curro jimenez rebuznó:
Ese fue uno de los encontronazos culturales que tuve con mi parienta y su familia. Esta gente, y creo que los alemanes en general, no tienen pestillos en las puertas, y no tienen reparo alguno en entrar en baños y habitaciones sabiendo que hay gente dentro haciendo sus cosas.
Créame que eso no está en la nacionalidad, que hay en este país gente con las mismas costumbres.
Tenía yo un amiguete que en las tres o cuatro ocasiones que visité su casa, me sorprendí hasta el punto que pensé que me estaban gastando una especie de broma de cámara oculta. Pero no.
La primera vez, ibamos a su habitación que era donde tenía el chaval el ordenador, y me encuentro con la puerta del baño completamente abierta y el padre dentro, cagando.
Tras la sorpresa inicial, le di las buenas tardes, que el hombre respondió como si no le estuviese viendo los cojones y el zurullo salir, y todo el mundo, amiguete incluido, como si aquello fuese de lo más normal.
En la segunda ocasión, me encuentro a la hermana paseando por la casa en bragas, sin sujetador ni nada, andando por la casa. La hermana tenía unos veintitantos años, y sin ser un orco de mordor, tampoco era precisamente una belleza ni estaba en su peso ideal como quien dice. Aun me estremezco con la visión.
A la pregunta al amiguete de "¿que hace tu hermana en bragas?" me respondió que qué pasa por que fuera en bragas, que estaba en su casa...
Ni me molesté en explicarle que yo era un completo extraño, que sabían que yo iba a subir a su piso y... en fin. Para que explicar lo obvio.
La tercera vez tuve la misma visión, esta vez del padre y de la madre en ropa interior viendo la tele. Que fuera verano no creo que fuese suficiente excusa sabiendo como sabían que yo iba a entrar en el salón.
La cuarta no vi nada, fue visitando un piso en obras que mi amiguete estaba reformando para casarse y acabar de calzonazos de una inútil. Pero no dejó de sorprenderme el que estuviese instalando dos vater en el cuarto de baño principal.
A la pregunta de qué era aquello de poner dos vateres, me dijo "Es que si uno está cagando y el otro tiene ganas, tiene que esperar, me extraña que nadie haya pensado en eso". A lo que me los imaginé a él y a la novia sentados cada uno en su vater, cogidos de la mano y haciendo fuerzas en plan "A la de trés, empujamos a la vez".
Y no es el unico caso, más de uno me ha contado como si tal cosa que en su casa van siempre todos en pelotas, y su argumento es que taparse delante de la familia es contraproducente, que si ves en pelotas a tus familiares desde que naces no albergas deseos impuros, pero si van siempre tapados y los ves en pelotas te pueden venir malas ideas.
Sin comentarios.
Tirao rebuznó:
Yo pasé una nochevieja forever alone en un piso de alquiler junto a un polígono, congelao de frío y, la verdad, fue una reputísima mierda. Aquello era la soledad de verdad: en otra ciudad, sin colegas, novia, conocidos ni nada.
Corríjame si me equivoco, pero lo malo no fue tanto no saber cocinar nada más allá de una tortilla de patatas, ni que las campanadas fuesen grabadas, sino el pensar que "ahí fuera" había gente conviviendo en cálida armonía familiar, jóvenes divirtiéndose y grupos de parejas perdidos en cabañas rurales, ¿es posible?
Una nochevieja de esas, concrétamente la del 98/99, resultó que fue el primer año que no tenía ningún plan con nadie, pero claro, quedarse en casa y aguantar una noche familiar se me antojaba todavía peor, así que ese mismo día compre algunas revistas: Quo, CNR, y alguna que otra más. Compré también refrescos, algo de comer, etc. Y lo metí a hurtadillas en una pequeña oficina en la que trabajaba por las mañanas por aquel entonces (por la tarde estudiaba).
Me vestí con mis mejores galas y con una linternas y bastantes pilas, pasé cuatro o cinco horas allí encerrado en esa oficina, leyendo las revistas, picando algo y bebiendo refrescos. Creo que fue una de las pocas veces que sentí lo perjudicial que puede ser la soledad no buscada, pues realmente no me conseguí ni concentrar en lo que estaba leyendo, y la mitad del tiempo la pasé mirando el reloj y mirando al vacío, esperando poder volver para acostarme sin que resultara demasiado sospechoso y no hubiese las preguntas típicas de porqué había regresado tan temprano.
Al año siguiente más de lo mismo: mi ausencia de planes se debía principalmente a que en esos años había llegado al pueblo eso de los famosos "cotillones". La mayor mierda condensada para esas fechas, y me negaba a ir por sistema. Ahí si que me habría sentido totalmente alienado, y prefería estar sólo.
Así que en esa ocasión lo que hice fue sencillamente andar durante cuatro horas sin parar yendo de un lado a otro del pueblo, simulando que iba a algún lugar cuando realmente andaba hacia ninguna parte. Es más, me encontré con algun que otro conocidos y su inevitable "¿A donde vas?" me tocó la moral bastante, siempre respondía la verdad: "a cualquier sitio menos al cotillón de fin de año".
Desde entonces no he vuelto a quedar con nadie en nochevieja, pero ya decidí acostarme pronto con alguna excusa que no me encontraba bien y que le den a todo.
Desde que vivo solo, gloria bendita. Nada como tener un agujero en el que meterse y disfrutar de tus fricadas sin que nadie te toque los cojones.
Que ya digo que comprendo el sentimiento de aislamiento de algunos, pero es eso, que el resto de la humanidad aun no os da el suficiente asco ni la despreciais tanto como yo. Si tenéis suerte ya entenderéis de lo que hablo.