No hace muchos años en mi ciudad hubo un caso que fue muy comentado: el de un estudiante de medicina que asesinó y troceó a su compañero de piso, utilizando el método del descuartizamiento y bolsas de basura. Y no hubiera sido descubierto de no haber latido en él la necesidad de comentar su hazaña con otros compañeros. Es triste cometer un crimen perfecto y no darlo a conocer. Es como si no lo hubiéramos cometido, como esas historias que nos inventamos para darle una relevancia a nuestra persona que en realidad no tiene. Tuvo que jurar ante la policía que había asesinado a su compañero para que le creyeran. Patético. Eso sí, antes de declarar su culpabilidad acudió al examen de "disección" en el que obtuvo sobresaliente. Lamento que hayamos perdido a tan experto cirujano.