Nuestras pifias deportivas: hilo para inútiles del deporte

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Desde que tengo uso de razón he odiado el fútbol. Pues me he visto obligado a jugarlo durante toda mi infancia porque los niños de mi barrio/colegio/instituto no jugaban a otra puta cosa, y lo iba alternando con quedarme de margi por el recreo solo o con algún otro loser. Siempre me ponía de portero, y además me daban miedo los balonazos, aunque he de decir que a base de años de jugar de portero forzoso llegué a ser medio decente.
 
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Por eso mismo me alegra que a alguien le vaya peor que a mi.

Verruga guarda la línea creo. Lo mío es normal porque me como los Donuts de 4 en 4.

Haz como yo, te papeas dia si y dia tambien el youtube de strongman tarrako, y suelta después todas las frases molonas que oigas.

Hay gente que esta hasta la polla de oirme decir que estoy en fase de volumen, y cosas como "come, calla y entrena".

By the way, las rutinas son lo mejor, pero si tienes una mentalidad caótica, son una prision, yo ando entre dos mundos, y me hago pajas.
 
Yo tengo que decir que siempre fui más de tenis que de fútbol. Solo que como bien decía @Lollercoaster uno a esa edad casi se sentía obligado a jugar a fútbol para no sentirse un bicho raro.

Siempre jugué a tenis, incluso en esos años de desastres futbolísticos. Así que cuando me expulsaron por follonero me metí de lleno en el tenis. Me apunté a un club de tenis donde iba la gente guay. No los futboleros que eran unos muertos de hambre. Y ahí que empecé a competir por toda Cataluña. Y tengo que decir que en eso no era malo. Incluso era tirando a bueno. Sin modestia alguna lo digo. Para una puta cosa en que era bueno.

El problema? Que no sabía perder. Nunca he sabido perder en temas deportivos. Con lo que era una especie de John McEnroe rompiendo raquetas. Me cargué unas 6 o 7 a hostias contra el suelo, con lo que mis padres se hartaron de comprarme raquetas y me dijeron que me controlara porque ya no se compraban más.

En esos años descubri el tabaco, la fiesta y la mala vida, con lo que cada vez fui pasando más del tenis. Si hubiera seguido seguramente hoy en día sería un Rafa Nadal y me reiría de vosotros que sois pobres. Pero la noche me confundía. Así que me hice forero y hasta hoy.
 
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Si hubiera seguido seguramente hoy en día sería un Rafa Nadal y me reiría de vosotros que sois pobres.
Sí, seguramente. ¿Por qué no? Soñar es gratis. Y lucirías el tatuaje ese horrendo que te hiciste en las zonas más exclusivas de Wimbledon.
 
Yo jugué unos años a baloncesto, durante un tiempo llegué a jugar con gafas como Horace Grant. Nunca me eligieron. Entré al equipo porque faltaba gente. En unas pruebas al año siguiente fui descartado y fui al equipo c donde era suplente. Una vez me dieron un cabezazo en la nariz que me dejó sangrando a lo bruto. Las gafas me las tiraron varias veces. Luego empecé a jugar con lentillas. Un compañero me cogió manía y se burlaba de mí pero con odio. Había otros que se burlaban de mí pero sin maldad. Era malo pero no horrible. Driblar y botar no era lo mío pero tenía ciertas luces en visión de juego y no tenía mal tiro; aunque me faltaba seguridad en mí mismo en los partidos.
 
Estamos todos de acuerdo en que nos pajeamos como monos.

No podríamos federarnos de alguna manera?

Yo creo que si nos podríamos federar, ademas, las pajas son un deporte no inclusivo, y aporta fluidez de articulación, tanto en varón como en hembra, por que tanto el fapening como tocar la guitarra quema calorías y suelta la muñeca.

Es mas, es una rutina que sigo dia a dia, dia que no lo hago, me noto raro, como si me faltase algo.
 
