Hygge

Bueno, pero te gustará comerte tu buena paella en la playa, ¿no?.

En Logroño no hay platja. Hay subnormales y terrazas.

En verano me gusta ponerme tibio de nectarinas, malacatones, melón con zumo de limón, peras limoneras y tal.

Pero asistir al desfile de carne que no voy a catar, lo único que me produce es ganas de no salir de casa salvo para lo estrictamente necesario.
 
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Dios me libre de tratar de corregir a mi gran amigo y compañero Cachondo, faro y guía de la chavalada del foro. Pero en mi humilde opinión eso de poner música cuando se está en medio de la nada en una cabaña de madera junto al fuego, es una jodida horterada y un sacrilegio.

Al campo se va a escuchar a la naturaleza, pero no en plan poeta místico (perez style), sino con humildad y sabiendo distinguir los sonidos que advierten de peligros de los que no. Es el hilo música ideal para que la mente empiecen a elucubran, por eso el hombre de campo es taciturno. Porque el biotopo le condicionada y relaja su mente haciéndolo un sesudo compañero de sí mismo. El oído acostumbrado a la naturaleza huye del ruido, se asusta, le molesta. Y es normal.


Además que sirve de telón de fondo para el crepitar de la madera cuando es devorado por el fuego, un espectáculo para los oídos que los subnormales urbanitas no habéis podido experimentar en vuestras putas e insustanciales vidas. Porque un fuego da más compañía que 40 canales de TDT. El fuego hechiza, te atrapa, te absorta. Es como un amante exigente que te retiene a su lado exigiendo con le contemples con admiración.

Se me ocurre que eso de poner música en el campo es como las putas que ofrecen poner una peli porno mientras te las follas, joder, es que es ridículo y demencial. ¿Tú no serás de esos, no, Cachondo? Dime que no eres de esos, dímelo.
 
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Pero asistir al desfile de carne que no voy a catar, lo único que me produce es ganas de no salir de casa salvo para lo estrictamente necesario.

Esto da para hilo (ábrelo si eso)

Distingo rápido a un gañán de alguien con un mínimo de sentido común cuando desfilan tías buenas delante de uno.

Muchos tienden a pensar que están de suerte, y buitrean desde lejos la carne con la mirada.

Otros apartan la vista y ocupan su mente en otra cosa.

Y es que la clave es lo que tú has dicho. Seria como, teniendo hambre, ponerte a contemplar una mesa llena de jugosos manjares, sabiendo que no los vas a poder comer.

Lo sensato para ni estresarse ni pasarlo mal es mirar a otro lado y no pensar en comida.

Por supuesto si tienes cierto autocontrol puedes apreciar un cuerpo femenino sin pasar un mal rato pese a tener ciertas necesidades no satisfechas. Pero... ¿para qué hacer semejante cosa?

A colación del higgie. No confundamos: mirar tías no lo es.

El higgie lleva implícita la recompensa de la satisfacción en el acto, y buitrear alegra la mirada pero crea un aumento de la necesidad, envenenando la experiencia.
 
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Españolas: hardware brasileño, software vaticano.
 
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No si eres un mirón.

Sí eres vouyeaur efectivamente el razonamiento anterior queda en entredicho, pero en realidad todos somos unos mirones y unos cotillas extremos. Si no lo fuesemos, las novelas y el cine no existirían.

De todas formas si tu única sexualidad es masturbádor is y te conformas con mirar, tu grado de fustracion será menor.
 
No he querido participar mucho en este hilo porque el concepto es algo tan sutil y delicado que a mi que a veces como con las manos y me tiro pedos en la oficina probablemente se me escaparia y no apreciaria los detalles y matices que son necesarios para apreciarlo.

Pero hoy, que ha habido un viento y una lluvia tremendos por la noche y han aligerado mi sueño, he apreciado el confort y el descanso que me proporcionan las envolventes de mi casa y mi wc. Ademas se ha producido una de esas situaciones en las que hace muchas horas que no bebia agua y anoche cene fuerte, pero he estado viciandome al imperium 3 buena parte de la noche y unos egipcios me estaban dando leña, ademas de luego tener que ir a hacer una gestion urgente, por lo que no ha sido posible ir al baño ni beber agua en muchas horas.

Al llegar y estar de nuevo al refugio de la calefaccion y una ventana cerrada protegiendome del viento, he procedido a relajar esfinteres saliendo por todos los orificios a la vez sendas materias liquidas, solidas y gaseosas con cierta velocidad y presion, sumado a que me he bebido medio listro de agua de golpe, creo que me ha dado hygge de ese.

