Infinidad de cortes, desprecios y pagar el pato por las cabronadas de otros, o sencillamente por no cubrir las espectativas físicas de esa chica, es lo que he recibido unos cientos de veces, hasta que consiguieron lo que querian, que me "retirase del mercado".
El mayor de todos no han sido insultos ni frases hirientes (que a uno le hunden la moral, pero que a veces incluso dan pistas sobre lo que no les ha gustado y por muy crítica destructiva que sea, de algo puede servir), sino las indiferencias... el típico quedarse mirandote como diciendo "¿y este? ¿que cree que está haciendo?", y luego darse media vuelta y pasar olimpicamente, reduciéndome a la inexistencia, borrandome incluso de su memoria a corto plazo en menos de un segundo.
He de reconocer, avergonzado, que a veces he respondido con violencia física a tal comportamiento, y digo avergonzado porque a fin de cuentas fui yo el que le entró para conocerla (y, reconozcamoslo, para ver si podia conseguir algo con ella). Pero ese comportamiento está catalogado como "malos tratos" en los casos de convivencia en pareja o maltrado infantil, y está penado por la ley. Como en este caso concreto no es un familiar que nos imponga ese "castigo", se deja pasar.
Pero marca, marca profundamente y siembra la semilla del odio. Un simple, "mira, lo siento pero es que me entran muchos tios y no os puedo hacer caso a todos, y lo siento pero no me gustas ¿vale?", sería una auténtica bendición. Si luego el tio ya se pone pesado, entonces sí es efectiva la indiferencia.
La crueldad gratuita es nefasta y causa muy graves perjuicios, esos son revertidos contra las mujeres en el futuro, que a su vez nos los devuelven, y la cosa no tiene pinta de acabar muy bien.
Odio esta mierda de situación social.