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A ver, mariquitas.
Hace 24 años intenté quedarme despierto para ver a la selección de baloncesto jugar contra EE.UU. en la final de Los Ángeles. Tenía 9 años, y me quedé dormido pese a mis esfuerzos por mantener la vigilia, y eso que mis padres me habían dado permiso para hacerlo. Al levantarme me enteré de que habían perdido, y luego, unos años después, vi frente a quién: Jordan, Robinson, Ewing...
Recuerdo a esa selección de baloncesto perfectamente. A los Corbalán, Romay, Martín, Margall, Chicho Sibilio, Jiménez... más tarde, y durante muchos años, cuando echaban un partido de España por la tele con dificultad reconocía a cuatro o cinco de los jugadores (¿Rodilla? ¿Quién es Rodilla? ¿El de los sandwiches?) y desde luego esa selección -y en general el baloncesto- no despertaba ni la mitad de la mitad del interés de aquélla otra. Hoy, veinte años después, hay una selección que incluso supera a la anterior, que ha sido campeona del mundo, que ha sido subcampeona de Europa, que está de nuevo en la final de unos JJ.OO. Y venís aquí con la queja, con la crítica, con el llantito y con la mierda de siempre. Cuando esta generación pase ya cambiaréis el discurso, y diréis "jó, qué no daría yo por volver a ver un partido de mierda como contra Lituania en la semifinal de Pekín".
Menos llantitos, menos críticas y más disfrutar de este momento. ¿Significa esto que aunque no metan un puto punto no les podamos decir nada? No, por supuesto que no, pero si criticáis, criticad poniendo en perspectiva lo que estáis criticando, que esta selección ha sido la mejor de la historia en este deporte, y aún nos puede dar una alegría más. Que en España tiramos piedros contra nosotros mismos cuando somos una mierda y los seguimos tirando cuando no lo somos, como ahora; hay que joderse, lo que nos gusta despellejarnos...
Hace 24 años intenté quedarme despierto para ver a la selección de baloncesto jugar contra EE.UU. en la final de Los Ángeles. Tenía 9 años, y me quedé dormido pese a mis esfuerzos por mantener la vigilia, y eso que mis padres me habían dado permiso para hacerlo. Al levantarme me enteré de que habían perdido, y luego, unos años después, vi frente a quién: Jordan, Robinson, Ewing...
Recuerdo a esa selección de baloncesto perfectamente. A los Corbalán, Romay, Martín, Margall, Chicho Sibilio, Jiménez... más tarde, y durante muchos años, cuando echaban un partido de España por la tele con dificultad reconocía a cuatro o cinco de los jugadores (¿Rodilla? ¿Quién es Rodilla? ¿El de los sandwiches?) y desde luego esa selección -y en general el baloncesto- no despertaba ni la mitad de la mitad del interés de aquélla otra. Hoy, veinte años después, hay una selección que incluso supera a la anterior, que ha sido campeona del mundo, que ha sido subcampeona de Europa, que está de nuevo en la final de unos JJ.OO. Y venís aquí con la queja, con la crítica, con el llantito y con la mierda de siempre. Cuando esta generación pase ya cambiaréis el discurso, y diréis "jó, qué no daría yo por volver a ver un partido de mierda como contra Lituania en la semifinal de Pekín".
Menos llantitos, menos críticas y más disfrutar de este momento. ¿Significa esto que aunque no metan un puto punto no les podamos decir nada? No, por supuesto que no, pero si criticáis, criticad poniendo en perspectiva lo que estáis criticando, que esta selección ha sido la mejor de la historia en este deporte, y aún nos puede dar una alegría más. Que en España tiramos piedros contra nosotros mismos cuando somos una mierda y los seguimos tirando cuando no lo somos, como ahora; hay que joderse, lo que nos gusta despellejarnos...