfruta de su país de acogida, le interesa y lo ama, y además declara a los cuatro vientos que las cosas funcionan bien aquí y no en España. A la vuelta a su país de origen declara que como en España, en ningún lado. Es tal vez una víctima del síndrome de Estocolmo fronterizo. Reconozco que es mi caso.
TIPO 5: EL WEIRD
Se trata de un caso habitual entre la comunidad académica que sale fuera a buscarse el pan. Suelen ser jóvenes que en España son considerados bichos raros, por no decir frikazos apestosos. Al salir de España, este weirdismo se hace más patente si cabe, se vuelven medio locos, solo saben trabajar y hablar de su trabajo y de los proyectos laborales que tienen. Se creen hamazos pero no tienen hamijos, solo conocidos con los que poder competir en número de publicaciones, y en la soledad de su habitación por las noches sueñan con sentarse en una terraza para hablar con la gente del impacto de Schopenhauer en el desarrollo de la actual parrilla televisiva.