El Loco de las Coles
Famelic escaleto
- Registro
- 29 May 2005
- Mensajes
- 12.633
- Reacciones
- 1
Como en anteriores episodios he ido comentando, vivo en un humilde piso en el que cohabito con mi progenitora B, es decir, con mi reputa madre. La señora, limpia y aseada como pocas, pero con un corazón negro como las entrañas de Satanás, no puede atender como es debido las tareas de limpieza del hogar que como mujer le han sido adjudicadas por la gracia del dios que nos mira desde el cielo. Tareas del hogar que, por otra parte, no son en absoluto pesadas o laboriosas, ya que la bendita de mi abuela carga con el lavado de ropa, el cocinado y otros tantos farragosos menesteres de los que, muy abnegadamente, nos libra con el trabajo firme que desarrolla en su hogar. Mira, parezco un redactor del NODO, como molo.
De todas formas, y pese a la ayuda inestimable de la madre puta de la hija de puta de mi madre, nuestra casa requiere al menos una limpieza en profundidad, y de esta limpieza profunda se encarga la siniestra figura de la señora de la limpieza.
Soy un icono sexual del nuovo siglo, fóllame
Yo siempre he querido, es más, siempre HE DESEADO que mi madre tuviese a bien contratar a una chica joven, extranjera, preferentemente de alguna raza inferior, sudamericana mejor que negra, y por supuesto mejor que rumana. Me hubiese gustado ver revolotear por casa a un bombonsito de 18 años, venezolano, Hondureño tal vez, incluso ecuatoriano, qué cojones, que me dijera papito y se me insinuara voluptuosamente, una puta de ultramar sobre la que poder ejercer mi superioridad racial y mi tiranía sexual.
Pero no, claro que no, mi madre siempre contrata malditas españolas ajadas, enjutas, descarnadas y famélicas, de mirada perdida en el cansancio y voces de cazalla y partos que se amontonan en la memoria. Protozorras que rechazarían hasta en una isla en la que 200 marines hubieran estado aislados durante 20 años. Pero claro, mi queja no se queda en la superficie de la satisfacción sexual o no que me pueda producir el revoloteo de la tipa encargada de quitar la mierda de mi cálido hogar, porque de ser así parecería el grito futil de un niñato inmaduro y pagado de sí mismo, que por otra parte es lo que soy.
Si o sea, en mi puta mierda de opinión que no vale ni para tomar por culo, no tanto como arcángel pero casi no?
Lo que de verdad me enerva y me desconcierta, lo que de verdad me llena de odio y rabia, es el profundo desconocimiento que estas ultraputas infernales demuestran cuando se enfrentan a la limpieza del material informático de mi habitación. Si cien veces le repitiera a la señora en cuestión que no es bueno que deje la ventana de mi cuarto abierta de par en par, con un torrente de sol dorado incidiendo en mi teclado y mi monitor, cien veces me la encontraría abierta como si el puto Arcángel San Gabriel hubiese de venir a mi habitación a darme alguna puta noticia, y tuviese que pasar, alas incluídas, a través de ella.
Sin embargo, y aunque parezca imposible que haya algo más montruoso que lo que acabo de narrar, lo cierto es que lo hay. El Modem señores. El puto Cable Modem. LA PIEDRA ANGULAR DE MI VIDA y por ende lo que marca el devenir de mis días y mis horas. ¿Imagináis que una zorra os abriese el pecho con la hoja de un bisturí oxidado y os restregase el corazón con un trapo humedecido en Cristasol, arramblando sin miramientos con cuantas venas, arterias, nervios y músculos se pusieran en su camino? ¿Y que, ante vuestra cara de incredulidad, os dijera mientras destroza vuestras entrañas: "tranquilo chico, luego lo vuelves a colocar y listo"?
Intolerable!
Pues eso es exactamente lo que esta puta de la laguna estigia hace cuando limpia mis preciados y preciosos periféricos. El desdén que muestra hacia el delicado equilibrio casi divino que hay bajo mi mesa me produce tanta amargura que he decidido no mirar, ni siquiera somarme al caos que la muy puta desencadena con sus malignos artilugios de limpieza, con los que por otra parte retira el semen seco, la sangre y demás fluidos corporales que se vana cumulando en mi cuchitril durante los días. Pero es una injusticia y una temeridad que las señoras de la limpieza no reciban una formación adecuada, y es muy peligroso que nadie les sepa ni quiera advertir del peligro que corren al tocar de una forma tan negligente los instrumentos de VIDA de personas como yo.
