Kokillo rebuznó:
Cuenta coño, cuenta. Da igual que no fuera en una cocina.
Ok.
Pues hasta el año pasado, tenía otra cafetería, que llevábamos entre varios. Era más bien tipo café, para tomarse algo por las tardes mientras escuchabas algo de música. Tampoco servíamos comida.
Todo iba bien hasta que llegó el verano y la calor y empezaron a aparecer las primeras cucarachas. Cuando digo cucarachas me refiero a auténticos dinosaurios, porque las hijas de puta debían de ser mutantes porque eran de las más grandes que había visto nunca.
La empresa que nos llevaba el control de plagas nos hizo la fumigación que correspondía con la fecha, instalo trampas, etc... pero nos avisó que en esa zona había una plaga y que si el ayuntamiento no fumigaba el alcantarillado, ya podía volar yo el bajo y el edificio entero por los aires, que las cucarachas no cesarían.
La verdad que andar por esas calles daba mucho asco, tenias que ir con mil ojos porque las hijas de puta campaban a sus anchas por las aceras.
Con el calor más fuerte, empezaron a aparecer incluso cuando el local estaba abierto, que era más raro, incluso hubo que barrer alguna sigilosamente que correteaba entre las mesas mientras los clientes no miraban.
El local estaba limpio, se mantenía la limpieza, teniamos trampas, se fumigaba, pero no había manera, empezaron a aparecer cada vez más.
Cuando abrías el local, aparecían algunas que habían comido de los cebos por la noche, estaban bocarriba pero aún vivas. Yo siempre las barría y las tiraba vivas a la taza, y tiraba de la cadena para verlas irse por el WC.
Hubo una noche de especial calor, y cuando llegué al abril el local, había un montón, me dio por contarlas y barrí (aún lo recuerdo porque me dio muchísimo asco) 34 cucarachas, que también metí al WC.
Pues ese día, a cada momento aparecían por dentro de la barra, las paredes de fuera, incluso estaba hablando con un colega él y yo sentados por fuera en la barra, y de repente le vi pasearse una por encima de su pierna... pegó un bote que mandó el taburete a tomar por culo, y casi se muere del susto y asco, estábamos solos en el local y fue el colmo, decidí cerrar porque así no podíamos estar abiertos al público.
A la mañana siguiente vinieron a fumuigar por segunda vez en un mes. El tio me avisó de nuevo: puedo venir a fumigar todas las semanas, que si el ayuntamiento no fumiga también, le estoy haciendo una paja a un muerto.
Bien, el tío fumiga, cerramos el local 24 horas, y lo del día siguiente fue una de las mayores asquerosidades de mi vida...
Llegamos los 3 que llevábamos el local, para hacer de nuevo limpieza a fondo, quitar las cucarachas de la fumigación y abrir de nuevo con todo como una patena.
Al entrar al local, aquello parecía un campo de batalla de la 2º guerra mundial.... absolutamente todo el suelo estaba lleno, era exagerado, empezamos a grabarlo y a hacer fotos con el movil para mandarlo por whasap a los colegas de un grupo que teníamos que sabian el problema, y no daban crédito.
El que menos asco tenía de los 3 empezó a barrer, y nos dio por contear las que habían, hasta que llegamos a 300 unidades y dejamos de contar.... mi amigo llegaba con el recogedor LLENO hasta arriba de cuquis, y yo solo tiraba de la cadena, mientas veía como se ponían a mover las patas cuando tocaban el agua.... era verdaderamente asqueroso.
Limpiamos todo, se quedó todo impoluto.
A los 4 días, local abierto, partido de fútbol, pocos clientes por la intrascendencia del encuentro... y un cliente que justo estaba delante de nosotros (estábamos todos de cara a la pantalla) vemos como de la nada, aparece una cucaracha caída del techo, que cae sobre su cuello y se pone a corretear como si no hubiera mañana.
El tío pegó un bote, se le calló el mp3, ya que estaba escuchando a la vez el fútbol en la radio... montó un show increíble y pagó de mala gana y se piró refunfuñando...
Sólo tuvimos el café un par de meses más, y las cucarachas jamás se fueron del todo...