La Lanza Sagrada

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Laerthes

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10 Nov 2003
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"...Pero llegando a Jesús, como le vieron ya muerto, no le rompieron las
piernas, sino que uno de los legionarios le atravesó con su lanza el
costado, y al instante manó sangre y agua. El que lo vio da testimonio,
y su testimonio es verdadero; el sabe que dice la verdad para que
vosotros le creáis..."

San Juan, 19:33-34.

LA LANZA SAGRADA

Las reliquias son un catalizador de la imaginación, silenciosos testimonios
que nos susurran la veracidad de cuanto sucedió hace cientos de años y de
lo que tenemos constancia únicamente por las Sagradas Escrituras.

En el mundo antiguo los conceptos de Magia y Religión estaban fuertemente
entrelazados. Según cuenta el gnosticismo, Jesucristo era el Hijo de Dios,
pero también era un Taumaturgo, que canalizaba la energía del Creador y
obraba prodigios tales como andar sobre el agua o resucitar a los muertos...

Estas ideas estaban muy implantadas en la gente del mundo antiguo. Todos
los objetos que tocara uno de estos hechiceros quedaban impregnados, en
cierta forma, de la energía de su usuario, reteniéndola para la eternidad.

Las religiones de Europa, África septentrional y el Oriente Próximo de la
antigüedad rebosaban de objetos sacros de maravillosas virtudes, prueba
del poder de sus dioses. La nueva religión también debía tener los suyos,
este concepto era inapelable. Y los más poderosos serían, por lógica, los
que fueran propiedad de Cristo.

Las cosas mundanas con los que presuntamente tuvo algún contacto Jesucristo
en vida se fueron convirtiendo tras su muerte en reliquias sagradas de
valiosa posesión para los creyentes, en particular aquellos que rememorasen
la Pasión: el cáliz de la Última Cena o Grial, la corona de espinas, la Vera
Cruz, el sudario o Mandilion... y la Lanza de Longino.


Cuando la Iglesia católica se confirma como religión oficial del Imperio
Romano en el 313, sus clérigos se entregaron a la tarea de derrotar a las
cultos rivales de la misma forma en que los cristianos fueron perseguidos.

Se cambiaron las Sagradas Escrituras para borrar todos los resabios de
paganismo y los pasajes menos convenientes para la doctrina eclesiástica.

En el proceso desaparece el cristianismo primitivo y se comienza a crear
un gran Imperio de la Fe, con una compleja jerarquía acaparadora de un
emporio de riquezas y poder, fundamentado en el temor de la gente por
la condenación eterna...

Sigue la erradicación de los cultos romanos, célticos y orientales. Se
derrumban santuarios, se queman textos, se realizan conversiones
forzosas. Los sacerdotes adaptan aquello que no pueden destruir, así
los dioses de los cultos panteístas se convertirán en santos mártires de
la nueva religión con mayor facilidad.

Se aniquila la amenaza del paganismo superficialmente, pues las personas
siguen creyendo tanto como siempre en lo irracional y lo fusionan con lo
divino, pues ambos conceptos son indisolubles.

La creencia en los objetos encantados es tal que la Iglesia debe asimilarlos
de inmediato, ya en el mismo siglo IV, sustituyendo talismanes por reliquias
sagradas. No se adorará a una piedra o a una fuente, tal como hacían los
cultos animistas, si no a un icono de un evangelista o una fuente
santificada a un mártir...



Así, el anónimo legionario que alancea a Cristo en el Gólgota pasa a ser
Cayo Casio, imprescindible para cumplir la profecía augurando que al
Mesías no habría de quebrársele ningún hueso. Ya no es un verdugo, es
un instrumento divino, actúa siguiendo los designios del Altísimo, pues
nada ocurre si no es Su voluntad...

Esta interpretación de la Biblia le convierte en San Longino. Se articula
una auténtica leyenda como lo son todas las Hagiografías de los primeros
tiempos del cristianismo.

Nace el mito del arma exterminadora, la Lanza Sagrada.

Forjada por el profeta Fileas, pasa por las manos de algunos antiguos
Patriarcas antes de aparecer en el Nuevo Testamento para cumplir la
misión para la cual fue concebida en manos de Cayo Casio.

La sangre y agua que brotan del costado de Jesús al ser lanceado
salpican los ojos de su agresor, curándole la afección de la vista que
padece, y se convierte al cristianismo. La ya Santa Lanza es recogida
por José de Arimatea junto a otros objetos; será el primer coleccionista
de recuerdos del Maestro, que con el tiempo se convertirán en reliquias.

Llega a las manos de Mauricio, comandante de la Legión de Tebas
que será martirizado junto a sus 6.000 legionarios por Maximiliano,
a partir de ahora el general será conocido por San Mauricio.