También jugué un tiempo al fútbol. Alternaba distintas posiciones pero en este caso sin ser un equipo federado. Eran un grupo de borrachos y gente de mal vivir que se juntaban los sábados por la tarde. Yo acudí a aquellos encuentros durante un periodo de unos cinco años que comprendió mi adolescencia y primera juventud. Allí había gente de todas las edades incluso un abuelo emigrante de la República Oriental del Uruguay. Esa gente blasfemaba y gritaba tratando de verse así mismos como unos hombres rudos y vigorosos. Mi nexo para acudir fue el padre de un imaginario y el propio imaginario.

Yo solía ser insultado a veces, despreciado en otras ocasiones, daba pena en otras. Jugué de portero durante un tiempo. Me solía quedar bajo el arco pensando en mis cosas rezando para que no llegara la pelota al área grande. Los fallos eran gravemente echados en cara." ¿eres bobito?" se me espetó en una ocasión por no salir a por un balón en el área pequeña. "este chaval no está bien" se me insinuó en otra ocasión esta vez como jugador de campo aunque en esta ocasión no recuerdo el motivo.

En una ocasión logré parar un balón a bocajarro. Despejé un chute fuerte que volvió a caer a los pies del delantero que volvió a chutar esta vez fuera a propósito. Tenía todo a favor para hacer gol pero le dí pena.
 
¿Por qué muchos de los foreros tenemos la misma anécdota futbolera?

A mí nunca me ha gustado el fútbol, siempre fui de baloncesto. Pero claro, todo el mundo jugaba al fútbol, a los de mi clase a veces les faltaba alguno, y algunas veces acababa cediendo a la presión social y jugando de defensa a un lado, en esencia para ponerme en medio cuando atacaban los otros, siempre con nefastos resultados. Incluso un año quisieron hacer un equipo para competir en una liga intercolegial, y me acabaron liando. Chupé banquillo el 95% del tiempo, aún recuerdo la expresión de mi padre todos los sábados cuando iba y venía en el coche, mirándonos ambos sabiendo que no iba a salir a jugar, y que de salir sería 5 minutos y de relleno, por pena.

Mi culmen futbolero fue un día jugando, contra la clase rival (puto octavo A), que llegamos a los penaltis y fueron metiendo (o fallando) por parejas, manteniendo el empate. Allá que tira el rival un penalti, lo falla, y me toca a mí. Toda la presión de la clase, todos los "guays" arropándome y diciéndome dónde y cómo tirarlo, las niñas más populares vitoreando mi nombre. Se hace el pasillo, colocan el balón, el portero sonríe sabiendo que soy el más paquete del equipo, casi saborea ya mi fracaso, y allá que voy, cojo carrerilla y meto un zambombazo con toda la fuerza y rabia que tenía. El portero se queda parado, sonriendo, y el trallazo va al centro, pero golpea el larguero y acaba en el fondo de la red. Después de un silencio de segundos, el portero blanco paralizado y todo el mundo explota en júbilo, me abrazan, me vitorean, y me llevan en volandas hasta clase, ya que había acabado el recreo. Uno de los días donde me sentí más integrado y popular, donde fui el puto héroe para mis coetáneos de EGB.

Al día siguiente nadie se acordaba de aquello, y volví a ser el mismo niño gafotas y empollón al que nadie hacía caso. Pero todavía me acuerdo de Elenita dándome un beso en la mejilla y restregándome sus prototetas por haber metido un patadón a un cacho de cuero y colarlo al fondo de una red.
 
Yo era tan malo en todo, que acabé llamando a la Federación Española de Deportes de Invierno, para preguntar si había algun sitio en Madrid donde se jugara al curling. Efectivamente, por entonces no había ninguno. Allí se esfumaron todas mis oportunidades de ser olímpico algún día. Con lo que se folla en unos JJOO.
 
Yo siempre fui un mierder en todo deporte de equipo, a quién voy a engañar. En fútbol me cogían el tercero o el cuarto por la cola cuando al rarito y al maricón les daba por jugar. Si se iban a comer tierra y a cambiar conjuntos con las niñas respectivamente entonces quedaba en el duelo final con el otro paquet y ahí ya ganaba yo sólo por ser de los mejores amigos de uno de los que escogía, que si no ni eso.

En baloncesto tampoco era mucho mejor la cosa...

Al final decidí que a mí me sacan del agua y no soy bueno en el deporte.
 
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