Hitsfromthebong. Ese hijo de puta.

Merece la pena escuchar a unos yonkis chillando y eructando unos minutos si luego te vas a tu palacio a comer a dos carrillos casado con una tía buenorra y riéndote de los mierdas que has visto.

Los comentarios de Feli y Leti entre langostinos y caviar regados con Vegas-Sicilia serán del estilo: "que bien vivimos y vamos a seguir así toda nuestra vida, con sueldo fijo y Juancar nos ha dejado un pastizal en el extranjero por si un día estos subnormales declaran la republica y hay que emigrar".

No seáis inocentes, esto es un circo y nosotros los payasos.
Yo más bien lo veo como los que van al cine a ver una peli en 3D. Por muchos mostruos, muchas balaceras y muchas hostias que haya, en una hora y media están en casita mirando castillitos de alquiler en Airbnb.
 
Merece la pena escuchar a unos yonkis chillando y eructando unos minutos si luego te vas a tu palacio a comer a dos carrillos casado con una tía buenorra y riéndote de los mierdas que has visto.
Espero que no se refiera a la histérica escuálida esa como tía buenorra.
 
Hola, hermanos foreros. Hoy vengo a relatar una historia de talego, una, al menos para mí, tremendamente emotiva.

Siempre que retomo este mi hilo es porque los canutos me han provocado una sensación mitad nostalgia mitad analizar las cosas que tiene la vida y blao. Hoy me he acordado de un compi llamado Rafael (no le gustaba que le llamasen Rafa), de su historia y de su paso por prisión.

Rafa era de ciudac, de Sevilla por la parte de la Macarena, vivía en la avenida Doctor Fedriani a la altura de donde comienzan los bloques de la negrada y la panchitada. Era mayor que yo, en aquella época yo contaba con treinta y tantos y él ya había superado la cincuentena. Estaba de compi de chabolo con un amiguete mío y a raíz de él le conocí. Era un hombre calmado, inculto académicamente hablando pero con un gran sentido de la condición humana y con unos valores que, además de poder ser incluso estrafalarios, eran nobles a más no poder, era lo que se podría decir una buena persona. Estaba preso por haberle dado una paliza del copón a un menda. Siendo blanco (alguien que no tiene antecedentes) no debería haber entrado, pero ya le perdonaron una vez por ir to morao al volante y esta vez ya no le dieron más cuartelillo.

Su historia era la siguiente: Un día, currando como repartidor de fruta (iba a Los Palacios a petar la furgo y luego servía a diferentes fruterías de la ciudac) presenció cómo un tío le montaba un pollo a su madre anciana en la calle. Por lo visto, según me contó, el colega le exigía a su vieja que le diera pasta, seguramente para jaco o coca, y ante la negativa de esta, la zarandeó de los pelos mientras la insultaba y la amenazaba. Al minuto paró un taxi y la metió a empujones en él, taxi que pagaría la pobre vieja porsupu.
Rafael estaba en ese momento terminando de despachar malacatones y sandías a un establecimiento frutero de la zona de Su Eminencia y se quedó con toda la copla. Una vez el taxi se hubo ido, el impresentable este seguía soltando improperios a voz en grito en medio de la calle contra su madre. Era temprano, las 9:00 o asín y no había mucha gente por la calle. En su desvarío, el agresor de metió por una calle estrecha de la zona visiblemente alterado y Rafael le siguió hasta darle caza.

Le increpó preguntándole que qué tipo de conducta era esa para con su señora madre, a lo que él otro le contestó cagándose en los muertos del que preguntaba y este, sin pensarlo ni medio segundo, comenzó a propinarle puñetazos y patadas hasta que cayó al suelo. Una vez en él, se dedicó a darle patadas a punta pala, en el cuello y en la cabeza sobre todo, hasta que una vecina le interrumpió al grito de: "¡que lo va a matá, ío!" No tardaron en llegar los Topboxes, porrazo en las piernas, al suelo y engrilletao. Total, que le juzgaron y la hostia y le metieron tres años por agresión, con derecho a la condi en poco menos de dos años.

