No es ningun problema que a alguien no le guste el vino. Estoy hablando de fingir que te gusta, coño. Que no cuesta nada.
Hombre, pues qué quieres que te diga. A mí personalmente mentir es algo que se me atraviesa bastante, y más si sé que es por una razón espúrea como para obtener aceptación social o de un tercero. Hay algo dentro de mí que se rebela en estos casos y que hace que SÍ que me cueste, es más, que me impele a decir la verdad y no sólo eso sino a recalcar toda su crudeza, por ejemplo
- Qué, el vino?
(Pues ni fu ni fa, no me gusta ni me deja de gustar, si me dicen si quiero una copa digo que no porque no me apetece pero si me la ponen delante pues le doy un sorbo, a veces me gusta y a veces no. Yo qué sé, lo normal).
ESCENARIO NÚMERO 1: Sé que a esa persona LE ENCANTA el vino
- Es una bebida para pretenciosos y borrachos, lo odio. Mi madre murió de frío en la calle tras mendigar culos de botellas de vino por los restaurantes de Munich como una pordiosera, me trae malos recuerdos, me gustaría conocer a un enólogo y atraerlo hasta mi casa bajo falsos pretextos para colgarlo de los tobillos y rebanarle el cuello dejando que su sangre llenara varios cubos de vileda, eso sí que sería un buen tinto
ESCENARIO NÚMERO 2: Sé que a esa persona no le gusta el vino y que preferiría pedir otra cosa
- Es el néctar de los dioses, la natación de las bebidas espirituosas, en la antigua Roma se usaba para bautizar galeras, hay toda una pléyade de subnormales de nueva cuña que pretenden que no les gusta el vino, son gente altamente despreciable a la que habría que prohibir entrar en los locales, me dan mucho asco mi amor
Vaya que no te costará A TI.