Mira, redpo, a lo mejor contándote algo lo entiendes.
Tengo un gato cojo muy torpón y muy bueno. Y tengo mucho vértigo. Mis padres tienen una casa en la costa y voy en verano. Esa casa tiene una terraza que es que uno se cae desmayado de lo preciosas que son las vistas pero es muy alta y la barandilla es endeble. Yo nunca me asomo de pie, me siento a disfrutar de las vistas. A mi gato cojo no le gusta viajar en coche lo pasa muy mal. Y las últimas veces que fui con mi madre allí me hice viaje de ida con el gato pasándolo mal y me volví al día siguiente porque a ella le da por cogerlo y asomarlo, a lo maikel Jackson.
Sentí una ira inmensa, tan grande era mi ira que me bajé al mar a correr como una loca porque sólo tenía ganas de engancharla de los pelos y lanzarla contra la pared y golpearla e insultarle. No lo hice, claro, pero el caso es que este verano ya no voy a ir.
Y así toda la vida. Siempre jodiendo lo que puede.
Y cuando yo protesté, que lo hice, asomaba los dientes en un amago de sonrisa que no lo era. Y decía: que tú tengas vértigo no quiere decir que todo el mundo lo tenga jijijiji
Con los dientes.
Y mi gato erizado retorciéndose.
Es mala mala malísima. No tiene corazón.