Tenía una hermana que era quien le ingresaba guita en el peculio y él, cada vez que iba al economato a por su cagüi, siempre se le enganchaba algún aguililla para sangrarle algo, otro cagüi, un paquete de Ruffles o un pastelito de estos comprados a granel en el Metaldona o el Dia. Él siempre cedía y se dejaba caer, por lo que era un personaje muy querido allí. Aunque siempre ayudaba a todo el que andaba tieso, nunca faltaba el que se le acercaba a gorronearle porque sí, por no gastar ellos. Yo veía eso y me ponía enfermo; le decía:

-Rafael, ¿no te das cuenta de que ese te está gorroneando?

-Ya, Hits, pero bueno, es un compi.

Sentía que todos estábamos en el mismo barco y que su obligación era la de ayudar a todo el mundo, aunque no fuera así, porque la cárcel, además de gente realmente particular y entrañable en algunos casos, también está llena de gentuza, como adivinará el respetable forero. A mí esa actitud suya ante la vida me enternecía. Al principio pensé que era un tío muy inocente a pesar de su edac, pero no, le importaba cuidar, mimar su mundo interior ante todas las cosas y la bondad era uno de sus fuertes.

Un día se montó una trifulca con los funcionarios. Le empezaron a montar el pollo porque no había hecho bien la cama, cosa muy común allí dentro que cualquier convicto o ex convicto puede corroborar (como leí que también le pasó a don Laureano Oubiña Piñeiro en la prisión de Zuera si no recuerdo mal). El caso es que, calcadito al caso del señor Oubiña, a Rafael también le dieron una somanta de hostias por protestar y no de malas maneras precisamente, pues era un tío muy calmado. Sí, tenía unos picos de puta madre, se rallaba y posteriormente explotaba a la velocidad de la lulz, pero su ritmo vital era el de un ser tranquilo, dialogante y sobre todo bueno. Bien, pues le dañaron un pulmón y tuvieron que sacarle al hospital. Pocos días después, llegó la noticia del fatal desenlace. Rafael había fallecido víctima de una insuficiencia respiratoria cuando, ni siquiera con la ayuda del respirador actificial, pudo conseguir superar aquella noche fatídica de enero.

En la cárcel hace mucho frío, muchísimo, pero aquel día no pude quitármelo del cuerpo. Comía, andaba de acá para allá, me acostaba vestido en el chabolo y me tapaba y no se me iba el frío, me dio un bajón anímico muy grande, y lo peor es que tenía que verles la cara a los bokis que le hicieron eso y si se dirigían a mí, hablarles de "don", que es el tratamiento que todos los presos estamos obligados a dar a los funcionarios.

Don Antonio y don Arturo (cambio los nombres porque no me fío un pelo), espero que al menos hayáis pillado cáncer de sida, que se os haya muerto un hijo o que a la puta de vuestra mujer la hayan violado entre tres chechenos locos jartos de coca. Espero que tengáis una vida longeva y totalmente atormentada, quiero que sufráis y que rabiéis de dolor, tanto físico como mental, hasta el último aliento que exhaléis. Conocíais el historial médico del Rafael y no tuvisteis reparo en pegarle en el pecho aún cuando os había contestado con educación. De entre tanta basura humana, le hicisteis aquello a una de las pocas personas de buen corazón que moraban en Sevilla 1 (Mairena del Alcor).

Seguí compartiendo desayunos asquerosos cada mañana con criminales, locos, chulos, yonkis, violadores, etc., mi actitud era la de todos los días, no podía expresar en voz alta que me dolía realmente la pérdida de Rafael y que siempre me acordaría de él, porque me hubieran hecho la cama. Me hubieran seguido el rollo, pero ya me hubiesen colocao en la lista de los "sentimentales" y "débiles" y me la hubiesen intentado jugar, dando lugar a sus correspondientes conflictos.

