Extracción de "El loco mundo de las citas locas". (Relato de fecha 02-11-2013).
Como la cosa va de gordas, os voy a contar la primera y espero que la última experiencia que tube con una.
Cuando contacté con ella por teléfono para asegurarme que no era ningún tipo intentando enredarme, me lo pintó todo muy bonito, no fumaba, no bebía, era limpia... pero eso sí me reconoció que estaba "gordita".
Me acuerdo perfectamente de mi desesperación de aquel verano que se iniciaba, y que se preveía largo y solitario, y con un dolor de huevos que arrastraba desde el invierno pasado y que se vería agudizado por la visión de nenas en minifalda y con generosos escotes a los cuales yo no podría acceder.
Si sumamos a esto los telediarios, informando sobre un montón de peña, todos en la playa e incidiendo con primeros planos sobre niñatas sonrientes en top-less... estaba claro que iba a ser un verano muy jorobado para mí.
El caso es que quedé con ella y de "gordita" nada. Era muy bajita y obesa, pelo negro y corto, lo cual acentuaba sus enormes mofletes, aunque eso si de cara era agradable, incluso pensé que con 50 kilos menos estaría más que presentable. Me vino en pleno verano con falda y botas altas. La ropa y todo lo que llevaba era de buena calidad, pero le sentaba fatal por las grasas abundantes que rezumaban su cuerpo.
Bueno, total, que cuando se presenta Carmen (nombre supuesto), me dice que venía de un pueblo en autobús y que para hacer tiempo se ha metido en la tripa un chocolate con churros. Yo pienso, jo, lo que me faltaba, 300 gramos más de grasa que tengo que aguantar si me voy a la cama con este adefesio.
El caso es que nos ponemos a hablar y no había trabajado en su vida, venía de familia de caciques con tierras, tractores, ganado, tiendas, coches, pisos en Salou, etc... Había hecho como muchas mujeres, la típica carrrera sólo por tener el título en la pared y de paso divertirse y ver si podía hacer boda con un hombre "adecuado".
Encima que Carmen era obesa, sus problemas grasientos se habían acrecentado por no realizar ninguna actividad laboral y encima tenía contratada una empleada doméstica porque no le gustaban las tareas del hogar.
Una vez habíamos hablado y después de comprobar que esta tipa era tan rica como imbécil, se me ocurrió subilra a mi casa con la excusa de tomar algo (y de paso a ver si podía descargar las pelotas). Nos sentamos y al poco se me ocurre darle un morreo por sopresa para ver como reacciona. La tipa reacciona bien, pero no ternimo de estar a gusto, su aliento sabe a hamburguesas, pimientos y churros. El caso es que le empiezo a quitar la ropa y la tia se deja. Primero salen unas tetazas gigantescas con unos pezones muy curiosos, del tamaño de galletas marías, le quito lo de abajo y en principio no huele mal ni nada y decido morrerarla un poco más, y al rato le meto un dedo en el coño ( que lo lleva afeitado) y luego subo un poco y le empiezo a sobar la pepitilla, lubricandola con sus fluidos, y acabo haciendole una bonita paja, mientras la tia me soba la polla.
Empieza a gemir y se corre, cuando termina de correrse me dice que le ha gustado mucho la pajilla y que se notaba que yo tenia experiencia...la cojo de la mano y me la llevo al dormitorio, pues le digo que me toca descargarme y ahora viene lo peor, cuando se tumba empiezo a morrearla para ver si puedo tener una buena erección y empiezo a oler algo repugnante, al principio creia que era mi imaginación por culpa de su aliento, pero no, esa peste era su coño. Sus fluidos con olor a pis olian que apestaban y empezaron a inundar todo el dormitorio.
Decido acabar cuanto antes y me pongo encima, Carmen me dice que me ponga una goma o no folla, me pongo la goma y empiezo a bombear asustado. Me austé porque yo creia que el pestuzo me iba a provocar un gatillazo, pero fué al revés, mi polla reaccionó muy bien, quizás sea por que esa peste tenía feromonas o algo excitante y misterioso que se me metió en el cerebro y me hizo reaccionar como un machote.
El caso es que ni tuve gatillazo ni eyaculación precoz, el polvo tuvo la duración adecuada y curiosamente el orgasmo fué muy satisfactorio.
Cuando acabamos de follar, ya estaba más calmado y con los huevos descargados me di cuenta de lo que había hecho.
Cuando ella salíó del baño, la vi en toda su extensión y descubrí la realidad, casi me pongo a llorar, a Carmen le olía el aliento, le olía el coño, los pezones eran una mierda y tenía un cuerpo con unas lorzas digno de ser llevado a un matadero de cerdos.
En resumen, se puso la ropa y por hablar algo, me estuvo contando una historia extraña y contradictoria de un novio de toda la vida que la llevaba a locales de intercambio de parejas, pero que a la vez era muy celoso y la acompañaba a todos lados y de repente va la tia y dice que no quiere perder el autobús y que se va a su pueblo a dormir.
Para mi vergüenza os diré que repetí el polvo a los siete días, exactamente con idénticos resultados y que fué el segundo y último, pues no merecía la pena estar con una persona que no me gusta y encima la vergüenza que pasé de que me vieran con ella por la calle.