Os falta introducir una variable en esta coyuntura de la amistad. Es la edad. Repito las acertadísimas palabras de Cioran acerca de la amistad: La amistad sólo resulta interesante y profunda en <st1:PersonName productid="la juventud. Es" w:st="on">la juventud. Es</st1:PersonName> evidente que con la edad lo que más se teme es que nuestros amigos nos sobrevivan.
La amistad en la juventud y adolescencia tiene mucha más importancia que después, mucha más. Cumple la función de satisfacer la necesidad de pertenencia a un grupo, al que sea, y de aprendizaje del entorno social. Así, cualquiera durante su adolescencia se ha sentido absolutamente hermanado con sus amigos, o mejor dicho, con el grupo de amigos. Se forma un bloque sólido, en el que hasta la indumentaria es común y uniforme -cosa que en el caso de las tías se acentúa más compartiendo ropa y comprándose prendas iguales-. Los amigos son el centro del universo, del mundo y por lo que daríamos la vida. Esto, evidentemente, y en todos los casos -y si no, mal- acaba diluyéndose, y uno se empieza a relacionar con las personas de manera individual y no grupal, y aprende a que los amigos van y vienen y que sólo unos pocos -muy pocos, a veces ninguno- permanecen durante muchos años.
El primer elemento extraño que desconfigura las amistades son las tías -en el caso de amigos varones y heterosexuales-. Entra una, se llevan a uno. Entra otra, se lleva a otro. El segundo factor que interviene, por orden cronológico, es el trabajo. Uno de repente se pone a currar y ya le tienes medio fuera del grupo.
El día tiene veinticuatro horas por muy temprano que uno se levante, y es evidente que si se tiene novia no se puede estar todo el día con los amigos, y hay que elegir, y se elige lo nuevo, lo que emociona: la novia. Es evidente también que se puede hacer bien, no como el amigo este de Moporday, que lo hace como el culo. Es evidente también que aquel que no avanza, que no progresa, que se estanca, que no entiende que las cosas tienen su época, sus fases y acaban para convertirse en otra cosa distinta es el que grita desde atrás que jo, que antes estábamos todos juntos todo el día y nos lo pasábamos bien y ahora ya no blablabla. Este, por lo general, es el que se ha quedado encallado en un modo de vida adolescente, y que con 25 o más años aún no madura, y se resiste a que las cosas cambien y evolucionen, como señalaba acertadísimamente Costra.
A ver, señores, que es normal que los amigos se distancien. Que es normal que otras cosas entren en la vida de uno y ocupen su sitio. Que es normal que se deje de pasar las tardes enteras muertas con los amigos a partir de cierta edad. Mirad a vuestros padres, a ver si tienen la misma relación con sus amigos que vosotros con los vuestros. Mirad a ver si tienen el mismo número de amigos, si hay "grupo", si hay, me atrevería a decir, amigos.
Lo que no está bien es que de la noche a la mañana, y por un coño, uno se ciegue y deje de tener toda relación con los amigos, lo que no está bien es que uno de repente se agilipolle por una tía hasta el punto de que no reconozca a nadie, pero bueno, esta gente suele llevar en el pecado la penitencia, y tarde o temprano acaban pagando por sus faltas, y cuando se quieren dar cuenta, están con el culo al aire, porque tiraron su mundo a la basura, se apuntaron al que otra les construyó y cuando este desaparece bajo sus pies se encuentran flotando en el vacío.