Quantec
Frikazo
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La calvicie es una putada, y de las gordas, en los últimos cinco años podría escribir un tratado como observador de como se puede pasar de ser el rey del mambo con las titis a tener un miedo escénico y una batería de complejos respecto al sexo contrario dada la degradación de la personalidad sufrida por un hamijo mio a la par que se le ha ido clareando el cartón.
Mi hamijo fue el primero que metio los dedos en un conejo cuando íbamos a discotecas lights, dedo que en su momento esnifamos y veneramos todos y cada uno hundiéndonos en nuestra miseria moral, mi hamijo no tardó mucho más en ser el primero en meterla en caliente y ser protagonista de una mamada cuando el resto no habiamos pasado del filetón y cuatro tocamientos mediocres, en definitiva, durante la pubertad y hasta llegada la veintena fue para el resto el puto Master & Comander en la materia y el modelo a imitar, mientras el resto haciamos el mediocre en la pista él no solía fallar a su cita en cualquier pared de la discoteca para intercambiar fluidos orales primero y terciar lo que viniera después.
Llegada la veintena y con el cambiazo finiquitado le empezaron a aparecer entradas, al principio el asunto lo llevaba bien ya que eran ridículas y aún gozaba de un pelo que ya quisieran otros, pero con el paso del tiempo la cosa fue in aumento a la par que in decrescendo toda la personalidad explosiva cara al sexo contrario de la que siempre había sido envidia del resto.
Lo cierto es que asusta un poco el ver la bateria de complejos y miedos, algunos bastante infundados, a los que se autosomete un persona a la que le afecta la alopecia , ahora mismo el tema del cartón de mi hamijo es tabú sabido por todos, puesto que es mencionar el tema y ver en sus ojos una sensación incomodidad y de querer desaparecer del mundo bastante obvia por lo que toca chitón y hacer vista gorda.
Cabe decir, sin ánimo de deprimir a alopécicos presentes, que la vida sexual de mi hamijo en los últimos seis años ha sido bastante mediocre en comparación a la del resto, en buena parte como ya digo más por su culpa dado a su aislamiento social con las mujeres en el tema de tirar el arpón que por culpa de su calvicie, puesto que quien ha tenido una labia para derruir fortalezas intocable la conserva para el resto de su vida, otra cosa es que dada su inseguridad y festival de cacota en los pantalones se reprima a usarla con su nueva condición física.
Aún así el señor le concedió una tregua a su tortura el año pasado y desde entonces está con una moza, a la cual francamente en sus años triunfantes no se hubiera dignado ni a mirar y a la que tristemente se agarra como opción para no volver a travesar el desierto en cantimplora.
Y lo más jodido es que ella lo debe saber
Mi hamijo fue el primero que metio los dedos en un conejo cuando íbamos a discotecas lights, dedo que en su momento esnifamos y veneramos todos y cada uno hundiéndonos en nuestra miseria moral, mi hamijo no tardó mucho más en ser el primero en meterla en caliente y ser protagonista de una mamada cuando el resto no habiamos pasado del filetón y cuatro tocamientos mediocres, en definitiva, durante la pubertad y hasta llegada la veintena fue para el resto el puto Master & Comander en la materia y el modelo a imitar, mientras el resto haciamos el mediocre en la pista él no solía fallar a su cita en cualquier pared de la discoteca para intercambiar fluidos orales primero y terciar lo que viniera después.
Llegada la veintena y con el cambiazo finiquitado le empezaron a aparecer entradas, al principio el asunto lo llevaba bien ya que eran ridículas y aún gozaba de un pelo que ya quisieran otros, pero con el paso del tiempo la cosa fue in aumento a la par que in decrescendo toda la personalidad explosiva cara al sexo contrario de la que siempre había sido envidia del resto.
Lo cierto es que asusta un poco el ver la bateria de complejos y miedos, algunos bastante infundados, a los que se autosomete un persona a la que le afecta la alopecia , ahora mismo el tema del cartón de mi hamijo es tabú sabido por todos, puesto que es mencionar el tema y ver en sus ojos una sensación incomodidad y de querer desaparecer del mundo bastante obvia por lo que toca chitón y hacer vista gorda.
Cabe decir, sin ánimo de deprimir a alopécicos presentes, que la vida sexual de mi hamijo en los últimos seis años ha sido bastante mediocre en comparación a la del resto, en buena parte como ya digo más por su culpa dado a su aislamiento social con las mujeres en el tema de tirar el arpón que por culpa de su calvicie, puesto que quien ha tenido una labia para derruir fortalezas intocable la conserva para el resto de su vida, otra cosa es que dada su inseguridad y festival de cacota en los pantalones se reprima a usarla con su nueva condición física.
Aún así el señor le concedió una tregua a su tortura el año pasado y desde entonces está con una moza, a la cual francamente en sus años triunfantes no se hubiera dignado ni a mirar y a la que tristemente se agarra como opción para no volver a travesar el desierto en cantimplora.
Y lo más jodido es que ella lo debe saber