Tiboroski rebuznó:
Edito: Explicación científica sencilla de por qué es como usted dice. Sin ladrillacos ni copypasteos. Tal cual usted lo haya entendido según sus lecturas.
Veamos, la teoría dice que engordamos porque se desregula el mecanismo que se encarga del tejido graso en nuestro organismo. La células grasas absorben calorías que se necesitan en otro lugar para el buen funcionamiento del cuerpo, con lo cual debe comer más para compensar.
Resumiéndolo muy mucho, es tal que así:
-Los hidratos de carbono elevan el azúcar en sangre, por lo cual estimulan la producción de insulina, la cual se encarga de retirar la glucosa del torrente sanguíneo.
-La insulina, para ello, indica a las células grasas que cierren el grifo y en cambio recojan todos los ácidos grasos que puedan del torrente sanguíneo.
-Las células grasas engordan, por tanto (ya sea con la grasa presente en la dieta o con la glucosa convertida como tal en el hígado).
-La grasa se queda ahí, a la espera de que la insulina afloje un poco nomás, para así poder salir de las células grasas e ir a los demás tejidos del organismo.
-Una alimentación rica en hidratos de carbono provoca que los niveles de insulina sean mucho más elevados durante más tiempo de lo que sería lo normal.
-La insulina, a la vez que cierra el grifo de las grasas, también cierra el de las proteínas y los hidratos de carbono del hígado y los músculos. Consecuencia: las células se mueren de hambre, y esto repercute directamente en nosotros, que o adelantamos la hora de comer de nuevo, o comemos mucho más de lo que querríamos, o ambas a la vez.
Y así es cómo se crea la paradoja del almacenamiento de grasa y la desnutrición. Con la insulina excesivamente alta, casi toda la energía consumida va a los depósitos grasos, y las demás células se quedan con "hambre".
En presencia de insulina elevada, la grasa y la glucosa convertida en grasa va a los depósitos grasos. La glucosa restante va a los músculos y demás células del cuerpo. Cuanto más resistente a la insulina es un tejido, más energía va hacia los otros, que sí son sensibles y les resulta más sencillo almacenar la energía que el tejido resistente no ha "querido". Por norma general, el músculo tiene más facilidad para ganar resistencia que el tejido graso.
Digamos que si uno come menos para perder peso, es más o menos como si un niño pretende no comer para dejar de crecer. Crecerá igualmente... pero con deficiencias. Así pues, si un gordo come mucho menos de lo que su hambre le indica, se arriesga a tener problemas serios de salud, ya que prácticamente todas las calorías van al tejido adiposo, no al resto de los tejidos. Eso explica que los gordos que hacen dieta se vuelven más apáticos y desganados, pues si no pueden comer lo que el cuerpo les exige, entonces se moverán menos para ahorrar energía.
Resumiendo: vamos, que sí, que si comes como un auténtico cerdo, engordas. Pero te aseguro que comiendo como un cerdo bollos engordas MUCHÍSIMO más que con jamón serrano. Eso, sin contar con que el jamón serrano sacia MUCHÍSIMO más que los bollos. Lo que vengo a decir es que la teoría del balance energético es una estupidez simplista que no quiere ir a la verdadera causa del problema.