De vez en cuando me acuerdo de él, de lo que le gustaban las películas de vaqueros (como las denominaba) y del tiempo que se pasaba dando la brasa con ellas, era como Sick Boy en Trainspotting largando sobre Sean Connery pero con Clint Eastwood o Lee Van Cleef. También hablaba sobre el Betis y el Cerdilla, no eran conversaciones de lo más intelectuales que se diga, pero yo disfrutaba mucho discutiendo con él de estos temas mientras tomábamos el sol de invierno en el patio como lagartos.
Preso por vengar el ataque a una señora mayor indefensa perpetrado por el mierda de su hijo (que espero esté muerto), sin conocerla de nada y sin que ni siquiera ella lo viera.
Cada cual que opine lo que quiera y como le salga del nabo, yo me he asomado a contarlo por si a algún forero pudiera entretenerle, ya que sé que a algunos de ustedes les gustan mis historias de mierda y siempre les estaré agradecido por ello.

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Pobre Rafael.

No sabía yo que por no hacer bien la cama te calentaban el hocico de esa manera.

Yo no duraría ni una semana entonces.
 
Última edición:
Digo yo que también se puede uno emocionar por la muerte de alguien y luego abrir la cabeza con una bandeja del comedor al que intente abusar de ello.
 
A jits le teníais que poner una paguita porque todo lo que escribe es oro.

Mira que yo pienso que hizo que lo enchiquerasen para tener material para luego deleitarnos.

Eso es un autor maldito, cojones, no aquellos dos que llevan tres días discutiendo por una U.
 
muy interesante, es una alegría saber que compartimos cromosomas y experiencia, una gratitud asoma en forma de zurullo, gracias por hacer mi café más especial.

También me alegra ver que no te borran los mensajes en tu propio hilo, yo llevo décadas queriendo terminar el mío y nada, alguien ahí con el ojo puesto, como un francotirador, sin compasión: masuno que coloco para seguir contando la historia, masuno que borra; y le digo al cobarde, que al menos lea antes de borrar.
 
Hola, hermanos foreros. Hoy vengo a relatar una historia de talego, una, al menos para mí, tremendamente emotiva.

Siempre que retomo este mi hilo es porque los canutos me han provocado una sensación mitad nostalgia mitad analizar las cosas que tiene la vida y blao. Hoy me he acordado de un compi llamado Rafael (no le gustaba que le llamasen Rafa), de su historia y de su paso por prisión.

Rafa era de ciudac, de Sevilla por la parte de la Macarena, vivía en la avenida Doctor Fedriani a la altura de donde comienzan los bloques de la negrada y la panchitada. Era mayor que yo, en aquella época yo contaba con treinta y tantos y él ya había superado la cincuentena. Estaba de compi de chabolo con un amiguete mío y a raíz de él le conocí. Era un hombre calmado, inculto académicamente hablando pero con un gran sentido de la condición humana y con unos valores que, además de poder ser incluso estrafalarios, eran nobles a más no poder, era lo que se podría decir una buena persona. Estaba preso por haberle dado una paliza del copón a un menda. Siendo blanco (alguien que no tiene antecedentes) no debería haber entrado, pero ya le perdonaron una vez por ir to morao al volante y esta vez ya no le dieron más cuartelillo.

Su historia era la siguiente: Un día, currando como repartidor de fruta (iba a Los Palacios a petar la furgo y luego servía a diferentes fruterías de la ciudac) presenció cómo un tío le montaba un pollo a su madre anciana en la calle. Por lo visto, según me contó, el colega le exigía a su vieja que le diera pasta, seguramente para jaco o coca, y ante la negativa de esta, la zarandeó de los pelos mientras la insultaba y la amenazaba. Al minuto paró un taxi y la metió a empujones en él, taxi que pagaría la pobre vieja porsupu.
Rafael estaba en ese momento terminando de despachar malacatones y sandías a un establecimiento frutero de la zona de Su Eminencia y se quedó con toda la copla. Una vez el taxi se hubo ido, el impresentable este seguía soltando improperios a voz en grito en medio de la calle contra su madre. Era temprano, las 9:00 o asín y no había mucha gente por la calle. En su desvarío, el agresor de metió por una calle estrecha de la zona visiblemente alterado y Rafael le siguió hasta darle caza.

