A mi me corta el pelo una milfa de unos 45 años que tiene un culazo de impresión, y encima me ofrece una buena conversación entre el jijijiji y el jajajaja le lanzo indirectas erótico-festivas, pero en plan suave, para que el mongolo de su marido, que a veces anda por el local no se deprima, especialmente cuando ve que un hombre más joven, más bello y con pelazo como un servidor le tira los trastos a su señora.
Lo que menos me gusta es que tiene contratados a un búlgaro gordo y maricón perdido, de esos de color marrón, que pega unos gritos estruendosos que me dan dolor de cabeza. Además de este personaje tiene contratada a una sudaca de idéntica textura y hedor que, claro está, no tocan mi melena leonina ni de broma.
La realidad es que voy a esa peluquería a que me corte el pelo o me arregle la barba porque me pone muy morcillón la citada señora, aunque su trabajo lo hace muy bien, claro está.