Comento que ya hace unos días que he visto el remake, aunque haya poco que decir. Sólo que parecen muy correctas las actuaciones de todos los que intervienen en la película -incluso creo que Michael Pitt no desmerece al enorme Arno Frisch de la original-, y que en el plano fotográfico la película me ha gustado mucho.
A mí, más que un borrón en la filmo de Haneke, me parece una anécdota. Los americanos querían la película, y él puso sus condiciones. Dentro de lo malo, hemos salido bien parados.
pioneer rebuznó:
A mi Funny Games (la original que es la que he visto pero no diferira demasiado de el remake) me parecio un INSULTO.
Un ejercicio de sadismo como he leido por aqui, pelicula completamente hueca y que solo busca el impacto por la via directa, sin elegancia, sin estilo, sin mas mensaje que rascar. Cualquier pelicula porno de tres al cuarto es mas profunda y me atreveria a decir que tiene mas argumento ("MEMOrable" el plano donde el psicopata tirillas se pone a buscar el mando para viajar en el tiempo y salvar a su hamijo; realmente logrado

)
Con seguridad la peor pelicula que he visto en los ultimos años.
Se podrían buscar mil y una teorías gafapastiles para explicar la actitud de los torturadores, desde el vacío existencial que lleva a la negación de una dimensión moral en el ser humano, abrazando completamente la visión absurda de la existencia, hasta la simple diversión de dos chicos burgueses para los que la vida ya no guarda ningún anhelo ni ningún objetivo.
La versión de Haneke es simple: quiere mostrar la violencia incondicional y generar en el espectador un impacto, que le haga rechazar la sociedad actual impregnada de violencia hasta los topes. Puedes creerte su visión del argumento o no; puedes decir que sólo busca el morbo y lo gratuíto, que la película es completamente hueca, pero aún en ese caso le estarías dando la razón. Ésa es su intención.
A mí la película me encanta. Me fascina el desarrollo psicológico de los personajes, cómo se enfrentan a una situación límite, cómo mutan dentro de sí mismos, cómo muestran sus distintas caras. Me gusta ver cómo el director le da la vuelta a la tortilla y cuestiona -con un diálogo directo al espectador- la lógica empatía hacia las víctimas.
Ese último aspecto es una de las cosas que más me fascinan del cine del tito Michael: en sus películas, hay momentos en los que se trasciende el propio cine. Por ejemplo, el momento del mando u otros en los que los personajes hablan con el espectador, en los que esos personajes son conscientes de que están dentro de un filme. Se me viene a la mente
Caché, película sobre la que se barajó a la hora de explicarla, no sin razón, la posibilidad de que el que enviase las cintas que atormentan a la pareja protagonista fuese el propio Haneke, en otro juego metacinematográfico más.