Y es que como el aparato dgestivo esta muy bien rodeado de fibras nerviosas y eso, parece ser que es capaz de influir mucho muchisimo en nuestro bienestar cuando le damos gustito, ya sea por el principio o por el final.
 
Hombre claro, pero mi yaya es un ente superior, un ser celestial.
Juega en otra liga, la de las estrellas ...

No idealices, haz el favor.

Los seres humanos siempre tienen un alto porcentaje de despreciabilidad.

De mis abuelos solo el de la parte materna se alegraba mucho de verme el pobre. Paso toda su vejez chocheando pero fue el mejor. Y eso que era 100 % gitano.

Aún así, mis abuelos trajeron al mundo a los hijos de puta de mis progenitores y POR SU CULPA Y FALTA DE DECENCIA VITAL, por comportarse como animales, yo llegue a existir.

Sólo por eso merecen mi odio y desprecio eterno. Los repudio. Me cago en mis muertos.
 
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La felicidad Hygge es una evolución de la felicidad burguesa de lo material, lo sensorial y el desahogo económico... ahora al alcance de la clase media. O cierta clase media.

Para ser feliz solo hay que tener un poco de dinero, calefacción, internet y un Beato Sillón.

¡Beato sillón! La casa
corrobora su presencia
con la vaga intermitencia
de su invocación en masa
a la memoria. No pasa
nada. Los ojos no ven,
saben. El mundo está bien
hecho. El instante lo exalta
a marea, de tan alta,
de tan alta, sin vaivén.



No pasa nada
, dice el muy cabron. El mundo esta bien hecho.

La felicidad requiere egoismo y muy poco en lo material. El sillon puede tener costras de mierda, pero lo absolutamente necesario es que nuestra mente pueda pensar No pasa nada.
Ni en mi salón ni en ninguna parte del planeta, porque iba a preocuparme yo...

Les pega haber inventado semejante capullez a los daneses, gente sin sol, gente del frío, gente sin alma.
 
La felicidad Hygge es una evolución de la felicidad burguesa de lo material, lo sensorial y el desahogo económico... ahora al alcance de la clase media. O cierta clase media.

Para ser feliz solo hay que tener un poco de dinero, calefacción, internet y un Beato Sillón.

¡Beato sillón! La casa
corrobora su presencia
con la vaga intermitencia
de su invocación en masa
a la memoria. No pasa
nada. Los ojos no ven,
saben. El mundo está bien
hecho. El instante lo exalta
a marea, de tan alta,
de tan alta, sin vaivén.



No pasa nada
, dice el muy cabron. El mundo esta bien hecho.

La felicidad requiere egoismo y muy poco en lo material. El sillon puede tener costras de mierda, pero lo absolutamente necesario es que nuestra mente pueda pensar No pasa nada.
Ni en mi salón ni en ninguna parte del planeta, porque iba a preocuparme yo...

Les pega haber inventado semejante capullez a los daneses, gente sin sol, gente del frío, gente sin alma.

Sin duda en su subconsciente está esto:

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Creo que confunde usted la gimnasia con la magnesia, el culo con las cuatro témporas y la polla con una regadera de parterres.

El dia tiene 24 horas. Podemos dedicar muchas a ser eficientes en nuestro trabajo, a ser buena gente con quien nos rodea, a dar limosna a los pobres, ayudar en una perrera de barrio, hacer una donación en la web de una ONG, reciclar la basura e informarnos de la cuota de responsabilidad de cada quien para ser consecuentes cuando toca votar. Y al acabar todo ello, con la serena satisfacción del deber cumplido, buscar momentos relajados rodeados de buena gente.

No sé que propondría usted. Tal vez convertirnos en una monja alférez de las buenas causas, sin reposo, relax ni sentido del humor. No permitirnos un copazo de balón de un buen brandy mirando el fuego del hogar porque en ese momento está apalizando a un niño de Sudán del Sur o violando a una refugiada Siria. Convertirnos en una especie de Che de la guerrilla contra la injusticia, recorriendo incansables las selvas llenas de chinches, peligros e incomodidades hasta que la última crueldad del planeta haya desaparecido y podamos entonces volvernos hacia nosotros mismos.

Solo se vive una vez y hay que hacerlo lo mejor posible. Intentando echar una mano en lo que se pueda y no creando sufrimientos innecesarios, pero poniéndonos sabiamente en el primer lugar de las prioridades. Como esa gente nórdica sin alma con las mejores nóminas y la mejor protección social del planeta gracias a los impuestos producto de los trabajos que hacen cuando no están hyggeando. A diferencia, por ejemplo, de esos hindúes tan trascendentes y espirituales, con su maravillosa tasa de mortalidad infantil.
 