No quiero pensar en lo que podría ocurrir si un día llego a mi habitación tras haber sido ésta limpiada, y me encuentro desconectado del único mundo que conozco porque una zorra analfabeta ha frotado demasiado fuerte con un trapo de algodón. Es la Guerra de los Mundos señores, el mundo de la Edad Oscura, de las señoras feas de pelo corto y mal olor corporal, frente al mundo luminoso de Internet y los foros, fuente de amistades sin par, conocimiento y verdad.
Si mueres luchando contra una de ellas, entras al cielo directamente como Admin. No lo olvides.
De todas formas, y pese a la ayuda inestimable de la madre puta de la hija de puta de mi madre, nuestra casa requiere al menos una limpieza en profundidad, y de esta limpieza profunda se encarga la siniestra figura de la señora de la limpieza.
Soy un icono sexual del nuovo siglo, fóllame
Yo siempre he querido, es más, siempre HE DESEADO que mi madre tuviese a bien contratar a una chica joven, extranjera, preferentemente de alguna raza inferior, sudamericana mejor que negra, y por supuesto mejor que rumana. Me hubiese gustado ver revolotear por casa a un bombonsito de 18 años, venezolano, Hondureño tal vez, incluso ecuatoriano, qué cojones, que me dijera papito y se me insinuara voluptuosamente, una puta de ultramar sobre la que poder ejercer mi superioridad racial y mi tiranía sexual.
Pero no, claro que no, mi madre siempre contrata malditas españolas ajadas, enjutas, descarnadas y famélicas, de mirada perdida en el cansancio y voces de cazalla y partos que se amontonan en la memoria. Protozorras que rechazarían hasta en una isla en la que 200 marines hubieran estado aislados durante 20 años. Pero claro, mi queja no se queda en la superficie de la satisfacción sexual o no que me pueda producir el revoloteo de la tipa encargada de quitar la mierda de mi cálido hogar, porque de ser así parecería el grito futil de un niñato inmaduro y pagado de sí mismo, que por otra parte es lo que soy.
Si o sea, en mi puta mierda de opinión que no vale ni para tomar por culo, no tanto como arcángel pero casi no?
Lo que de verdad me enerva y me desconcierta, lo que de verdad me llena de odio y rabia, es el profundo desconocimiento que estas ultraputas infernales demuestran cuando se enfrentan a la limpieza del material informático de mi habitación. Si cien veces le repitiera a la señora en cuestión que no es bueno que deje la ventana de mi cuarto abierta de par en par, con un torrente de sol dorado incidiendo en mi teclado y mi monitor, cien veces me la encontraría abierta como si el puto Arcángel San Gabriel hubiese de venir a mi habitación a darme alguna puta noticia, y tuviese que pasar, alas incluídas, a través de ella.
Sin embargo, y aunque parezca imposible que haya algo más montruoso que lo que acabo de narrar, lo cierto es que lo hay. El Modem señores. El puto Cable Modem. LA PIEDRA ANGULAR DE MI VIDA y por ende lo que marca el devenir de mis días y mis horas. ¿Imagináis que una zorra os abriese el pecho con la hoja de un bisturí oxidado y os restregase el corazón con un trapo humedecido en Cristasol, arramblando sin miramientos con cuantas venas, arterias, nervios y músculos se pusieran en su camino? ¿Y que, ante vuestra cara de incredulidad, os dijera mientras destroza vuestras entrañas: "tranquilo chico, luego lo vuelves a colocar y listo"?
Intolerable!
Pues eso es exactamente lo que esta puta de la laguna estigia hace cuando limpia mis preciados y preciosos periféricos. El desdén que muestra hacia el delicado equilibrio casi divino que hay bajo mi mesa me produce tanta amargura que he decidido no mirar, ni siquiera somarme al caos que la muy puta desencadena con sus malignos artilugios de limpieza, con los que por otra parte retira el semen seco, la sangre y demás fluidos corporales que se vana cumulando en mi cuchitril durante los días. Pero es una injusticia y una temeridad que las señoras de la limpieza no reciban una formación adecuada, y es muy peligroso que nadie les sepa ni quiera advertir del peligro que corren al tocar de una forma tan negligente los instrumentos de VIDA de personas como yo.
No quiero pensar en lo que podría ocurrir si un día llego a mi habitación tras haber sido ésta limpiada, y me encuentro desconectado del único mundo que conozco porque una zorra analfabeta ha frotado demasiado fuerte con un trapo de algodón. Es la Guerra de los Mundos señores, el mundo de la Edad Oscura, de las señoras feas de pelo corto y mal olor corporal, frente al mundo luminoso de Internet y los foros, fuente de amistades sin par, conocimiento y verdad.
Si mueres luchando contra una de ellas, entras al cielo directamente como Admin. No lo olvides.