La familia León ha vivido en sus propias carnes la crisis en el mundo de la construcción. Tanto Montse como Agustín trabajaban en dos empresas constructoras como jefa de personal, y como jefe de administración.
En los tiempos de bonanza nunca faltó dinero en la casa. Tanto era así que sus ingresos ascendían a más de 9000 euros. Esto hizo que invirtieran en bienes inmuebles y terrenos. Un piso en Sabadell de 400 metros, valorada en un millón doscientos mil euros, terrenos en Gerona y Soria, un Mercedes familiar, una autocaravana y una moto de 250cc capricho de su marido.
El problema no tardó en llegar. Las constructoras para las que trabajaban prescindieron de sus servicios. Los dos se quedaron en el paro, y con lo que les paga el INEM no llegan a pagar las letras hipotecarias de sus dos viviendas.
Montse y Agustín, los cabeza de familia, tendrán que tomar decisiones que ni ellos mismos imaginan si quieren solucionar su crisis.
La familia Moratalla Serra es una pareja joven que espera la llegada de un bebé. Durante varios años Javier y Lucía vivieron una óptima situación económica, por lo que decidieron comprar varias propiedades. A pesar de los gastos, los Moratalla no escatimaban en nada: ni viajes ni compras ni salidas con amigos. Los dos jóvenes se convirtieron en una pareja de compradores compulsivos que, con frecuencia, abusaban de las tarjetas de créditos. Sin embargo, con la llegada de la crisis del ladrillo, sus trabajos se vieron resentidos y pronto las numerosas facturas que les llegan cada mes se han convertido en un grave problema.