Le increpó preguntándole que qué tipo de conducta era esa para con su señora madre, a lo que él otro le contestó cagándose en los muertos del que preguntaba y este, sin pensarlo ni medio segundo, comenzó a propinarle puñetazos y patadas hasta que cayó al suelo. Una vez en él, se dedicó a darle patadas a punta pala, en el cuello y en la cabeza sobre todo, hasta que una vecina le interrumpió al grito de: "¡que lo va a matá, ío!" No tardaron en llegar los Topboxes, porrazo en las piernas, al suelo y engrilletao. Total, que le juzgaron y la hostia y le metieron tres años por agresión, con derecho a la condi en poco menos de dos años.

Tenía una hermana que era quien le ingresaba guita en el peculio y él, cada vez que iba al economato a por su cagüi, siempre se le enganchaba algún aguililla para sangrarle algo, otro cagüi, un paquete de Ruffles o un pastelito de estos comprados a granel en el Metaldona o el Dia. Él siempre cedía y se dejaba caer, por lo que era un personaje muy querido allí. Aunque siempre ayudaba a todo el que andaba tieso, nunca faltaba el que se le acercaba a gorronearle porque sí, por no gastar ellos. Yo veía eso y me ponía enfermo; le decía:

-Rafael, ¿no te das cuenta de que ese te está gorroneando?

-Ya, Hits, pero bueno, es un compi.

Sentía que todos estábamos en el mismo barco y que su obligación era la de ayudar a todo el mundo, aunque no fuera así, porque la cárcel, además de gente realmente particular y entrañable en algunos casos, también está llena de gentuza, como adivinará el respetable forero. A mí esa actitud suya ante la vida me enternecía. Al principio pensé que era un tío muy inocente a pesar de su edac, pero no, le importaba cuidar, mimar su mundo interior ante todas las cosas y la bondad era uno de sus fuertes.

Un día se montó una trifulca con los funcionarios. Le empezaron a montar el pollo porque no había hecho bien la cama, cosa muy común allí dentro que cualquier convicto o ex convicto puede corroborar (como leí que también le pasó a don Laureano Oubiña Piñeiro en la prisión de Zuera si no recuerdo mal). El caso es que, calcadito al caso del señor Oubiña, a Rafael también le dieron una somanta de hostias por protestar y no de malas maneras precisamente, pues era un tío muy calmado. Sí, tenía unos picos de puta madre, se rallaba y posteriormente explotaba a la velocidad de la lulz, pero su ritmo vital era el de un ser tranquilo, dialogante y sobre todo bueno. Bien, pues le dañaron un pulmón y tuvieron que sacarle al hospital. Pocos días después, llegó la noticia del fatal desenlace. Rafael había fallecido víctima de una insuficiencia respiratoria cuando, ni siquiera con la ayuda del respirador actificial, pudo conseguir superar aquella noche fatídica de enero.

En la cárcel hace mucho frío, muchísimo, pero aquel día no pude quitármelo del cuerpo. Comía, andaba de acá para allá, me acostaba vestido en el chabolo y me tapaba y no se me iba el frío, me dio un bajón anímico muy grande, y lo peor es que tenía que verles la cara a los bokis que le hicieron eso y si se dirigían a mí, hablarles de "don", que es el tratamiento que todos los presos estamos obligados a dar a los funcionarios.

Don Antonio y don Arturo (cambio los nombres porque no me fío un pelo), espero que al menos hayáis pillado cáncer de sida, que se os haya muerto un hijo o que a la puta de vuestra mujer la hayan violado entre tres chechenos locos jartos de coca. Espero que tengáis una vida longeva y totalmente atormentada, quiero que sufráis y que rabiéis de dolor, tanto físico como mental, hasta el último aliento que exhaléis. Conocíais el historial médico del Rafael y no tuvisteis reparo en pegarle en el pecho aún cuando os había contestado con educación. De entre tanta basura humana, le hicisteis aquello a una de las pocas personas de buen corazón que moraban en Sevilla 1 (Mairena del Alcor).