Para mí, el clímax del higgo este, sería hacer una remezcla y sincronización acordes con estos dos vídeos (evidentemente el segundo en mute):
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Reminiscencias del Hortensia y del Klaus, añejadas en las barricas de roble de las neuronas de mi juventud, cuando las ciclogénesis todavía se llamaban temporales, relampaguean en el parabrisas inundado, mientras, a la derecha, la Ría, casi siempre apacible como un charco en la cuneta, se desata en un remolino de olas, espuma y silbidos, travistiendo su esencia alciónica en rabia oceánica, convirtiendose en un shemale sureño de la Costa de la Muerte.

El paseo es breve pero accidentado. Las rachas laterales de viento hacen oscilar mi sólido y anticuado coche como si fuese una simple caja de manzanas, las enormes ramas de eucaliptos caídas me obligan a extremar la prudencia en la conducción. Si una de ellas me acariciase el cráneo al apearme, creo que mis problemas terminarían en ese punto. La oscuridad es casi absoluta, el ruido de la ventisca lo domina todo, una pasta de barro, detritus varios y hojas caídas hace patinar las ruedas. Por fin llego a la playa.

Al pararme, un arreón de aire da la sensación de producir el vuelco definitivo, las ruedas se desplazan unos centímetros. A pesar de todo me apeo y bajo la rampa hacia la arena, procurando pasar rápidamente por debajo de los árboles oscilantes.

Aquí no queda nada del verano, de las horas felices nadando en un mar en calma, de lectura con una cerveza al lado, de cuerpos esculturales al sol. Alguien se llevó todo eso y lo sustituyó por esta pesadilla expresionista: el siniestro cielo cárdeno, el gris metálico del agua, el blanco omnipresente de la espuma, el pardo de la arena, el indefinible del granito. Solo una nota de color: el impermeable amarillo de otro hombre solitario (nuca podría ser una mujer) encaramado a las rocas, que un par de veces esquiva en el último segundo la mano de agua que intenta arrastrarlo a su seno. En fin, como dijo Don Francisco, nada en que fijar los ojos que no sea recuerdo de la muerte.

Empapado y con la mente en blanco vuelvo a la seguridad del vehículo. Nada más entrar suena el móvil. Y aquí se acaba la experiencia introspectiva, el ensimismamiento solipsista, la soledad en la tormenta. Los amigos me esperan. 20 minutos más tarde abro la puerta de la taberna: los sarmientos arden lentamente en la chimenea, que hoy tiene buen tiro y no llena el local de humo como acostumbra, la botella de albariño lleva un rato descorchada y me sirven la primera dosis, con la sonrisa de la amistad y las bromas de siempre, viejas pero no gastadas mientras exista el aprecio sincero. Y las libaciones y la compañía van dándome la paz de costumbre, mientras que el sonido de la tempestad al otro lado de la puerta de roble se vuelve confortable como un colchón de plumas de ganso.
 
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Sin duda en su subconsciente está esto:

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La verdad es que no, en realidad en mi subconsciente esta la critica que Cernuda hizo en su día de su compañero del beato sillón.

Creo que confunde usted la gimnasia con la magnesia, el culo con las cuatro témporas y la polla con una regadera de parterres.

Siempre tan amable...
No creo confundir nada, estoy hablando del sentimiento muy burgués ( a falta de mejor expresión ) de justificar la felicidad a través de las pequeñas cosas de la vida, lo cual implica enunciar que son las grandes cosas las que fallan a nuestro propósito de felicidad.
En el hilo lo estáis conectando con escaparse a una bucólica cabaña, alejada de todo. Es decir, alejada de los problemas de los demás, a salvo de todo contagio.

Bueno, hay quien se crea su propio refugio mental y ali disfruta únicamente de sus propios placeres. Hay cabañas alejadas o beatos sillones en los que no pensar en nada, con una copa en la mano.
Que me parece bien, allá cada cual... pero es egoísta por definición. Esto no es negociable.

El dia tiene 24 horas. Podemos dedicar muchas a ser eficientes en nuestro trabajo, a ser buena gente con quien nos rodea, a dar limosna a los pobres, ayudar en una perrera de barrio, hacer una donación en la web de una ONG, reciclar la basura e informarnos de la cuota de responsabilidad de cada quien para ser consecuentes cuando toca votar. Y al acabar todo ello, con la serena satisfacción del deber cumplido, buscar momentos relajados rodeados de buena gente.

Pero el Hygge no va de buscar la felicidad a través de la bondad a tiempo parcial, se refiere al disfrute propio.

