Criar palomas es de machos muy machos y mucho machos. Hay que tener sensibilidad para adentrarte en el mundo de esos seres delicados, comprender sus misterios, apreciar su belleza natural, ensimismarse con los brillos que refractan sus plumas, y su vuelo que de alguna forma te hace sentir libre en un mundo agobiante a pie de suelo. No, mira, una cosa te voy a decir, para cuidar palomas y que te guste la colombofilia hay que tener un par de cojones bien puesto. Yo nunca he visto a un marica cuidando palomas, porque mayormente los maricas, al igual que las mujeres, solo pueden verse a sí mismo. Un marica con tener un espejo y muchos trapitos y complementos para verse con ellos puestos le basta. Pero un criador de palomas, o sea, un macho, no quiere verse a sí mismo, quiere ver el grácil vuelo de esas bellas aves. Quiere sentir la libertad a través de los viajes de sus animales. Quiere comprender el territorio, el clima, la orografía, los fenómenos climáticos del planeta, las señales de orientación invisibles, los peligros y aventuras que tienen que sortear, en definitiva, quieren y aman la naturaleza en su conjunto. No solo mirarse el puto y hortera pirsing del ombligo.