Hola Hamijitos
Pensé que os gustaría leer desde el otro lado del espejo la historia de Olord Vater.
Estaba yo tomando el te con mis amigas a media tarde cuando apareció el merluzo este con una trompa que no se tenía en pie y venga a dorarme la píldora, que –esta mal que yo lo diga pero…- para tener 68 años, seis hijos y cuatro nietos una está todavía muy apetecible.
-“Hola, guapa. Estudias o trabajas?”
-“Vd. se confunde joven. Yo no soy de esas”
-“Anda ven, cordera, que te quiero enseñar una cosita”
Y una servidora, que es servicial y limpia, para complacerle, mas que nada, me lo llevé a casa, le hice quitarse los zapatos, que venía todo sucio (servidora tenía el suelo que se podían comer esparraghettis) y calzarse unas zapatillas de peluche con forma de ardillas que tenía mi difunto Abelardo, y le hice pasar para a la salita de invitados.
En vista de que insistía en tener contacto carnal, fui al dormitorio y salí “full-equip” braguitas rojas de raso, dildos y strap-on. No detallaré para no herir susceptibilidades, pero creo que le gustó casi todo. Mientras me hacía el cunillinguhs farfullaba que en la vida había visto chocho tan peludo, y eso que de ombligo para arriba voy depilada total.
Desde entonces me llama un día si y el otro también y lo cierto es que se está haciendo pesado ya, que ni ir con mis amigas puedo. ¡Que una no es dueña de su tiempo cuando tiene un hombre que la atosiga asín! Y le dije que se fuera a tomar viento cual veleta. Se ve que no le gustó que se lo dijera porque me amenazó con contar nuestra historia en el Diario de Patricia y al final veo que lo ha hecho en este foro.
Maru.