Baron Asler
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Unos menores adictos al pegamento atemorizan a sus vecinos en Motril
Los chicos están tutelados por la Junta en el piso de acogida de la calle Ancha La comunidad dice que son agresivos y que la convivencia es «insoportable»
M. NAVARRETE/MOTRIL
La comunidad de vecinos del número 4 de la motrileña calle Ancha protagoniza cada día un particular capítulo de 'Aquí no hay quien viva', pero sin ninguna gracia. Los residentes del bloque, con 15 viviendas, se sienten atemorizados por un grupo de menores, tutelados por la Junta de Andalucía, que residen en el piso de acogida de la Asociación Mensajeros de la Paz, ubicado en el mismo edificio.
Los chicos, cinco magrebíes con edades comprendidas entre los 15 y 17 años, entraron al país de forma irregular en patera o bajos de camiones y, al ser menores no acompañados, viven tutelados en este piso de acogida, a la vez que estudian o trabajan en talleres, según informa la Junta, que admite «el hábito de inhalar pegamento adquirido en sus países de origen» que tienen estos adolescentes. La adicción, según relatan sus vecinos de bloque, les deja «como borrachos todo el día y les vuelve agresivos», por lo que la Comunidad en pleno vive atemorizada «sobre todo por nuestros hijos».
Más allá de la mala educación -en las escaleras no queda ni un adorno, han destrozado las plantas, roto el ascensor, pasan la lengua por los cristales, esparcen basura y escupitajos por los rincones,...- los vecinos denuncian que lo que les tiene preocupados es el «comportamiento intimidatorio» de estos chicos, que les hace la convivencia «insoportable».
Denuncian además que sus molestos vecinos «se llevan a chicas y se dejan los preservativos en el portal, esnifan pegamento en el rellano y tienen intimidados a todos los niños del bloque, y a los mayores también». La Comunidad de vecinos ha expuesto su problema al Servicio de Menores de la Junta a través de un escrito en el que los vecinos solicitan que se traslade a los jóvenes a otro centro. «Las visitas de la Policía al inmueble por las agresiones y peleas son habituales. Nos da miedo dejar solos a nuestros hijos, más aún cuando nos consta que una de las educadoras denunció a uno de estos chicos por acoso sexual», señalan en su escrito a la Junta estos vecinos, que también manifestaron su desesperación a este periódico, aunque pidieron mantener el anonimato «por el miedo que sentimos».
Una de las adolescentes del bloque relató cómo uno de los jóvenes la acorraló en la escalera y le provocó moratones en los brazos. «Mi hija ya no baja sola ni a comprar el pan», comentaba indignada su madre. Otra de la que peor lleva la convivencia con estos adolescentes es la propietaria del piso ubicado justo debajo de la casa de acogida. «A mi no me dejan vivir. No podemos ni dormir. Se pasan toda la noche con broncas y peleas y si no arrastrando muebles. Nos insultan en su idioma, escupen...¿y encima nos llaman racistas! Estamos desesperados». Y lo último, ha sido meterse en su casa, saltando a través del patio comunitario: «Estamos violentados e intimidados».
Fuente: Diario IDEAL de Granada
Los chicos están tutelados por la Junta en el piso de acogida de la calle Ancha La comunidad dice que son agresivos y que la convivencia es «insoportable»
M. NAVARRETE/MOTRIL
La comunidad de vecinos del número 4 de la motrileña calle Ancha protagoniza cada día un particular capítulo de 'Aquí no hay quien viva', pero sin ninguna gracia. Los residentes del bloque, con 15 viviendas, se sienten atemorizados por un grupo de menores, tutelados por la Junta de Andalucía, que residen en el piso de acogida de la Asociación Mensajeros de la Paz, ubicado en el mismo edificio.
Los chicos, cinco magrebíes con edades comprendidas entre los 15 y 17 años, entraron al país de forma irregular en patera o bajos de camiones y, al ser menores no acompañados, viven tutelados en este piso de acogida, a la vez que estudian o trabajan en talleres, según informa la Junta, que admite «el hábito de inhalar pegamento adquirido en sus países de origen» que tienen estos adolescentes. La adicción, según relatan sus vecinos de bloque, les deja «como borrachos todo el día y les vuelve agresivos», por lo que la Comunidad en pleno vive atemorizada «sobre todo por nuestros hijos».
Más allá de la mala educación -en las escaleras no queda ni un adorno, han destrozado las plantas, roto el ascensor, pasan la lengua por los cristales, esparcen basura y escupitajos por los rincones,...- los vecinos denuncian que lo que les tiene preocupados es el «comportamiento intimidatorio» de estos chicos, que les hace la convivencia «insoportable».
Denuncian además que sus molestos vecinos «se llevan a chicas y se dejan los preservativos en el portal, esnifan pegamento en el rellano y tienen intimidados a todos los niños del bloque, y a los mayores también». La Comunidad de vecinos ha expuesto su problema al Servicio de Menores de la Junta a través de un escrito en el que los vecinos solicitan que se traslade a los jóvenes a otro centro. «Las visitas de la Policía al inmueble por las agresiones y peleas son habituales. Nos da miedo dejar solos a nuestros hijos, más aún cuando nos consta que una de las educadoras denunció a uno de estos chicos por acoso sexual», señalan en su escrito a la Junta estos vecinos, que también manifestaron su desesperación a este periódico, aunque pidieron mantener el anonimato «por el miedo que sentimos».
Una de las adolescentes del bloque relató cómo uno de los jóvenes la acorraló en la escalera y le provocó moratones en los brazos. «Mi hija ya no baja sola ni a comprar el pan», comentaba indignada su madre. Otra de la que peor lleva la convivencia con estos adolescentes es la propietaria del piso ubicado justo debajo de la casa de acogida. «A mi no me dejan vivir. No podemos ni dormir. Se pasan toda la noche con broncas y peleas y si no arrastrando muebles. Nos insultan en su idioma, escupen...¿y encima nos llaman racistas! Estamos desesperados». Y lo último, ha sido meterse en su casa, saltando a través del patio comunitario: «Estamos violentados e intimidados».
Fuente: Diario IDEAL de Granada