Seguí compartiendo desayunos asquerosos cada mañana con criminales, locos, chulos, yonkis, violadores, etc., mi actitud era la de todos los días, no podía expresar en voz alta que me dolía realmente la pérdida de Rafael y que siempre me acordaría de él, porque me hubieran hecho la cama. Me hubieran seguido el rollo, pero ya me hubiesen colocao en la lista de los "sentimentales" y "débiles" y me la hubiesen intentado jugar, dando lugar a sus correspondientes conflictos.

De vez en cuando me acuerdo de él, de lo que le gustaban las películas de vaqueros (como las denominaba) y del tiempo que se pasaba dando la brasa con ellas, era como Sick Boy en Trainspotting largando sobre Sean Connery pero con Clint Eastwood o Lee Van Cleef. También hablaba sobre el Betis y el Cerdilla, no eran conversaciones de lo más intelectuales que se diga, pero yo disfrutaba mucho discutiendo con él de estos temas mientras tomábamos el sol de invierno en el patio como lagartos.
Preso por vengar el ataque a una señora mayor indefensa perpetrado por el mierda de su hijo (que espero esté muerto), sin conocerla de nada y sin que ni siquiera ella lo viera.
Cada cual que opine lo que quiera y como le salga del nabo, yo me he asomado a contarlo por si a algún forero pudiera entretenerle, ya que sé que a algunos de ustedes les gustan mis historias de mierda y siempre les estaré agradecido por ello.

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Suyo es el primer like que doy en esta casa. Y mire mi fecha de registro, los posts que llevo y los que habré leído. Es usted un forerazo.
 
Hola, hermanos foreros. Hoy vengo a relatar una historia de talego, una, al menos para mí, tremendamente emotiva.

Siempre que retomo este mi hilo es porque los canutos me han provocado una sensación mitad nostalgia mitad analizar las cosas que tiene la vida y blao. Hoy me he acordado de un compi llamado Rafael (no le gustaba que le llamasen Rafa), de su historia y de su paso por prisión.

Rafa era de ciudac, de Sevilla por la parte de la Macarena, vivía en la avenida Doctor Fedriani a la altura de donde comienzan los bloques de la negrada y la panchitada. Era mayor que yo, en aquella época yo contaba con treinta y tantos y él ya había superado la cincuentena. Estaba de compi de chabolo con un amiguete mío y a raíz de él le conocí. Era un hombre calmado, inculto académicamente hablando pero con un gran sentido de la condición humana y con unos valores que, además de poder ser incluso estrafalarios, eran nobles a más no poder, era lo que se podría decir una buena persona. Estaba preso por haberle dado una paliza del copón a un menda. Siendo blanco (alguien que no tiene antecedentes) no debería haber entrado, pero ya le perdonaron una vez por ir to morao al volante y esta vez ya no le dieron más cuartelillo.

Su historia era la siguiente: Un día, currando como repartidor de fruta (iba a Los Palacios a petar la furgo y luego servía a diferentes fruterías de la ciudac) presenció cómo un tío le montaba un pollo a su madre anciana en la calle. Por lo visto, según me contó, el colega le exigía a su vieja que le diera pasta, seguramente para jaco o coca, y ante la negativa de esta, la zarandeó de los pelos mientras la insultaba y la amenazaba. Al minuto paró un taxi y la metió a empujones en él, taxi que pagaría la pobre vieja porsupu.
Rafael estaba en ese momento terminando de despachar malacatones y sandías a un establecimiento frutero de la zona de Su Eminencia y se quedó con toda la copla. Una vez el taxi se hubo ido, el impresentable este seguía soltando improperios a voz en grito en medio de la calle contra su madre. Era temprano, las 9:00 o asín y no había mucha gente por la calle. En su desvarío, el agresor de metió por una calle estrecha de la zona visiblemente alterado y Rafael le siguió hasta darle caza.

