PATATA ERGO SUM
- Mire, ya se lo tengo dicho, no es usted una patata.
- (Con cara de escepticismo, desafiante) ¿¿Y quién es usted para decirme lo que puedo ser y lo que no??
- A ver... yo tengo estudios que me capacitan para certificar que usted no es una patata, soy médico y he estudiado a muchas personas, vivas y muertas. También he analizado cientos de patatas, europeas, africanas e incluso de Sudamérica. Si quiere le demuestro que no miento y es usted un hombre en usted mismo.
- Adelante, adelante.
- Vea (coge una aguja hipodérmica de un bote amarillo, la encaja en una jeringuilla, la frota con un trozo de algodón empapado en alcohol). Acérqueme la mano.
- ¿Me va a hacer daño?
- No se preocupe, es un pinchacito de nada (el paciente le tiende la mano izquierda y el doctor le pincha en el dedo índice). ¿Ve? Usted sangra, ergo... no es una patata. Las patatas NO sangran. (aparta la inyección)
- No le creo. Si yo sangro, las patatas también.
- Dios santo, ¿me está tomando usted el pelo? ¿Nunca se ha comido una patata?
- ¿POR QUIÉN ME TOMA USTED, JODIDO MANÍACO? ¡NO SOY UN ASESINO! (El doctor mira fijamente al paciente y éste mira al doctor con indignación durante unos segundos. El doctor mira hacia abajo, apoya su pulgar derecho en la sien y se frota la frente con la mano.)
- De acuerdo. Déme la patata (señalando la patata que sujeta el paciente con la mano derecha) y verá como no sangra.
- (Coge a la patata con las dos manos formando un cuenco) Mamá, ¿qué hago? (la contempla con ternura un instante, sonríe). De acuerdo, pero cuídemela bien. Ya está mayorcita y arrugada (guiñándole el ojo a la patata).
- Observe (coge una aguja hipodérmica de un bote amarillo, la encaja en una jeringuilla y se dispone a pinchar a la patata, cuando el paciente le interrumpe)
- Oiga, el alcohol (señalando el algodón)
- Sí, perdone, se me olvidaba (el doctor coge un trozo de alcohol, lo empapa en alcohol, lo frota en la jeringuilla y lo clava suavemente en la patata) ¿VE? La patata no sangra. (el doctor adopta un aire triunfal, lanza la patata al aire y la vuelve a recoger en su mano) Usted no es una patata, ¿me cree ya?
- Dios mío... ¡era verdad! (el paciente irrumpe en sollozos desesperados, llevándose las manos a la cara para ocultar su llanto). ¿Por qué no hice caso a mis amigos? ¿Cómo pude estar tan ciego y no darme cuenta de que era adoptado?