Jose David
Clásico
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- 2 Jul 2006
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Cuantas historias, cuanta frustración, cuanto dolor… CUANTAS GANAS DE FOLLAR. ¿Ligaré hoy?, ya sé que no, pero… ¿ligaré hoy?.
Me levanto el puto lunes por la mañana con una pequeña depresión, me miro al espejo todo despeinado y SONRÍO. Joder, que puta vida… me río ahora con ganas, debo de estar loco.
Tras vestirme con prisas y darme un peinado medio decente y un enjuague bucal para no espantar a los personajes de mi puta película personal, salgo pitando con el presentimiento de que voy a llegar tarde al curro OTRA VEZ.
Saludo a todos con alegría mientras los demás apenas pueden devolver un graznido que viene a ser un “estoy hasta los putos huevos de todo esto”. Hago de tripas corazón y organizo a los trabajadores… porque ahora que caigo, yo soy también el jefe, intermedio pero jefe al fin y al cabo, así que manos a la obra y a producir, que hay que consumir mucho esta década, y debemos dejar unas bonitas toneladas de basura reciclable en los contenedores al final del día.
Cuando al fin llega la hora del desayuno, miro a una tía buena que pasa por la calle. Ni me mira: puta vida. Yo sí la miro, miro sus tetas, y cuando ha pasado, su culo. Me gusta ese culo, me gustan todos los culos de mujer. Hasta los inmensos, ya no le hago ascos a nada. QUIERO UN ABRAZO, me pido un café sólo.
La camarera está buena, la saludo, le miro las tetas. Me sonríe, me conoce, le caigo bien, pero está casada y es feliz: puta vida.
Los compañeros me cuentan su historia: que si el trabajo, que si su coche, que si el puto partido, que si quiero que me toque la lotería. Me abuuurro.
Vuelta al curro, dios, que cansado estoy, y es lunes… me quiero morir, tengo que hacer ALGO. Quiero follar, estoy caliente y no lo entiendo, me la casqué anoche. ¿Debo ir de putas OTRA VEZ?. Así no ahorro para la nueva lavadora ni de coña.
Miro a las mujeres desde la ventana… qué fácil lo tienen las jodidas. Sé que es mentira… pero qué fácil lo tienen las jodidas. Quiero ser mujer. Sería puta, por supuesto, puta de lujo, estaría muy buena y ganaría mucho dinero… sigue soñando Jose David, sigue soñando hasta que se acabe este puto lunes.
Llega una inspectora de trabajo. Me pongo firme, me pongo nervioso… pero es mujer y está buena… le miro las tetas medio segundo, luego le hablo como si su presencia no me pusiese cachondo. Como si me fuera del todo indiferente su perfume, como si no me la fuera a pelar pensando en ella, en el lavabo, en cuanto se vaya.
¿Qué cojones estoy haciendo aquí?, ¿porqué cojones estudié la jodida carrera?. YO QUERÍA SER CAMIONERO, hacer rutas internacionales, ver mundo y visitar ese puticlub alemán que tiene cinco plantas de altura y sex show cada cuarto de hora.
Llega mi jefe. Me cae gordo. El tío es un cabrón, igual que yo con mis subordinados. Todos somos unos cabrones. El mundo entero está lleno de cabrones. Me quejo con razón de sus exigencias y sus miras estrechas, a él se la suda, yo me cabreo y se me pasan las ganas de pajearme con la inspectora de trabajo.
Llega la hora de la comida y me paso la dieta por los cojones comiendome una pizza familiar entera. Lo peor es que me entra sueño y tengo que volver al puto curro. Miro el correo electrónico antes de irme, ningún mensaje de mis “amigas”. Putas todas.
La tarde pasa en una nube, no sé ni la hora que es, pero sí se lo que voy a hacer cuando llegue a casa, repaso mentalmente la lista de cien cosas que rápida y eficientemente voy a llevar a buen término, y cuando al fin acaba la jornada y llego a casa, me ducho, me pongo la bata y me tiro en el sofá como un saco de patatas viejo y cansado. Ni tan siquiera tengo ganas de levantarme a mear, aunque tengo ganas desde hace un rato.
Es entonces cuando llama el amiguete. “¿Nos tomamos algo?”. No, estoy cansado. “Venga mamón, mueve el culo que ya dormirás cuando te mueras”. Salgo y me tomo un red bull, miro a las chicas del bar mientras finjo que escucho lo que mi amigo dice, me vuelven a entrar ganas de follar, de follarlas a todas, ahí, en el suelo, encima de las mesas, encima de la barra a la puta camarera con esas tetas que SEGURO que son operadas, pero que me vuelven loco.
Vuelvo a casa, AHORA si estoy cansado. Me meto en el sobre y a dormir. Mañana es martes… el miércoles es fiesta… que bien, algo por lo que vivir.
Luego, en el foro ligue, todo se resume en un “hoy no he ligado”. Leo los post de triunfadores millonarios, chicos guapos altos morenos que se las llevan de calle, y de los misóginos amargados que nunca mojan. Los dos grupos mienten, pero me río un rato y creo polémica. Mis quince minutos de mecanografía, para no perder la práctica han concluido, mando algún mensaje a una forera, que contesta haciéndose la interesante, o eso supongo porque borro su respuesta sin leerla.
Dios, que cansado estoy, ¡mátame ya!. ¡jubílame!, ¿no?. Al menos déjame echar un polvo inolvidable el próximo fin de semana, no seas hijoputa Dios, o le digo a todo el mundo que no existes.
