Reverte es Dios en la Tierra. Y aunque a veces se torne cansino por su afan de criticar a España, lo triste es que no le falta razón. Y sí, de vez en cuando también da la barrila con su barco o la guerra, pero se lo perdonamos porque no nos habla de cómo entrar a trapo o cómo disparan los serbios, sino cómo sería el mundo sin Trafalgar o que los contrabandistas fuman tapando el cigarrillo para que no les vean.
Además, que se mete con todo Dios, sean de izquierdas o de derechas, hombres o mujeres. Acuérdense los seguidores de los artículos sobre las erizas, el feminazismo o la acepción de la palabra "gallego". Este hombre lo que está es en contra de la estulticia y la hipocresía, de la España de charanga y pandereta y las ganas de salir en la foto.
Ojalá le tuviera de profesor de historia, daría gusto aprender con él. Y sabría cosas de este país que nunca me han llegado a mencionar y me he tenido que preocupar de buscar en libros por mi cuenta.
Es AMO y punto, hostias.