Paco Jémez ha cometido (una vez más) el error que a punto estuvo de cometer Setién este año: llevar sus ideas futbolísticas hasta el final y morir con ellas.
Muchos béticos estaban hasta los cojones de Setién. Planteaba un dibujo táctico que dejaba a la defensa muy desarropada respecto al medio campo, o una delantera muy poco asistida, lo que se traducía en recibir mucho y marcar poco. Otras veces se alineaban jugadores que no aportaban absolutamente nada al juego. Y su gusto por sacar el balón tocado provocaba que llegaran demasiados balones a Adán, teniendo este que arriesgar más de lo debido, y costando algún gol.
Pues se le dio el toque, se le dieron herramientas para cambiar y la cosa ha cambiado radicalmente.
La llegada de Bartra permite jugar con tres defensas y 2 carrileros, lo que genera más seguridad atrás (los goles en contra desde que se usa este dibujo se cuentan con una mano) y mayores llegadas (hoy ha marcado el lateral izquierdo y el derecho ya lleva 6 asistencias en Liga).
Se han eliminado bultos de la plantilla: Tosca, Narváez...yo qué sé. Si no están, el riesgo de tener que usarlos es 0.
Y, sobre todo, no se exige al portero que saque el balón jugado. Los delanteros rivales ya saben que no tiene sentido presionar tan arriba, dejan espacios, se arriesga menos en la salida...
En fin, que ser entrenador y cabezón esta bien, pero hay que saber cuándo envainártela para jugar tus cartas de la mejor manera posible.