Le increpó preguntándole que qué tipo de conducta era esa para con su señora madre, a lo que él otro le contestó cagándose en los muertos del que preguntaba y este, sin pensarlo ni medio segundo, comenzó a propinarle puñetazos y patadas hasta que cayó al suelo. Una vez en él, se dedicó a darle patadas a punta pala, en el cuello y en la cabeza sobre todo, hasta que una vecina le interrumpió al grito de: "¡que lo va a matá, ío!" No tardaron en llegar los Topboxes, porrazo en las piernas, al suelo y engrilletao. Total, que le juzgaron y la hostia y le metieron tres años por agresión, con derecho a la condi en poco menos de dos años.

Tenía una hermana que era quien le ingresaba guita en el peculio y él, cada vez que iba al economato a por su cagüi, siempre se le enganchaba algún aguililla para sangrarle algo, otro cagüi, un paquete de Ruffles o un pastelito de estos comprados a granel en el Metaldona o el Dia. Él siempre cedía y se dejaba caer, por lo que era un personaje muy querido allí. Aunque siempre ayudaba a todo el que andaba tieso, nunca faltaba el que se le acercaba a gorronearle porque sí, por no gastar ellos. Yo veía eso y me ponía enfermo; le decía:

-Rafael, ¿no te das cuenta de que ese te está gorroneando?

-Ya, Hits, pero bueno, es un compi.

Sentía que todos estábamos en el mismo barco y que su obligación era la de ayudar a todo el mundo, aunque no fuera así, porque la cárcel, además de gente realmente particular y entrañable en algunos casos, también está llena de gentuza, como adivinará el respetable forero. A mí esa actitud suya ante la vida me enternecía. Al principio pensé que era un tío muy inocente a pesar de su edac, pero no, le importaba cuidar, mimar su mundo interior ante todas las cosas y la bondad era uno de sus fuertes.

Un día se montó una trifulca con los funcionarios. Le empezaron a montar el pollo porque no había hecho bien la cama, cosa muy común allí dentro que cualquier convicto o ex convicto puede corroborar (como leí que también le pasó a don Laureano Oubiña Piñeiro en la prisión de Zuera si no recuerdo mal). El caso es que, calcadito al caso del señor Oubiña, a Rafael también le dieron una somanta de hostias por protestar y no de malas maneras precisamente, pues era un tío muy calmado. Sí, tenía unos picos de puta madre, se rallaba y posteriormente explotaba a la velocidad de la lulz, pero su ritmo vital era el de un ser tranquilo, dialogante y sobre todo bueno. Bien, pues le dañaron un pulmón y tuvieron que sacarle al hospital. Pocos días después, llegó la noticia del fatal desenlace. Rafael había fallecido víctima de una insuficiencia respiratoria cuando, ni siquiera con la ayuda del respirador actificial, pudo conseguir superar aquella noche fatídica de enero.

En la cárcel hace mucho frío, muchísimo, pero aquel día no pude quitármelo del cuerpo. Comía, andaba de acá para allá, me acostaba vestido en el chabolo y me tapaba y no se me iba el frío, me dio un bajón anímico muy grande, y lo peor es que tenía que verles la cara a los bokis que le hicieron eso y si se dirigían a mí, hablarles de "don", que es el tratamiento que todos los presos estamos obligados a dar a los funcionarios.

Don Antonio y don Arturo (cambio los nombres porque no me fío un pelo), espero que al menos hayáis pillado cáncer de sida, que se os haya muerto un hijo o que a la puta de vuestra mujer la hayan violado entre tres chechenos locos jartos de coca. Espero que tengáis una vida longeva y totalmente atormentada, quiero que sufráis y que rabiéis de dolor, tanto físico como mental, hasta el último aliento que exhaléis. Conocíais el historial médico del Rafael y no tuvisteis reparo en pegarle en el pecho aún cuando os había contestado con educación. De entre tanta basura humana, le hicisteis aquello a una de las pocas personas de buen corazón que moraban en Sevilla 1 (Mairena del Alcor).