No sé que propondría usted. Tal vez convertirnos en una monja alférez de las buenas causas, sin reposo, relax ni sentido del humor. No permitirnos un copazo de balón de un buen brandy mirando el fuego del hogar porque en ese momento está apalizando a un niño de Sudán del Sur o violando a una refugiada Siria. Convertirnos en una especie de Che de la guerrilla contra la injusticia, recorriendo incansables las selvas llenas de chinches, peligros e incomodidades hasta que la última crueldad del planeta haya desaparecido y podamos entonces volvernos hacia nosotros mismos.

Yo no estoy proponiendo nada, cada uno sabrá como funciona su brújula interna y como puede ser feliz.

Solo se vive una vez y hay que hacerlo lo mejor posible. Intentando echar una mano en lo que se pueda y no creando sufrimientos innecesarios, pero poniéndonos sabiamente en el primer lugar de las prioridades. Como esa gente nórdica sin alma con las mejores nóminas y la mejor protección social del planeta gracias a los impuestos producto de los trabajos que hacen cuando no están hyggeando. A diferencia, por ejemplo, de esos hindúes tan trascendentes y espirituales, con su maravillosa tasa de mortalidad infantil.

¿Ahora quien mezcla churras con merinas? Esto es una discusión paralela.
 
No creo confundir nada, estoy hablando del sentimiento muy burgués ( a falta de mejor expresión ) de justificar la felicidad a través de las pequeñas cosas de la vida, lo cual implica enunciar que son las grandes cosas las que fallan a nuestro propósito de felicidad.
En el hilo lo estáis conectando con escaparse a una bucólica cabaña, alejada de todo. Es decir, alejada de los problemas de los demás, a salvo de todo contagio.

Bueno, hay quien se crea su propio refugio mental y ali disfruta únicamente de sus propios placeres. Hay cabañas alejadas o beatos sillones en los que no pensar en nada, con una copa en la mano.
Que me parece bien, allá cada cual... pero es egoísta por definición.

Dos semanas para un quoteo. Debe ser usted el famoso Felson el Rápido.

El beato sillón puede ser un ensimismamiento egoísta o también el reposo de un guerrero altruista. No puede uno proyectarse hacia los demás todo el tiempo, sobre todo cuando tienes cierta edad y el cuero curtido por las cicatrices que te dejó la maravillosa generosidad de nuestros prójimos. Con los años, uno aprende a despreocuparse de problemas ajenos y cuestiones generales irresolubles, poniendo el granito de arena cuando toca pero centrado básicamente en construirse una vida feliz y confortable. Y ese último punto, al menos en mi particular caso, es una obra de voluntad y esfuerzo personal a la que los demas han contribuido más como saboteadores que poniendo ladrillos. Lo suficiente para ahorrar sentimientos de culpa por los buenos momentos que no debo a nadie.
 
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Dos semanas para un quoteo. Debe ser usted el famoso Felson el Rápido.

El beato sillón puede ser un ensimismamiento egoísta o también el reposo de un guerrero altruista. No puede uno proyectarse hacia los demás todo el tiempo, sobre todo cuando tienes cierta edad y el cuero curtido por las cicatrices que te dejó la maravillosa generosidad de nuestros prójimos. Con los años, uno aprende a despreocuparse de problemas ajenos y cuestiones generales irresolubles, poniendo el granito de arena cuando toca pero centrado básicamente en construirse una vida feliz y confortable. Y ese último punto, al menos en mi particular caso, es una obra de voluntad y esfuerzo personal a la que los demas han contribuido más como saboteadores que poniendo ladrillos. Lo suficiente para ahorrar sentimientos de culpa por los buenos momentos que no debo a nadie.

Deduzco por su post que las desgracias ajenas son antes ajenas que desgracias.
 
@Morzhilla

http://elpais.com/elpais/2017/05/24/fotorrelato/1495615590_126816.html

Disculpen que no me haya mas que el titular de esto, porque tengo que salir volando.

Espero, a ciegas, que sea de su interés.


Hace unos pocos meses salio Noruega como numero uno en el ranking de países mas felices del mundo y a traves de un amigo que tiene la curiosa aficion de ser radioaficionado, surgio la oportunidad de hacer una entrevista para una radio argentina. Querian a alguien que hablase español para hablar sobre este asunto y me pregunto, a lo cual me negué porque no me apetecía salir en la radio diciendo una trola como una casa, que son super felices y tal.Así que pregunte a varios conocidos españoles a ver si les apatecia salir en la radio y todos me dijeron "es que no creo que aquí son felices".

Resumiendo, no me he leído nada más que el titular y estoy de acuerdo, porque es lo que he visto... y vivido, por desgracia. Hijas de puta, que buenas están y que solas y tristes.
 
Hijas de puta, que buenas están y que solas y tristes.
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Don't worry. You are my favourite nigga.

Stagier.
Stagier.
Penis.
 
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