Yo he temido a esta silueta cuando se dibujaba en el horizonte y estaba pescando con menos papeles que una liebre, o iba en la moto de algún amigo, también con menos papeles que una liebre, o cuando estaba con la pajarera, o merodeando algún sitio para entrar a sustraer objetos que necesitaba y que por mis circunstancias personales de pobreza no podía adquirir de forma ordinario o legal.
Dicen que era un vehículo extremadamente versátil y que zigzagueaba por los polvorientos caminos de las dehesas con la agilidad de un podenco a la carrera. Sigiloso y mimético. Pequeño y manejable, podía girar en recovecos de arroyos y bancales. Su reducido peso hacía que no se hundiese en los barbechos después de las primeras aguas otoñales. Era un todo terreno, incluso, había una leyenda urbana que decía que había uno 4x4.
Los galgueros y demás furtivos de mi zona los temían, eran como lobos cazando cuando emprendían una persecución, nunca desvanecían ni se les podía despistar. Si la persecución duraba más de 20 minutos te podías dar por pillado porque era cuestión de tiempo que en cualquier cruce de caminos, en cualquier vaguada, detrás de unos arbustos a modo de emboscada; saliesen más y te acorralasen en una perfecta coordinación con la técnica de una manada de lobos.
Había que ser muy experto en el manejo de la Rieju o la Puch Cóndor, además de conocer la zona como solo un furtivo puede hacerlo, para despistarlos. Algún caso se ha dado, pero como te cogiesen el husmo no te librabas, eran verdaderos sabuesos.
En mi pueblo se les conocía como "el cuatro latas", se avisaba de su presencia a los paisanos con: cuidado que andan por ahí los del cuatro latas, o ha pasado el cuatro latas ahora, o esta dando muchas vueltas el cuatro latas hoy por aquí y esos buscan algo, etc.