Ahora, tú, forero, cuéntame cómo va a ser tu puto lunes. Di algo, cojones.
Me levanto el puto lunes por la mañana con una pequeña depresión, me miro al espejo todo despeinado y SONRÍO. Joder, que puta vida… me río ahora con ganas, debo de estar loco.
Tras vestirme con prisas y darme un peinado medio decente y un enjuague bucal para no espantar a los personajes de mi puta película personal, salgo pitando con el presentimiento de que voy a llegar tarde al curro OTRA VEZ.
Saludo a todos con alegría mientras los demás apenas pueden devolver un graznido que viene a ser un “estoy hasta los putos huevos de todo esto”. Hago de tripas corazón y organizo a los trabajadores… porque ahora que caigo, yo soy también el jefe, intermedio pero jefe al fin y al cabo, así que manos a la obra y a producir, que hay que consumir mucho esta década, y debemos dejar unas bonitas toneladas de basura reciclable en los contenedores al final del día.
Cuando al fin llega la hora del desayuno, miro a una tía buena que pasa por la calle. Ni me mira: puta vida. Yo sí la miro, miro sus tetas, y cuando ha pasado, su culo. Me gusta ese culo, me gustan todos los culos de mujer. Hasta los inmensos, ya no le hago ascos a nada. QUIERO UN ABRAZO, me pido un café sólo.
La camarera está buena, la saludo, le miro las tetas. Me sonríe, me conoce, le caigo bien, pero está casada y es feliz: puta vida.
Los compañeros me cuentan su historia: que si el trabajo, que si su coche, que si el puto partido, que si quiero que me toque la lotería. Me abuuurro.
Vuelta al curro, dios, que cansado estoy, y es lunes… me quiero morir, tengo que hacer ALGO. Quiero follar, estoy caliente y no lo entiendo, me la casqué anoche. ¿Debo ir de putas OTRA VEZ?. Así no ahorro para la nueva lavadora ni de coña.
Miro a las mujeres desde la ventana… qué fácil lo tienen las jodidas. Sé que es mentira… pero qué fácil lo tienen las jodidas. Quiero ser mujer. Sería puta, por supuesto, puta de lujo, estaría muy buena y ganaría mucho dinero… sigue soñando Jose David, sigue soñando hasta que se acabe este puto lunes.
Llega una inspectora de trabajo. Me pongo firme, me pongo nervioso… pero es mujer y está buena… le miro las tetas medio segundo, luego le hablo como si su presencia no me pusiese cachondo. Como si me fuera del todo indiferente su perfume, como si no me la fuera a pelar pensando en ella, en el lavabo, en cuanto se vaya.
¿Qué cojones estoy haciendo aquí?, ¿porqué cojones estudié la jodida carrera?. YO QUERÍA SER CAMIONERO, hacer rutas internacionales, ver mundo y visitar ese puticlub alemán que tiene cinco plantas de altura y sex show cada cuarto de hora.
Llega mi jefe. Me cae gordo. El tío es un cabrón, igual que yo con mis subordinados. Todos somos unos cabrones. El mundo entero está lleno de cabrones. Me quejo con razón de sus exigencias y sus miras estrechas, a él se la suda, yo me cabreo y se me pasan las ganas de pajearme con la inspectora de trabajo.
Llega la hora de la comida y me paso la dieta por los cojones comiendome una pizza familiar entera. Lo peor es que me entra sueño y tengo que volver al puto curro. Miro el correo electrónico antes de irme, ningún mensaje de mis “amigas”. Putas todas.
La tarde pasa en una nube, no sé ni la hora que es, pero sí se lo que voy a hacer cuando llegue a casa, repaso mentalmente la lista de cien cosas que rápida y eficientemente voy a llevar a buen término, y cuando al fin acaba la jornada y llego a casa, me ducho, me pongo la bata y me tiro en el sofá como un saco de patatas viejo y cansado. Ni tan siquiera tengo ganas de levantarme a mear, aunque tengo ganas desde hace un rato.
Es entonces cuando llama el amiguete. “¿Nos tomamos algo?”. No, estoy cansado. “Venga mamón, mueve el culo que ya dormirás cuando te mueras”. Salgo y me tomo un red bull, miro a las chicas del bar mientras finjo que escucho lo que mi amigo dice, me vuelven a entrar ganas de follar, de follarlas a todas, ahí, en el suelo, encima de las mesas, encima de la barra a la puta camarera con esas tetas que SEGURO que son operadas, pero que me vuelven loco.
Vuelvo a casa, AHORA si estoy cansado. Me meto en el sobre y a dormir. Mañana es martes… el miércoles es fiesta… que bien, algo por lo que vivir.
Luego, en el foro ligue, todo se resume en un “hoy no he ligado”. Leo los post de triunfadores millonarios, chicos guapos altos morenos que se las llevan de calle, y de los misóginos amargados que nunca mojan. Los dos grupos mienten, pero me río un rato y creo polémica. Mis quince minutos de mecanografía, para no perder la práctica han concluido, mando algún mensaje a una forera, que contesta haciéndose la interesante, o eso supongo porque borro su respuesta sin leerla.
Dios, que cansado estoy, ¡mátame ya!. ¡jubílame!, ¿no?. Al menos déjame echar un polvo inolvidable el próximo fin de semana, no seas hijoputa Dios, o le digo a todo el mundo que no existes.
Ahora, tú, forero, cuéntame cómo va a ser tu puto lunes. Di algo, cojones.