Su siguiente propietario conocido es el emperador Constantino,
y será en su mano cuando el arma muestre su virtud exterminadora,
dándole la victoria contra Magencio en la batalla del Puente Milvio,
en las afueras de Roma, en octubre del 312.

Antes del enfrentamiento, el emperador tiene la visión de una cruz
celestial, bajo la cual podía leerse "Con este Signo Vencerás".
Será el primer campeón de la Iglesia Católica: el próximo año
hará de la nueva religión la oficial del Imperio Romano.

A la Lanza se le atribuye el don divino de otorgar el triunfo en la guerra a
cualquiera que la posea, aún en las circunstancias más desesperadas. Quien
la posea no puede perder.

Su leyenda alterna períodos de brutal actividad con épocas en que desaparece
de la vista de los hombres, reapareciendo después en lugares diferentes. Es
una leyenda larga y violenta.

En el siglo V reaparece en manos de Alarico, cuya campaña
termina con el saqueo de la decadente Roma en el 410 d.c.

Luego la portará el rey de los Visigodos, Teodorico que junto a otros
derrotará al hasta entonces invicto Azote de Dios, el rey huno Atila, en la
crucial batalla de los Campos Catalúnicos, hacia el 452.
La Lanza salva a la Cristiandad.

El emperador Justiniano la da a su general Belisario para que le ayude a
reconquistar el Imperio Romano de Occidente. Durante su regencia, del
527-565, el Imperio Romano de Oriente alcanza su máxima extensión
territorial.

Reaparece en manos de Carlos Martel durante la Batalla de Poitiers,
en el año 732. Gracias a ella podría haber detenido el imparable
avance del Islam.

El Arma Sagrada permanecerá en Francia. Después la esgrime el rey de los
Francos, Carlos el Magno, obteniendo con ella cerca de medio centenar de
victorias. Tras hacerse ungir por el Pontífice de Roma, es el primer
protector de la Iglesia, fundando el futuro Imperio Romano Germánico.

El emperador Romano Germánico Enrique I, fundador de la Casa de Sajonia,
somete a los polacos con ella. De la Casa de Sajonia la reliquia pasará a la
gran Casa real de los Hohenstauffen de Suabia, uno de cuyos descendientes,
Federico Barbarroja, héroe de la historia germana que reina del 1152 al
1190, la usará en campaña constantemente, siendo la más destacable la
conquista de Italia. Después, la Lanza vuelve a desaparecer de la leyenda.



Hacia la Baja Edad Media la creencia en las reliquias de mágicas virtudes es
masiva. Por toda Europa aparecen talleres artesanos que se dedican a su
elaboración, concentrándose la mayoría en Italia. Surgen miles propietarios
de relicarios que contienen los restos de otros tantos santos y mártires.
Muchos de ellos son partes de sus cuerpos, el culto cristiano se vuelve
necrófilo.

Las reliquias son el primer negocio sintomático de la degeneración del
catolicismo. El tesoro de San Pedro llena sus arcas a la par que los
cepillos de monasterios y ermitas. Los lugares que custodian reliquias
envueltas en curaciones milagrosas o casamientos seguros reciben
peregrinaciones y dádivas a cambio de la protección del objeto.
Otros no dudan en comprarlos, pagando sumas cuantiosas.

Pero siempre surgen más y más reliquias para reemplazar las ya vendidas.

Por toda la cristiandad se cuentan miles de espinas de la corona o astillas
de la cruz de Cristo. Pero el negocio debe proseguir, y cuando un artesano
escucha que un objeto ha obtenido buen precio en un lugar, no duda en
reproducirlo en otro distante, dándose así duplicidades que la naturaleza
niega. Así, por doquier surgen dedos de evangelistas como para hacer
decenas de pares de manos...

La Santa Lanza no se libra también de estas reproducciones de reliquias, el
primer ejemplo de "piratería comercial" de la historia. Se sabe de cuatro
lanzas santas en total. Una está en el Vaticano. La segunda está en París,
donde fue llevada por el rey San Luís en el siglo XIII, cuando regresó de
la última cruzada de Palestina. La tercera lanza en litigio se conserva en
Cracovia (Polonia), el emperador Otón III la regaló a Boleslav el Bravo,
pero se la reconoce como una mera copia de la que hablamos.

La Lanza de Longinos se conserva actualmente en el museo del palacio
Hofburg, en Viena (Austria), también llamada Casa del Tesoro Imperial.

Esta lanza tiene el aspecto de un puñal prehistórico, de la Edad de Hierro,
que alcanza 30 cm de longitud. Está partida en dos pedazos que se unen
por medio de una funda de plata. En el siglo XIII se le añade un clavo,
ser uno de los tres que torturaron a Cristo en el Calvario, sujeto a la
lanza con hilos de oro, plata y cobre. En el trozo del hasta que se conserva
aún hay dos diminutas cruces de oro. La reliquia de guarda en un antiguo
estuche de cuero forrado de terciopelo rojo



Durante cientos de años permaneció la Lanza Heilige dormida en su funda,
hasta que un joven artista vienés posó sus ojos en ella a principios del
siglo XX unos años antes de la I Guerra Mundial. Se llamaba Adolf Hitler.