Seguí compartiendo desayunos asquerosos cada mañana con criminales, locos, chulos, yonkis, violadores, etc., mi actitud era la de todos los días, no podía expresar en voz alta que me dolía realmente la pérdida de Rafael y que siempre me acordaría de él, porque me hubieran hecho la cama. Me hubieran seguido el rollo, pero ya me hubiesen colocao en la lista de los "sentimentales" y "débiles" y me la hubiesen intentado jugar, dando lugar a sus correspondientes conflictos.

De vez en cuando me acuerdo de él, de lo que le gustaban las películas de vaqueros (como las denominaba) y del tiempo que se pasaba dando la brasa con ellas, era como Sick Boy en Trainspotting largando sobre Sean Connery pero con Clint Eastwood o Lee Van Cleef. También hablaba sobre el Betis y el Cerdilla, no eran conversaciones de lo más intelectuales que se diga, pero yo disfrutaba mucho discutiendo con él de estos temas mientras tomábamos el sol de invierno en el patio como lagartos.
Preso por vengar el ataque a una señora mayor indefensa perpetrado por el mierda de su hijo (que espero esté muerto), sin conocerla de nada y sin que ni siquiera ella lo viera.
Cada cual que opine lo que quiera y como le salga del nabo, yo me he asomado a contarlo por si a algún forero pudiera entretenerle, ya que sé que a algunos de ustedes les gustan mis historias de mierda y siempre les estaré agradecido por ello.

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Desde luego, jamás hubiera pensado que querría conocer a alguien que haya estado en el talego, ya que la inmensa mayoría son gentuza de la peor calaña.

Usted es la excepción a la regla.
 
Suyo es el primer like que doy en esta casa. Y mire mi fecha de registro, los posts que llevo y los que habré leído. Es usted un forerazo.
Sus palabros me emocionan, señor Tiboroski. Entrar a ver si a mis hermanos les ha gustado mi última historia de mierda y encontrarme con este tipo de comentarios lo es todo para mí. La próxima un poco más alegre, de guarras, coca y esas barrabasadas que tanto gustan en esta casa.
 
Y pensar que hubo un tiempo en el que Don Jits no posteaba su vida porque la consideraba hindijna para nuestro excelso y selecto conocimiento.

GRACIAS por dejar de pensarlo, caballero.
 
Mira que somos la antitesis Hits y yo, pero unas cañas le pagaba.
 
En realidad he mentido, contestar en el otro hilo me pillaba mas bien de paso -y me tocaba, profesionalmente hablando- pero hace ya unos dias que queria registrarme SOLAMENTE para escribir en este hilo:

@hitsfromthebong varias cosas:

Me lei el hilo del TIRON el otro dia por la noche y me divirtieron mucho tus historias, ya sean reales, inventadas o exageradas, me da igual. Siempre es agradable ver gente que ve la vida de una forma similar. Se siente uno menos "raro" por decirlo de alguna manera.
Si continuas el hilo, estoy seguro de que mas de uno lo agradeceremos.

La historia de rafa me dejo triste y cabreado a partes iguales, te juro que conforme iba leyendo la historia, iba haciendo scroll para abajo, esperando que el desenlace fuera un castigo ejemplar para los dos mierdas que se lo cargaron, me apeno ver que no fue asi. Tampoco creo mucho en el karma y esas cosas, pero ojala que la vida los ponga en su sitio a esos dos.

Yo tengo una imaginacion desbordante y te juro que la escena de la guiri de 1,90 (fokin guor!) conforme la iba leyendo, la estaba viendo en directo, en 4k. Pocas cosas escritas pueden hacerme reir a carcajadas, pero con este hilo me he echado buenas risas.

Lo dicho, tienes otro lector mas por aqui.
Un abrazo
 
La próxima un poco más alegre, de guarras, coca y esas barrabasadas que tanto gustan en esta casa.

Este cliffhanger es peor que esperar dos años para la última temporada de Juego de Tronos.

Necesito mi dosis ya, como ustec comprenderá.

Ah y por cierto si se muere y no deja sus memorias para la posteridad y el disfrute de las siguientes generaciones arderá en el infierno.
 
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