Hitler posa sus ojos en la Lanza que se reposaba en la Casa del Tesoro
Habsburgo. El arma le susurra los ecos de las épicas batallas del pasado en
las que había tomado parte, instándole a reclamarla como suya para dirimir
una vez más en el destino del mundo, destino para el cual había sido
forjada.

De su fascinación por el arma dirá "... Quedé inmóvil durante unos minutos,
contemplando la Lanza y me olvidé del lugar en el que me encontraba. Parecía
poseer cierto significado oculto que se me escapaba, un significado que de
algún modo ya conocía, pero que no podía reconocer conscientemente…”

Durante cuatro años, el joven Hitler busca en viejos libros la historia de
la lanza, pasando largas horas obnubilado frente a ella, en el museo de
Viena, como si sólo él pudiese oír el pasado glorioso que el metal le
murmuraba, proyectando en su mente imágenes de heroicos guerreros
vociferando ordenes y oraciones, clamores de cuernos de guerra, estandartes
desgarrados, espantosas matanzas y campos ensangrentados a la sombra de la
cruz.

Como a otros tantas personas de tiempos pretéritos, el arma le arrebató la
razón e hizo suya su voluntad. Hitler, sin embargo, no era capaz de adivinar
por qué una reliquia cristiana le cautivaba de tal forma, y por que no podía
luchar contra ella... la Lanza Sagrada le llamaba, el sería su nuevo
instrumento.

Pasan los años, y el joven artista llega a ser el Canciller de Alemania, en
1933.

El primer día en que Austria es anexionada al III Reich, en marzo de 1938,
Hitler ordena trasladar a Nuremberg el tesoro de los Habsburgo. Ahora ya
tiene la Lanza de Longino y nadie podría derrotarle si la retenía. Dentro de
un año y medio desencadenará la II Guerra Mundial. Cuando invada Rusia
en 1941, le dará a la operación el nombre de Barbarroja, uno de los grandes
propietarios de la Heilinge.

Pero la guerra transcurre en su contra y los aliados consiguen llegar en
1945 hasta Nuremberg. La gruesa puerta del búnquer donde se custodia
la reliquia es volada por las tropas del general Patton, que se hace con la
Lanza Sagrada, aunque la guerra estaba ya sentenciada. Poco después
Hitler se suicida.

La supuesta Lanza de Longino reposa expuesta al público en la Casa del
Tesoro Imperial de Viena, donde se la puede contemplar, aguardando a
que la codicia del hombre vuelva a despertarla. Los conservadores y
guías del museo recomiendan permanecer poco tiempo ante ella...

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Gracias a De Re Militari
 
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Esto me recuerda que si se pesan juntas todas las reliquias que se conservan de la cruz que arrastró Cristo, alcanzan el nada despreciable peso de dos toneladas...

Eso sin contar los veinte prepucios que se conservan del niño Jesús.

Saludos

O
 
Te podías currar un
resumen.jpg



o una sinopsis, que hay mucho que estudiar...
 
Me da miedo pensar que de verdad haya objetos de ese tipo y con esas connotaciones en el mundo actual.
 
Hablas de la serie manga esa, la de evagelion?
 
O rebuznó:
Esto me recuerda que si se pesan juntas todas las reliquias que se conservan de la cruz que arrastró Cristo, alcanzan el nada despreciable peso de dos toneladas...
es que jesusito era todo un machote

O rebuznó:
Eso sin contar los veinte prepucios que se conservan del niño Jesús.
ves?
 
Va a ser que no...
Mi anime se ha quedado en Akira, La princesa Mononoke, Porco Rosso, Cowboy Bebop y poco más...
 
Podrias haber dividido el post en tres y hacer una trilogia (que ahora esta de moda),ese tocho es infumable.

Acabo antes de leer "El Quijote" que este post.
 
Yo no obligo a nadie a leer nada, cada cuál que haga lo que le de la gana.
 
Vaya chapa!
:21
Para lanza sagrada la que llevamos en la entrepierna.
 
Longinos.
Para cuando un resumen sobre la sabana santa de carmen porter?
Enga learthes que no apetece comprarselo
 
Al contrario que muchos, me lo he leido entero (didáctico hilo). El tema de las reliquias cristianas comenzó básicamente a introducirse en Europa en el siglo XII, en la era de las cruzadas. Personalmente, creo que todas las que hasta hoy han llegado, son meras imitaciones. De las que narran las crónicas de aquellos momentos... mantengo la duda, aunque me inclino a pensar que son falsas. Teniendolas se posee el poder, ¿por qué la Iglesia no iba a inventar tales bulos para obtener un poder mayor del que hasta entonces tenía?.
 
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